En la historia republicana venezolana, el pueblo siempre experimentó, se acostumbro, a grandes concentraciones y manifestaciones políticas en apoyo a los candidatos que optaban por algún cargo de elección popular. Podemos decir que hasta el año 2013, en la segunda campaña de Capriles contra Maduro, fue conducta esperada el interés del ciudadano en participar en concentraciones políticas que mostraban la fuerza del candidato o el apoyo de las masas. Este tipo de interés se ha perdido hoy día, por razones que más adelante expondremos.
Hablar de campañas efímeras no es hablar de las nuevas tendencias de marketing que son ahora un éxito. En estas mencionadas campañas de mercadeo, el contenido se muestra durante un muy breve periodo de tiempo, de allí el adjetivo efímero. El marketing efímero tiene como base la psicología del consumidor, que por miedo a perderse algo que espera ver o escuchar se queda ante el televisor o la radio y consume el contenido de la publicidad o la propaganda. Por el contrario, hablar de campañas electorales a lo largo de la historia era hablar de eventos donde se aprovechaban creativamente las herramientas de mercado, buenas o malas, que brindaban el éxito en las urnas. Imaginemos la unión de la idea de grandes concentraciones y la tecnología actual.
Lo que hoy se observa en Venezuela es una gran desmotivación del ciudadano en cualquier participación política, desmotivación que se produce por el malestar que experimenta el ciudadano quien, pese a esforzarse durante tantos años, no ha conseguido lo que quería, ya que no existe suficiente libertad y campea una disminución significativa de su economía personal. Por supuesto, no puede dejarse fuera la falta de oportunidades significativas que lleven al ciudadano a progresar económica o socialmente. Adicionalmente a la desconexión y la falta de credibilidad con el sector político, que por más esfuerzos que este último ha realizado en todos estos años de lucha política, no ha logrado alcanzar casi ninguna de las metas fijadas para lograr el cambio tan esperado por la ciudadanía.
El disgusto de la gente y la desmotivación han mermado significativamente la convocatoria a cualquier participación política y electoral, por los motivos expuestos anteriormente. También hay que agregar la crisis de los sistemas políticos democráticos, la disminución en la participación de las organizaciones políticas, la falta de institucionalidad y la democratización de las mismas. Esto que he mencionado se debe también a la existencia de un régimen que se ha dedicado a desmontar y desprestigiar el sistema democrático, basándose en el control social.
A lo largo de los últimos años, el país ha perdido espacios políticos y ha vivenciado el retroceso del sistema democrático venezolano. Por estos motivos, los niveles de participación en campañas electorales en Venezuela han experimentado la caída más importante de toda Latinoamérica. Una caída que podríamos detener y sus resultados aliviar si nos ponemos a detectar cuáles han sido nuestras fallas e intentáramos buscar vías para eliminarlas y mejorarlas para mostrar que insistir, persistir y resistir es el mejor camino para lograr la credibilidad en el sistema político.
Ig, X: @freddyamarcano