Volker Turk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, en su visita a Venezuela | Foto @volker_turk

La verdad es que en esta Venezuela lo insólito se ha vuelto normal y los conceptos centrales que definen la convivencia reciben unas interpretaciones de tal bizarría que todo parece una charada o un sainete de no ser por lo triste del resultado general.

En la semana que acaba de transcurrir se escenificó en Buenos Aires la VII Reunión de la Celac para la cual desde esta misma columna el pasado sábado anticipamos que generaría algo –o bastante– ruido, abundantes discursos para el –altisonantes y en definitiva poco resultado concreto. No es que en estas mega reuniones deban producirse siempre inflexiones espectaculares en el devenir político, económico, histórico, social, etc., pero al menos se espera algo más que una declaración llena de lugares comunes que, en esta época de comunicaciones globales, pudiera concertarse por la vía del Zoom que tanto se utiliza ahora en sustitución de difíciles o costosos encuentros.

De todos modos, no dejan de ser ciertos algunos hechos –o carencia de ellos– que hayan merecido comentario. El primero es la ausencia de Nicolás, quien prefirió no asistir a Buenos Aires para no exponerse él ni exponer al gobierno anfitrión a situaciones comprometedoras. Algunos han calificado esta decisión como “cu…..” sin dejar de recordar también que hay una recompensa oficial y pública de 15 millones de dólares por la entrega del personaje. Vale la pena acotar aquí que en forma alguna pudo existir la posibilidad de una detención u otro procedimiento judicial toda vez que en su condición de jefe de Estado en ejercicio su persona está protegida por inmunidad absoluta. Sin embargo, esta polémica generó igual o más centimetraje periodístico que la conferencia en sí.

Tampoco se puede ignorar que hubo jefes de Estado como Lacalle Pou (Uruguay) que pusieron sobre la mesa el hecho cierto de que en aquella reunión continental centrada en promover la democracia y los derechos humanos estuviesen presentes representantes de países en los que esos valores son violados a voluntad como políticas de Estado (Venezuela, Cuba, Nicaragua).

Pero como al inicio de estas líneas pusimos acento en lo insólito, ello nos lleva no solo a comentar la reunión de la Celac sino a decir algo sobre la visita a Venezuela del Sr. Volker Turk, alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (sucesor de nuestra muy conocida Michelle Bachelet), quien llegó a nuestro país al pasado jueves y culmina su visita hoy sábado 28.

Vale la pena anotar que la visita del comisionado Turk se realiza nada más ni nada menos que por invitación del gobierno, el mismo gobierno que viola persistentemente los derechos que el Sr. Turk tiene como tarea custodiar. Estimamos que tal invitación responde a un intento gubernamental de mejorar su imagen nacional e internacional en materia de derechos humanos. No se pudiera interpretar otra cosa ante la exagerada bienvenida brindada al visitante, cuya llegada ha sido cubierta con profusión de gentilezas y detalles por la televisión oficial. Ese mismo señor es el sucesor de la Bachelet, quien durante su gestión fue bienvenida en 2019 a Venezuela, pero a continuación fue denigrada cuando emitió un informe crítico sobre lo que había visto en 2020 y más tarde crucificada por el informe adicional emitido en 2022.

¿Será que Superbigote aspirará a venderle al Sr. Turk la imagen de una Venezuela respetuosa de los derechos humanos, una especie de Finlandia, Suecia o Uruguay? ¿Cómo irá a conseguir eso en medio de un clima actual, no ocultable,  en el que simultáneamente se desata la represión policial ―y de los  colectivos― indiscriminada contra protestantes pacíficos en todo el país, o cuando se promueve y aprueba en la Asamblea Nacional oficialista (en primera discusión) un proyecto de ley destinado a coartar la acción de las ONG o cuando el Cicpc y la Fiscalía arremeten contra el personal de este mismo periódico El Nacional, no contentos con ya haberle robado las instalaciones físicas de Los Cortijos, impuesto multas, ensañado con su director, etc.?

Este opinador se permite recordar ahora la memorable visita del fiscal de la Corte Penal Internacional en 2021 cuando, contra todo pronóstico, el señor Karim Khan anunció desde el propio Palacio de Miraflores y en la cara de Nicolás que abriría investigación de su tribunal con motivo de las cientos de denuncias verificadas que ya reposan en las oficinas de esa instancia internacional. ¿No será que a lo mejor el Sr. Turk, luego de recibir atenciones y banquetes, pero también de hablar con sociedad civil y víctimas, se despache con alguna sorpresa cuando regrese a Ginebra? El gobierno ha hecho una apuesta, veremos cómo le sale.

@apsalgueiro1


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