En Venezuela no tenemos un régimen de gobierno, sino irrefrenables ataques terroristas. Minorías de malparidos vulneraron la respetabilidad del ser humano, la Filosofía y Ciencia Política, para dar proporcional autoridad a personas irracionales y brutas cuyas conductas son sin empacho delictivas.

Los venezolanos fuimos, progresivamente, hostigados, atacados con armas de guerra, encarcelados y obligados a emigrar. Luego, censados y registrados por un grupo terrorista al mando que algunos califican como régimen de gobierno enemigo de las democracias latinoamericanas. Parece indetenible por causa de la cobardía-adhesión-complicidad de quienes representan sectores de la sociedad de civiles, universidades autónomas, organizaciones políticas de dudosas convicciones libertarias, religiones, sectores empresariales y acomodaticios defensores de nuestros inalienables [humanos] derechos. Es cabronada dar trato teórico-eufemístico a una macabra casta de malnacidos.

Abundan escritores, artistas, docentes, militares y hombres de negocios que no tuvieron escrúpulos para adecuarse a los propósitos de quienes cometen en flagrancia, perpetuidad y sevicia. Ciudadanos venezolanos muchos, pero otros extranjeros, entre los cuales muy influyentes miembros de organizaciones internacionales donde se parla a favor del terrorismo político-militar-financiero venezolano. Nadie tiene que ser académico o intelectual para entenderlo: no es un régimen de gobierno estereotipado, sino grupo de asesinos y ladrones envalentonados virtud a su permanencia exitosa en el poder durante dos décadas [1998-2019].

Los imperios relegitimados, o nacientes [luego de la II Guerra Mundial] mantuvieron intactos los estatutos para la cohabitación tensa entre naciones, dos históricos de aceptación universal: quienes tienen armas y tesoros deciden, motorizan los quehaceres y metodologías para la dominación de pueblos en el mundo.

Cabronada sostener, con pretextos impresentables como la inclusión política-filosófica, que gentuza de la estirpe de bárbaros a los cuales no interesan escuelas, liceos o universidades [que plaga América Latina] debe formar parte de gobiernos transicionales para restaurar presuntas y perdidas democracias.

Lo es, cabronada, inferir que ciertos adherentes-confesos-públicos de tiranías son ciudadanos respetables y honestos. Ningún cooperador de organizaciones fundadas para infligir puede ser probo, ni estar exento de culpabilidad por no participar de forma directa en crímenes. La neutralidad teologal, por ejemplo, insulta la inteligencia. No es creíble aseverar que los malos cometen porque dioses lo permiten, o que son planes suyos. La mediación no procede más que el ajusticiamiento expedito de perpetradores seriales.

(@jurescritor)


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