En el escenario geopolítico actual, muchos países sufren conflictos internos o están en guerra con otros países. Si bien muchos conflictos se resuelven en un corto período de tiempo, hay algunos que se han extendido por décadas y obstaculizan el desarrollo de los países involucrados e incluso impactan a toda la región. La mayoría de las veces, todos los intentos de encontrar soluciones para estos conflictos fallan y estos quedan sin resolver. Por lo tanto, es vital comprender la naturaleza de dichos conflictos y buscar una explicación para este fenómeno de conflictos “congelados” a la luz de las teorías relevantes de las relaciones internacionales.
Después de la desintegración de la Unión Soviética, aparecieron cuatro conflictos serios en la región y, aunque estos están en el centro de los problemas que enfrentan las naciones recién formadas, parece haber un punto muerto. Los países involucrados no participan en una guerra abierta y en ausencia de una solución sobre la mesa; estos conflictos se pueden denominar «conflictos congelados». Los principales conflictos que afectan a las naciones postsoviéticas y que se analizan en este artículo son Transnistria en Moldavia; Nagorno Karabaj con Azerbaiyán y Armenia; y finalmente, Abjasia y Osetia del Sur, que afectan al territorio de Georgia.
Este artículo tiene como objetivo profundizar en los diversos enfoques teóricos, que son los más relevantes para comprender la naturaleza de estos conflictos, y analizar cómo la literatura de las Relaciones Internacionales puede ayudarnos a desarrollar una mejor comprensión de estos temas. Primero, el artículo evalúa estos conflictos a la luz del Enfoque Liberal basado en los trabajos de Michael Doyle, Joseph S. Nye y Robert O. Koehane. En segundo lugar, se intenta determinar la relevancia del Enfoque Crítico centrándose principalmente en las obras de Robert Cox, Andrew Linklater y Ken Booth. Por último, se discuten los trabajos de Kenneth Waltz y Robert Gilpin para comprender estos conflictos a la luz del Realismo Estructural. El estudio en profundidad de estas tres teorías ayudará a determinar la lente teórica adecuada y la teoría más dominante, que debe emplearse para comprender las razones de la naturaleza “congelada” de estos conflictos.
Argumento que el Realismo Estructural nos proporciona las lentes teóricas más adecuadas. Para respaldar mi argumento, miraré la literatura para ver qué enfoques afirman tener la mejor explicación. Luego, enumeraré un conjunto de razones por las que el realismo estructural puede considerarse el enfoque dominante al tratar este tema.
Enfoque liberal
El liberalismo es una de las principales teorías entre las Teorías de las Relaciones Internacionales, pero tiene sus críticos, especialmente en relación con los asuntos exteriores. Sin embargo, antes de mirar los asuntos exteriores desde el punto de vista liberal, es necesario considerar los principios fundamentales del enfoque. El liberalismo se basa en las ideas y el principio de la libertad de los individuos. Esta libertad se configura como un conjunto de derechos en tres vertientes. En primer lugar, el liberalismo toma la libertad de la autoridad arbitraria, a menudo llamada “libertad negativa”. Contiene la libertad de conciencia, la libertad de prensa y de expresión, la igualdad ante la ley y el derecho a poseer, y por lo tanto a intercambiar, bienes sin temor a confiscaciones arbitrarias. Además de los “derechos negativos”, el liberalismo también promueve algunos derechos que se denominan “libertad positiva”. Contiene derechos sociales y económicos como la igualdad de oportunidades para obtener educación, empleo y atención médica. El tercer derecho liberal, que garantiza los otros dos, es la participación o representación democrática. Aunque hay un debate en curso incluso dentro de los académicos liberales sobre cómo reconciliar los tres conjuntos de derechos liberales, no está dentro del alcance de este documento entrar en los detalles de este debate.
