Bien conoce Venezuela que las tarjetas de los partidos políticos de oposición fueron objeto de judicialización y que por esa razón hay “candidaturas presidenciales” de anime. Es obvio que tienen más presencia en los medios de comunicación, públicos y privados, que respaldos electorales. Las encuestas serias revelan que las tarjetas judicializadas tienen menos apoyo que el porcentaje que esos estudios asignan al error muestral, es decir, llanamente, en esa carrera vienen detrás de la ambulancia.
Ahora bien, estamos en una circunstancia política en la cual todo voto cuenta, todo gesto es apreciado, todo error pasado puede disculparse si se demuestra, con hechos, disposición para ayudar a la causa democrática, es decir, si se colabora con la derrota de Nicolás Maduro en las próximas elecciones. No hay sustituto para la victoria, nadie puede alegrarse de un segundo lugar, mucho menos de un tercero, cuarto o quinto lugar. Necesario es vencer. Solo hay dos opciones reales: votar por Nicolás Maduro y su desastre o votar por Edmundo González Urrutia y la esperanza que representa. ¿Qué opción prefieren las solitarias directivas de los partidos judicializados?
A falta de respuesta a esa pregunta por parte de las direcciones nacionales de las tarjetas judicializadas, los militantes están tomando su propia decisión. Militantes de AD judicializada, por ejemplo, se han sumado a apoyar a Edmundo González Urrutia en Carabobo, Aragua, Mérida, Amazonas, Anzoátegui y en muchos otros lugares, así está ocurriendo, con menos espectacularidad, en los otros partidos judicializados. Así seguirá ocurriendo con el paso de los días de campaña al sentirse en la calle el fervor creciente que las masivas concentraciones de María Corina Machado están creando en la población.
El desprestigio que acumulan las tarjetas judicializadas y sus dirigentes puede revertirse si y sólo si toman la decisión de renunciar a la carrera presidencial y apoyar públicamente a la Plataforma Unitaria y a Edmundo González Urrutia. Ese 0,8% de votos que presumiblemente tienen los judicializados puede ser útil sumándose a la candidatura con mayor oportunidad de vencer a Nicolás Maduro. El país podría verlos como aquellos que, a la hora de la chiquitica, prefirieron favorecer al país antes que a sus intereses personales, sería una buena forma de mejorar su imagen; sin embargo, es una decisión que debe ser tomada antes del mes de julio. Después de ojo sacado no vale Santa Lucía.
Es posible que esta carta pública no llegue a destino, en política no siempre es fácil aceptar los errores cometidos, pero siempre es bueno tender la mano a quienes en algún momento caminaron junto a nosotros y se desviaron. Señores dirigentes de las tarjetas judicializadas, comprendan la gravedad de la situación del país, entiendan la necesidad del cambio político, conversen con sus propios colaboradores y decidan actuar asertivamente. Todos debemos respaldar a Edmundo González Urrutia porque la indiferencia es y será sumamente costosa.
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