Sí, en cambote. Varias organizaciones no gubernamentales dedicadas a la defensa de los derechos humanos han iniciado un proceso para que los gobiernos de Cuba, China, Venezuela y Nicaragua salgan de los espacios internacionales enfocados en los derechos fundamentales del ser humano.
Así como la Federación Rusa fue expulsada del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas, así están promoviendo la salida de los gobiernos de La Habana, Pekín, Caracas y Managua.
Los defensores de los derechos humanos no conciben que regímenes dedicados a la tortura, al hostigamiento de sus sociedades, con cárceles rebozadas de presos políticos, tengan asientos en un consejo donde supuestamente se debe velar por los derechos humanos.
Y, así como Rusia fue excluida de este espacio, los activistas creen que el régimen de Venezuela también debe ser expulsado del consejo dentro de la ONU, pues la usurpación de Nicolás Maduro no tiene moral para hablar sobre los derechos fundamentales, debido a que por sus acciones aquí, día a día, se suman delitos de lesa humanidad.
¿Cuántos presos de conciencia no hay en Venezuela? ¿Cuántas personas no han salido en un éxodo gigante debido a la crisis venezolana? ¿Cuántas personas no han perdido la vida al salir a manifestar a las calles? ¿Cuántos no han fallecido debido a la escasez de alimentos, medicinas o por el estado paupérrimo de los centros de salud?
Un país –como el nuestro– donde el Estado no puede garantizar ni siquiera el acceso al agua potable, no puede estar juzgando a nadie sobre el tema de los derechos humanos; es por ello que en los pasillos de la ONU va tomando fuerza la idea de sacar a estos sistemas que han empobrecido a sus países y violado los derechos de sus habitantes.
Los impulsores de esta iniciativa quieren aprovechar la sanción contra Rusia –promovida por la acción militar rusa en contra de Ucrania y las atrocidades cometidas en Bucha– para promover una política en la ONU que deje definitivamente fuera a los regímenes amigos de Rusia y promotores de aberraciones humanas.
En la lista también pudieran aparecer varios gobiernos del Medio Oriente y el Lejano Oriente, así como de África, lo que sería una medida que revolucionaría para bien la instancia mundial y pudiera ser el inicio de una sistemática actuación del mundo contra los déspotas, autócratas y dictadores que se aprovechan de medias tintas para lavar sus rostros en foros internacionales.
Es hora que el mundo le quite las máscaras a los Putin, a los Xi Jinping, a los Nicolás Maduro, a los Daniel Ortega, a los Díaz Canel y a tantos otros que ayer y hoy se han mofado de sus víctimas al intentar dar cátedras de derechos humanos en engominados y mentirosos discursos, como aquellos que descaradamente esbozaba Fidel Castro.
¡Ya basta! Apoyamos desde esta tribuna política nacional, una medida que vete a todos los gobiernos que violen los derecho a de la gente; que vulneren la integridad de la humanidad y que sean una amenaza para el mundo o para sus propios pueblos. Así de simple.
La ONU no puede seguir siendo cómplice de atrocidades, no pueden seguir siendo mirones de palo ante la infamia que rodea al mundo. Ya no más. Sáquenlos a todos, en cambote.
¡Así de simple!