En verdad os digo:
espera un poco,
no te vayas aún,
camina, camina
camina tan solo
un poco más
por entre los espinos,
camina y pisa
los cardos lancinantes
bajo el sol quemante
del mediodía de los
bogomilos de la comarca
lastimada por los
nuevos ideologemas
del siglo XXI.
Camina sin tregua
y sin descanso,
camina con denuedo.
Anda y ve y camina
y sigue como los faquires
endógenos
y camina por sobre
las brasas del candelero
y abrázate a los incendios
magnánimos.
Sigue tu camino
impertérrito y no
cedas un ápice a
las tentaciones del
moloch de Mefisto.
Camina gallardo y no
aflojes en el empeño,
no cejes por nada
a pesar de los pedruscos
de los senderos angustiantes
de la vida,
por ahora
indigna de la emancipación
compulsiva.