Carta abierta a los representantes del cuerpo diplomático en Caracas

Honorables representantes:

Robo electoral no es acto de soberanía, es criminal. En el caso concreto del robo electoral que están haciendo civiles encabezados por Nicolás Maduro, se ha cometido otro acto criminal que aparenta respaldo de la Corte Suprema de Justicia a dicho robo.

Una trilogía de gobernantes ha querido lavarse las manos declarando abstención para simular no unirse a uno u otro lado del régimen madurista. La gente de todo el planeta sabe que la población venezolana está desarmada y por ello no ha hecho guerra civil para desalojar al régimen madurista.

También se sabe la enemistad entre el gobierno de Estados Unidos y los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Para nadie es secreto que esa enemistad puede derivar a conflicto armado en que Estados Unidos de un zarpazo puede descabezar a los reclutas de estos países (pero también es factible que haya advenimiento de un arreglo pacífico, dentro de las opciones visibles en la presente situación mundial).

Dentro de la rivalidad entre los actuales países poderosos, es imposible que un gobierno pueda desenvolverse fuera de ese forcejeo, pero hay que tener claro lo que es el «gobierno de Venezuela», pues desde hace mucho tiempo el régimen de Maduro no es reconocido por la mayoría de los países miembros de la ONU ni por la mayoría de la población venezolana (de la cual varios millones han huido del país). El régimen de Maduro se ha enganchado con países que están en pugna con Estados Unidos, mientras la inmensa mayoría de venezolanos está lista para aplaudir la juramentación de Edmundo González Urrutia que debe realizarse el 10 de enero próximo.

Es demasiado repugnante la terquedad del régimen madurista que, por no querer entregar su poder ilegítimo de mando de facto, causa un peligro de sometimiento ultrajoso a Estados Unidos, particularmente para los militares que han jurado dar su vida por el bien y el honor del país. Cómo se puede  ni siquiera pensar en que el régimen de Maduro puede aguantar una microliviana arremetida de Estados Unidos.

¿Y cuál honor puede producir el indecoroso respaldo al régimen de Maduro? Ningún venezolano desde 1810 podía imaginar que el país iba a ser gobernado por una pandilla de embaucadores de la calaña civil madurista.

Ustedes son los primeros en reconocer que el robo electoral como el que está cometiendo el régimen de Maduro se castiga en todos los países con máximo rigor.

Permítanme finalmente manifestar, en especial al honorable representante de Estados Unidos, que los venezolanos huidos merecen un trato distinto al que se da de manera rutinaria a los emigrantes, desde un punto de vista jurídico/político internacional, teniendo en cuenta que dichos venezolanos van a regresar al país tan pronto haya terminado el régimen madurista.