Carlos Alberto Montaner, en una prueba de sinceridad consigo mismo y con la vida, escribió sus “memorias” en octubre de 2019, las que tituló Sin ir más lejos. Entonces, en reconocimiento al destino,agregó: “Llegó la hora de recapitular. Hay que ir haciendo las maletas. Desaparecer es una actividad ingrata que solo se justifica porque es la única prueba irrefutable de que hemos vivido”. Se le había diagnosticado una enfermedad grave, de las que no perdonan.
He de expresar que tuve la suerte de que condujera, en el Interamerican Institute for Democracy, la presentación de nuestro libro Juan Rivas. El Repitiente (Cyngular, Caracas, 2015), con prólogo del destacado político venezolano Carlos Canache Mata, quien lo delinea como “un gran mural en el que se dibuja la tragedia que vive Venezuela a consecuencia del acceso al gobierno de un movimiento con pretensiones de control totalitario del poder”. Le conocía por su obra, pero personalmente una semana antes, en compañía del político boliviano Carlos Sánchez Berzaín, fundador del Instituto y de cuyo directorio me siento orgulloso de pertenecer. Las memorias de Montaner son una evidencia de estoicismo, que ratifica en su despedida del Interamerican al haber decidido residenciarse en España, país que le brindó un merecido asilo ante una Cuba, su patria, destruida y donde se había perdido la libertad. Un acto conmovedor pleno de amigos y admiradores del destacado escritor. En honor a nuestra amistad y a la admiración, tanto por su manera de ser, como por su prestigiosa obra literaria, escribimos en 2020 el ensayo “Montaner en Venezuela”, país por el cual sentía un profundo agradecimiento debido a la decidida cooperación que con respecto a su exilio realizó don Rómulo Betancourt, para entonces presidente de los venezolanos. Empezábamos ya ese año con la particular metodología de “una escritura dialogada”, que a Carlos Alberto terminó gustándole.
Hoy en su honor, lo repetimos:
Montaner en Venezuela
Mariana del Carmen González, venezolana asilada en Madrid, es invitada por un grupo de compatriotas a un restaurante de tapas en la Gran Vía, por haberse escuchado de que conoce a ciencia cierta el pasado y devenir de la Patria. Algunos, los más, convencidos de que el régimen proseguirá, lo cual sin dudas golpea el alma y arruga otras cosas, pues morar en el exilio ¡No é facile!
A los pocos minutos del primer sorbo de un tinto Sentis Negres, 2013, la venezolana entrega a cada uno de los 23 conciudadanos presentes 2 cuartillas y media, tamaño carta, advirtiéndoles que esa sería su disertación, la cual ha titulado ¡Montaner en Venezuela”. A los pocos minutos ha vaciado 2 veces la copa, notándosele ya en la cara los efectos cuando uno empina el codo. He conocido a Carlos Alberto Montaner dos veces, agrega la disertante, la primera a través de sus fantásticas obras y la segunda en la presentación del libro de mi buen amigo Luis Beltrán Guerra G., Juan Rivas, El Repitiente, en el Interamerican Institute for Democracy, creado y dirigido por el muy admirado Carlos Sánchez Berzaín, quien tiene todos los méritos para competir por la presidencia de Bolivia.
Montaner, a pesar de ser un muchachón, acaba de publicar sus memorias, tituladas Sin ir más lejos, la cual leímos, encontrando en cada párrafo vivencias de la Cuba democrática de Carlos Prío Socarrás, de los años de Fulgencio Batista y los primeros del reinado de Fidel y Raúl Castro, pero, también de los actuales. Tal vez, Montaner no precavió que escribiendo acerca de Cuba incluía a Venezuela, país por el cual, como he podido apreciar en sus conversaciones y ahora en Sin ir más lejos, expresa un profundo agradecimiento por la providencia del gobierno de Rómulo Betancourt, ante la persecución de la dictadura comunista a los cubanos que se habían asilado en la Embajada de Honduras, de asumir la protección diplomática hasta lograr los salvoconductos para el primer exilio. Entre ellos, Carlos Alberto.
