Desde julio se incrementó más la crispación laboral en Venezuela. Este año ha sido particularmente nefasto al respecto. Los sueldos son insuficientes, de explotación, de esclavitud moderna, las jubilaciones, las pensiones, el salario mínimo es nada en su reducción continua. La inflación, el escaso valor del bolívar ante un dólar que galopa, rebasa cualquier imaginación extranjera acerca de lo que sucede en un país que no ha atravesado en siglos una guerra.

Haber reducido los sueldos con la aplicación del Instructivo Onapre, en abierto desconocimiento de la Convención Colectiva que impusieron, indiscutida con todos los factores, devino en la cuasi desaparición del bono vacacional y del de fin de año. La sustitución de sueldos por bonificaciones que los superan en mucho acaba más con la protección social ridícula que ellos habían implantado. Hoy no hay unas debida atención en la salud, en ningún seguro, en recreación, en ningún complemento. Además, el pago de los sueldos transformado en bonos, hace acabar con la meritocracia. No hay reconocimiento del valor de la formación, de la experiencia, de las escalas y grados del desempeño. Para los bonos todos somos iguales. Y es lo que más en cantidad, aunque desluzca la aclaratoria por redundante, pagan.

No conformes con esta tragedia laboral impuesta desde el poder, que pretende ampararse en las sanciones, mientras vemos la corrupción en la nariz, desde hace más de dos años se ha producido un fenómeno inédito, la confiscación por parte del régimen de los aportes de sus afiliados a las cajas de ahorro del país, a los sindicatos, a los gremios, a los institutos de previsión social universitarios. Millones de venezolanos afectados, instituciones violentadas, personal sin sueldo y sin nada. Violación a la libertad de asociación, de sindicación y de opinión que paraliza a los entes de los préstamos y de los reclamos de los derechos en general.

La denuncia de estos hechos las hemos llevado a entes nacionales e internacionales. Los internacionales no los procesan hasta que se hayan agotado los primeros. Esto a pesar de que son del dominio público desde el primer momento de su ocurrencia con regularidad constante. Así, acudimos a las oficinas de la ONU, de la Unión Europea y del Ministerio Público. Finalmente, la asamblea 2015 en la persona del diputado Luis Barragán, de Encuentro Ciudadano, presentó un punto de información en su última sesión, esta semana, al respecto.

La sed de recursos económicos ha llevado al régimen a la destrucción de los procesos fundamentales para cumplir los fines del Estado, de la educación y el trabajo según reza en nuestra Constitución Nacional. Pero también, al acabar con las cajas de ahorro, los sindicatos, los gremios y los institutos de previsión social, a atropellar de otro modo los derechos fundamentales de los venezolanos. Un régimen que aborrece al trabajador como su enemigo, a la educación como su enemiga, no merece de ningún modo continuar en el poder. Su único aporte para estos factores sociales ha sido el acabamiento. No pararemos de seguir esta lucha por la restitución de los derechos laborales que son derechos humanos.


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