OPINIÓN

Carico, arquitecto e ingeniero muy a su mandar

por Carlos Sánchez Torrealba Carlos Sánchez Torrealba

Dos de las casonas reconstruidas por Carico en Píritu, Venezuela

Lewis Carroll, el autor inglés que escribió Alicia en el país de las maravillas recomendaba hacer seis cosas imposibles antes de desayunar. Así lo hacía Carico.

Quien planifica, sueña. Proyectar y concebir son sinónimos de planear, de planificar. Este es un principio de toda vigencia porque forma parte de nuestra cotidianidad, de nuestra existencia. Es un principio basal, fundamental, que aplica para todas las esferas de nuestras vidas.

Quien desea levantar un edificio, echar un puente, fundar una carretera, armar un robot, hacer una diligencia, cocinar una cena, construir una familia o hacer el montaje teatral de un texto dramático, luego de conocer el asunto de sus acciones y reflexiones, entonces planifica, imagina, proyecta. Sueña con ese propósito.

Como quien eleva una cometa, como quien ordena una utopía y para cumplir con sus propósitos -con los pies en el suelo y la cabeza en el cielo- las personas sueñan y trabajan con afán; soñamos y trabajamos con vehemencia sobre esa posibilidad hasta alcanzar a mirar y a compartir el edificio, el puente, la carretera, el robot, la cena, la familia o la obra teatral para el regocijo propio y para el bien común.

Hace algunos años conocí a un artista, un viejo Maestro llamado Francisco Quiaro, a quien todo el mundo conocía cariñosamente como Carico. Carico fue arquitecto e ingeniero muy a su mandar, sí. Y, en Venezuela, se dio a la tarea de refaccionar casas antiguas. Es decir, Carico no estudió en universidad alguna, pero se había formado tan hondamente como maestro de obras que hasta llegó a dejar establecida una escuela práctica para la formación de albañiles especializados en el delicado trabajo de restaurar casas del patrimonio arquitectónico. Así, en el oriente del país, cuando a Carico le llamaban para que rehiciera una casa destruida, pedía los planos y, existieran o no, se iba para el lugar, se paraba en el centro del terreno rodeado por los escombros y, luego de observar un buen rato, se marchaba para su casa ¡¿Y cómo continuaba su proceso de creación?!

Contaba Carico que, al llegar la noche y acostarse, soñaba entonces con la casa reconstruida y, a la mañana siguiente, amanecía potente con la idea clara sobre cómo iba a quedar esa casa de bonita luego de su intervención ¡y se ponía a trabajar con sus manos y sus discípulos-obreros para que la casa quedara hermosamente renovada, levantada, re-creada!… El Maestro Carico tenía sus destrezas, su arte.Carico también decía: no trabajemos como un dedo, trabajemos como una mano.

El poeta brasilero Ferreira Gullar nos ha dicho: El arte existe porque la vida no basta… No le bastaba al Maestro Carico ver cómo se deterioraban las casas antiguas. Él actuaba. Él actuó. Dejó de ser espectador de la vida para convertirse en actor social, en un artista y creador que se ganó el aprecio de sus paisanos y se ganó su pan, gallarda y buenamente… Él supo que en su pueblo había unas casas con historia, que esas casas formaban parte de su entorno y que le daban al pueblo una atmósfera que podía ser mejor si las casas estaban más hermosas y se fajó a trabajar con esas materias.

Carico se hizo de un propósito y, a partir de acciones progresivas, ejecutadas por medio de actividades convincentes y creíbles, alcanzó a refaccionar varias casas, muchas casas que se convirtieron en un atractivo mayor para el embellecimiento de sus pueblos: Píritu, Puerto Píritu, Clarines, entre otros del oriente venezolano.

¡Y además se hizo de una fama gracias a la consistencia de su palabra y de sus acciones! Que la palabra corresponda a la acción y la acción corresponda a la palabra, pedía Shakespeare a las y los intérpretes.De esa manera, Carico generó confianza entre las y los vecinos que empezaron a quererle más, así como entre la cantidad de nuevos clientes que comenzaron a encargarles que le pusieran su casa bonita¡Así fue!

El arte existe porque la vida no basta… Esta reflexión del poeta es puente de oro para también salir y entrar al teatro donde, efectivamente, el arte inventa realidades para enriquecer la vida, tal como lo hacía el Maestro Carico -ingeniero y arquitecto muy a su mandar- y tal como lo hacen también nuestros colegas del teatro en todo el mundomontados como en un tren maravilloso que viaja incluso hasta el centro de la tierra.