Ante la inquietud de los presentes, Mariana bebe otro sorbo del Sentis Negres, por lo que convencida de la inteligencia de los venezolanos, está segura de que entenderían su postura, fundamentada, como lo advierte, en la metodología deductiva que la lleva al mundo de las coincidencias, camino para convencerse de que hay muy pocas diferencias entre la Cuba y la Venezuela de otrora y actuales:
1. En Cuba se conspiró contra Batista y en Venezuela en lo relativo a Marcos Pérez Jiménez;
2. Fulgencio se fuga una madrugada, igual por lo que respecta a Marcos;
3. Bajo la rectoría de Batista se elige presidente a Andrés Rivero Agüero, calificadas como fraudulentas, similarmente así se nombra el proceso eleccionario de Nicolás Maduro;
4. Estados Unidos había planteado una junta cívico militar, que Batista no aceptó, en Caracas la junta llegó a constituirse;
5. Entre las circunstancias para la fuga de Fulgencio, como en la de Marcos, se anotan las conspiraciones dentro de las Fuerzas Armadas;
6. Batista se imaginó, con razón, que derrocado por un golpe militar iba a ser arrastrado por las turbas o fusilado por los rebeldes de la Sierra Maestra y en lo concerniente a Venezuela no había sierra, pero si un pueblo indignado, circunstancia que llevó a Llovera Paéz, “pana burda” de Pérez Jiménez a decirle “Marcos, vámonos, que pescuezo no retoña”;
7. Jóvenes venezolanos, por no decir, una generación entera, de las más preparadas, pretendió emular a Fidel Castro, convirtiendo a algunas montañas, por ejemplo, el cerro El Bachiller, en la Sierra Maestra;
8. “La ofensiva revolucionaria” cubana es copiada por Hugo Chávez, décadas después, pues para la suerte de Venezuela la aguerrida lucha en el primer quinquenio democrático, presidido por Betancourt y que continuara en el sucesivo de Raúl Leoni, quebró todas las virulentas iniciativas del castrocomunismo en esa época y de lo cual como corolario es el mensaje que se atribuye a don Rómulo: “Dígale a Fidel Castro que Venezuela cuando ha tenido necesidad de líderes no los ha importado, los ha parido”;
9. La aguerrida revolucionaria acabó en Cuba con el aparato productivo, quebrándolo, como sucedió en Venezuela con la revolución bolivariana;
10. Las andanzas terribles del G-2 en Cuba, los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y las milicias, para un importante conglomerado de venezolanos, operan libremente en Venezuela;
11. En Caracas y otras ciudades importantes, como en Cuba, se ha tenido el convencimiento de que el fin del régimen comunista ha estado y está cerca. En Cuba sucedió y sucede lo mismo;
12. Los venezolanos, convencidos hoy, como los cubanos, tanto de ayer, como en la actualidad, de que el gobierno se sostiene por el apoyo de Moscú;
13. Los cubanos soñaron, como en la Venezuela de los últimos meses, con una intervención de Estados Unidos, pero Kennedy llegaba a la Casa Blanca decidido a no prestar su ejército o su aviación para desalojar del poder a un satélite de la URSS, no obstante, instalado a un tiro de piedra de la Florida;
14. Una de las características de todas las revoluciones es nombrar nuevamente las cosas, como si el pasado no existiera o contaminara el futuro, lo cual ha acontecido en Cuba y Venezuela; y
15. los cubanos han acudido como los venezolanos a San Judas Tadeo para que coadyuve a poner término al desastre, dado que ambos lo consideran “el santo de las causas difíciles”.
Asumo, acota Mariana, que ustedes son profesionales, pues esa fue mi exigencia cuando acepté liderar el encuentro, pero me sorprende verlos perdidos, como si no entendieran la interpretación que hemos hecho en lo relativo a las acotaciones de Montaner. Supongo que conocen el método inductivo que postula la formulación de leyes partiendo de los hechos que se observan, pero, también, el deductivo, conforme al cual las conclusiones son una consecuencia necesaria de las premisas, o sea, que cuanto las primeras son verdaderas y el razonamiento deductivo es correcto la conclusión forzosamente seráverdadera.
