En mi andadura por Italia… me topo con una encuesta del centro estadístico Eurispes de enero pasado, que revela que una de cada cinco personas cree que «Mussolini fue un gran líder, que solo cometió algunos errores”. Es decir, millones de italianos creen que a Mussolini le deben el actual sistema de jubilaciones, la construcción de carreteras y acueductos o la reducción de los índices de criminalidad. Como muchos venezolanos piensan lo mismo del fallecido general Marcos Pérez Jiménez. Y retóricamente me pregunto: ¿cómo se hace para desmontar algunos de los mitos más radicados sobre el fascismo, la dictadura de Pérez Jiménez o del propio régimen chavista?
Había quienes apostaban a que ninguno de los dos eventos, ni el del 6 de diciembre del ilegítimo Nicolás Maduro, ni el del 12 de la sociedad civil, arrojarían resultado alguno y para sorpresa de aquellos que apostaron hubo novedades: abstención y participación, respectivamente.
El experimento de Maduro de crear una oposición fabricada con los llamados “alacranes” fracasó por falta de propuestas alternativas creíbles. Y los líderes realengos de la oposición siguen tales, con parcelas partidistas que podrían sumar, pues Juan Guaidó ha sido consistente y aún logra concitar una enorme cantidad de venezolanos (6.471.428), dentro y fuera del país, que manifestaron su voluntad, tecnológica y presencialmente, en la consulta popular vinculante, la cual demostró su pertinencia y dónde está la mayoría, tanto que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, declaró que dicha consulta de 2020 podría «detener el colapso institucional», y entonces hete aquí que Rosa Mármol de León y Enrique Colmenares Finol, en su condición de coordinadores generales de la consulta, solicitan intervenir en la OEA, a la brevedad, para informar los resultados oficiales a los Estados Miembros, apelándose al Principio de Autodeterminación de los Pueblos.
Y entonces, para este año ¿qué? Fecha importante porque el difunto teniente coronel Hugo Chávez siempre espetó, profetizó, que su “revolución” llegaría hasta el 2021 con él. Con él no fue (por más que pongan un cuadro del muerto en el Palacio Federal Legislativo), pero, ¡están ahí entronizados, languideciendo, sin país, sin instituciones, sin gloria! Sin oferta de bienestar alguno para el pueblo venezolano. Sin salud, porque el único que cree que está en salud es el régimen. Una economía devastada con corsarios que la exprimen que no tienen siquiera caja chica, ingresos ni los recursos que tenían antes; con un bolívar soberano (Bs.S) engullido por la hiperinflación. Un Estado chavista estancado, desgastado y forajido.
Lo cierto es que la dictadura necesita dinero fresco en dólares ($) y es por ello por lo que están desesperados por hacerse de la Asamblea Nacional, para que, bajo la égida de Jorge Rodríguez, este nuevo instrumento de control pueda aprobar la solicitud de créditos blandos a organismos internacionales y flexibilizar las inversiones que les resuelvan la actual asfixia económica. Además, el imperio cubano –dictando línea “por ahora” a su colonia Venezuela– anda también en un ordenamiento económico.
Y en dirección con lo antes dicho, Alberto Vollmer (presidente y director ejecutivo de Ron Santa Teresa) sale como de un sombrero de copa y… declara: “La presión internacional no obligó a un cambio político, pero ha obligado a un cambio económico”.
La alternativa, demócratas del mundo, es que la oposición logre seguir procurando la continuidad constitucional de la única institución legítima que queda, el parlamento autónomo (quienes, por cierto, ya, eligieron su actual junta directiva), para alcanzar el conjunto de elecciones libres imprescindible y así reivindicar la historia democrática del país caribeño. Ocupándose del período de transición y, a la par, resolviendo con urgencia la catástrofe humanitaria con una estructura y estrategia. Así mismo, liberar del control social que la tiranía ha impuesto con la pandemia de covid-19.
Guaidó, el presidente encargado, anunció que se compromete a unificar la exigencia por los derechos de los venezolanos y a crear una comisión especial para asumir iniciativas que permitan activar The Responsibility to Protect (R2P or RtoP) ante la ONU, lo cual permitiría la posibilidad de una intervención de la comunidad internacional en la protección de los derechos humanos en Venezuela. El comité organizador de la consulta popular apoya esta ofensiva diplomática para alcanzar una solución pacífica, constitucional y electoral a la crisis venezolana.
Estos días son cruciales para la concertación y el diseño de una hoja de ruta de la oposición democrática unida y que el éxito de la consulta popular comprometa a todos, ciudadanos y líderes, pues las rebeliones se ganan si se tiene un claro proyecto común posvictoria.
@CarlosOmobono