OPINIÓN

Cabriola

por Carlos Omobono Carlos Omobono

En mi andadura por Italia… con la iglesia me he topado, igual que el Quijote (salvando las obvias distancias); en Roma con la chiesa di Sant’Omobono, del siglo XV, a los pies del Campidoglio. Entro a una iglesia que es homónima y hay, porque sí, que visitarla. Del sermón que escucho, aprecio lo cautivante de Jesús, su pasión por los débiles y la libertad.

Libertad que cohabita no conformándose con el propio bien, sino en el del prójimo…  Y así, ipso facto, viene a mi mente la Associazione per il Trapianto di Midollo Osseo (sin fines de lucro), cuyas siglas son ATMO, quienes desde hace diez años gestionan la posibilidad para niños, jóvenes y adultos venezolanos, de curarse en Italia sometiéndose, aquellos que lo requieran, a un trasplante de médula ósea.

Resulta ser, en síntesis, que ATMO, representada por su presidenta, la maracucha Mercedes Elena Álvarez, y Pdvsa establecen un convenio hace un par de lustros, por medio del cual la más importante estatal venezolana se hace socio/ financiador de aquellos venezolanos que necesiten de hospitalización, medicinas y rehabilitación; y asimismo para ítalo-venezolanos que viven en Venezuela y lo solicitaran ante la compañía, la que se ocuparía, en este último caso, solo de costos de pasaje, hospedaje y dieta (600 euros al mes); pues los costes de la operación y rehabilitación los cubre el Estado italiano.

De modo tal se han curado un aproximado de más de 500 pacientes de leucemia, 85% de los niños.

Pero desde hace por lo menos dos años Pdvsa no honra el acuerdo instituido, aludiendo que todo es culpa de las sanciones impuestas por Estados Unidos, se excusan tras la “decisión imperialista e inhumana de Donald Trump”.

Inexcusable. Ante las sanciones, pudieran triangular el dinero, sobre cuentas bancarias relacionadas con la comisión bilateral Italia-Rusia, tras la aprobación del VTB Bank con sede en Moscú, hasta ATMO o a los propios hospitales italianos acreedores, entre ellos, la Fundación Oncológica de Candiolo (deuda 1.502.764,01 euros) y el infantil Regina Margherita (deuda 1.275.373,32 euros). “Pudieran seguir erogando de esa manera”, brama la doctora Enrica Giavatto, directora de ATMO, quien señala también que, habiendo acumulado una deuda de un poco más de 8.500.000 euros (2018/2019), se ven obligados a bajar la santamaría.

¿Y a los venezolanos que vienen utilizando esta posibilidad qué ha de sucederles? Los pacientes, a Dios gracias, han podido obtener asilo por razones humanitarias y el sistema sanitario italiano se ha ocupado de la salud de ellos, dieciséis en todo el país. Para estos pacientes y sus familiares, la cosa más difícil, es el diario vivir, que es un sinvivir. Ninguno de los tres Consulados venezolanos con sede en Milano, Roma y Nápoles se ha encargado de estos compatriotas y sus necesidades: alojamiento, transporte y comida. Asume los deberes consulares el voluntariado venezolano, como en este caso la asociación Venezuela in Piemonte, que preside la escultora María de Jesús Requena en colaboración con Casa Ugi, Casa Oz, Casa di accoglienza di Candiolo y la Casa Cilla, todas organizaciones no lucrativas de utilidad social en Turín.

Y respecto a Pdvsa, tras la reciente destitución de su presidente, el mayor general Manuel Quevedo, y los insólitos nombramientos de Asdrúbal Chávez, para sustituirlo, y Tareck el Aissami, como nuevo ministro de Petróleo, acusado por Estados Unidos de narcotráfico y por cuya captura ofrece 10 millones de dólares, la casualidad quiere que sea el mismo monto, más o menos, que el régimen moroso debe a los hospitales italianos. Sabio es aquel viejo adagio “El que da y quita, el diablo se desquita”.

Y sobre la burda excusa de las sanciones de Estados Unidos para no honrar la deuda, lo que no dicen es que la jueza Canòlic Mingorance, del Principado de Andorra, ha consignado a Venezuela una lista con los nombres de 35 personas a quienes está investigando el pequeño país europeo sobre una trama de corrupción que involucra a Petróleos de Venezuela e importantes directivos de esta empresa, como informa la representante diplomática en ese país, Carmen Alguindigue, nombrada por Juan Guaidó.

Lo que omite Pdvsa es que las autoridades de Suiza investigan a varios bancos helvéticos para prevenir el lavado de dinero en relación con la trama de corrupción que involucra a la empresa estatal petrolera de Venezuela.

Cabe la frase del colega Javier Marías: “El cinismo es la expresión de la brutalidad en estado puro”.

@CarlosOmobono