Los silogismos son un ejemplo perfecto del método deductivo:
Premisa 1. Los venezolanos son caribeños.
Premisa 2. María es venezolana. Conclusión: María es caribeña. A lo que deseo conducirlos, dice Mariana del Carmen, es a que consideren que las acotaciones de Montaner son premisas, precisamente, para obtener conclusiones en lo relativo a la situación de Venezuela. En pocas palabras que en nuestro país ha sucedido y está sucediendo lo que pasó y acontece en Cuba. Esa es la premisa para definir la lucha.
Mariana del Carmen, ante la pregunta de Cecilia Vicentini, en lo concerniente a recomendaciones, aconseja no confiarse en generalidades, pues siempre ha resultado más favorable ir a lo concreto. Si, por ejemplo, usted compara las apreciaciones de Montaner, las considerará sin duda concretas, por lo menos en lo que ha acontecido y acontece en Venezuela. Una buena comparación, pudiera probablemente ser con las últimas declaraciones del enviado de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams:
1. La crisis del país suramericano es difícil y peligrosa;
2. El dictador no puede seguir en el poder cuando se convoquen elecciones. La profesora Ageda de Rivas interrumpe diciendo que “ni las rondas de sanciones económicas, ni un embargo al crudo, han conseguido hacer caer a Maduro. Por el contrario, han afectado más bien la vida de los venezolanos, como lo asevera el doctor en economía de Harvard Francisco Rodríguez”. Mariana prosigue con las apreciaciones de Abrams;
3. Las medidas tienen un efecto directo, porque imposibilitamos a los sancionados a viajar o realizar transacciones financieras;
4. Si el sancionado está acostumbrado a venir a Miami, si tiene un apartamento o ahorros, algo más frecuente de lo que parece, eso se le acaba;
5. Rusia ha sido crucial para que Maduro aguante las sanciones;
6. Creemos que la cifra real es de 25.000 cubanos y 3.000 que trabajan en inteligencia, enseñando incluso a torturar y hasta previniendo golpes de Estado;
7. Los cubanos son el sistema nervioso central del régimen;
8. Rusia es muy importante, ya que el valor psicológico y político para el régimen, de tener detrás un país grande, le da a Maduro confianza de que puede mantenerse en el poder,
9. La otra razón importante es Rosneft (del gobierno ruso), a la cual Venezuela debe mucho dinero (US 8.000 millones en el 19). Ageda vuelve a interrumpir preguntando acerca de la hoja de ruta, pero Mariana opta por continuar, diciendo:
10. La hoja de ruta ha de proponerse un gobierno de unidad nacional de transición, que lleve al país a nuevas elecciones para el retorno a una democracia,
11. Finalmente, para Abraham, Washington ni los propios dirigentes de la oposición han dado pasos decisivos con respecto a una intervención militar, a pesar de que la opción seguirá estando sobre la mesa.
Doce botellas de vino han sido consumidas, 6 de Remes y las restantes de Bodegas Palacio Especial Reserva. Mariana, quien ha controlado un poco el consumo, agrega 2 apreciaciones más de Montaner:
1. Una referida al “dialoguero”, adjetivo peyorativo, para hacer referencia a los diálogos que sostuvo Bernard Benes, un banquero cubano exiliado en Miami, con Fidel Castro, en lo concerniente a la apertura parcial de las cárceles y
2. La otra referente a la expectativa que surgiera a raíz de la transición española, a la muerte de Franco, posible para muchos cubanos, una vez que los soviéticos aflojaran las riendas. Queda a ustedes incluirlas o no en ese mundo de semejanzas entre Cuba y Venezuela, que nos deja el autor de Sin ir más lejos, pero, también, de Las raíces torcidas de América Latina (2001).
El encuentro concluye en pesadumbre. La desesperanza reina. Alguien dice: ¡Tendremos Maduro por lo menos hasta el 2024!, cuando, como él mismo lo apunta, habrá elecciones presidenciales.
Mariana del Carmen intuye que se le detesta.
@LuisBGuerra