Los eruditos liberales argumentan que los Estados liberales no van a la guerra entre sí y para apoyar esta idea enumeran datos estadísticos. Michael Doyle en su artículo de 1983 presenta datos estadísticos sobre los regímenes liberales y la creación de la “unión pacífica”. En contraste, Doyle argumenta que aunque los académicos liberales explican la pacificación entre los Estados liberales, no aclaran por qué los Estados liberales son pacíficos solo con los otros Estados liberales. Los Estados liberales pueden ser bastante agresivos con los Estados no liberales; al respecto, Doyle afirma que la mejor lente la ofrece Immanuel Kant en su obra titulada “Sobre la paz perpetua” para desenredar este callejón sin salida. En su obra, Kant propone tres “artículos definitivos” que pueden garantizar la paz perpetua. El Artículo Primero Definitivo sostiene que la constitución civil del Estado debe ser republicana. Por republicano Kant entiende una sociedad política que ha resuelto el problema de combinar la autonomía moral, el individualismo y el orden social. Quitarle al monarca o a cualquier líder autocrático el derecho a tomar decisiones sobre el destino del pueblo es fundamental para la paz perpetua en un Estado. El Segundo Artículo Definitivo habla de la “unión pacífica”, que se creará a través del derecho internacional. Tener regímenes liberales en dos Estados empujará automáticamente a los Estados a la paz. El Tercer Artículo Definitivo llama la atención sobre el derecho cosmopolita. En esta etapa, los ciudadanos de ambos lados no serán molestados cuando crucen la frontera porque gradualmente reconocerán las normas y leyes constitucionales e internacionales similares.
En su obra, Kant muestra por qué puede existir una paz perpetua entre los Estados liberales y argumenta que:
“En la constitución republicana no puede por menos de ser necesario el consentimiento de los ciudadanos para declarar la guerra. Nada más natural, por tanto, que, ya que ellos han de sufrir los males de la guerra (como son los combates, los gastos, la devastación, el peso abrumador de la deuda pública, que trasciende a tiempos de paz), lo piensen mucho y vacilen antes de decidirse a tan arriesgado juego. En cambio, en una constitución en la cual el súbdito no es ciudadano, en una constitución no republicana, la guerra es la cosa más sencilla del mundo. El jefe del Estado no es un conciudadano, sino un amo, y la guerra no perturba en lo más mínimo su vida regalada, que transcurre en banquetes, cazas y castillos placenteros. La guerra, para él, es una especie de diversión, y puede declararla por levísimos motivos, encargando luego al cuerpo diplomático (siempre bien dispuesto) que cubra las apariencias y rebusque una justificación plausible».
Según Kant, ninguno de esos tres Artículos Definitivos por sí solo es suficiente para tener una paz perpetua, sino que solo pueden ser efectivos cuando se aplican juntos. Sin embargo, la actitud de estos Estados no será la misma hacia los regímenes no liberales y pueden tener relaciones agresivas con estos Estados. La “paz” se limitará a los Estados liberales y solo mediante el apoyo a los regímenes liberales en otros Estados; solamente bajo estas condiciones pueden expandir la “zona de paz”.
Además de la Teoría de la Paz Democrática, también es útil analizar el trabajo escrito en coautoría por Robert Keohane y Joseph Nye (“Relaciones transnacionales y política mundial: una introducción”) para saber si el enfoque liberal es relevante para comprender los conflictos congelados en la región postsoviética. En este artículo, los autores argumentan que en el campo de la política internacional se ha prestado muy poca atención a la importancia de las interacciones entre sociedades. Para llenar este vacío, Keohane y Nye ofrecen el concepto de “relaciones transnacionales”. La principal objeción de los autores aquí es la aceptación de los Estados como los únicos actores en las relaciones internacionales.
Keohane y Nye usan el término “interacciones globales” para los movimientos de información, dinero, objetos físicos, personas u otros elementos tangibles o intangibles a través de las fronteras de los Estados. Los autores enfatizan que en las interacciones globales las relaciones no son simples sino muy complejas. Según Keohane y Nye, una interacción transnacional no solo puede involucrar a los gobiernos, sino que los actores no gubernamentales también deben desempeñar un papel importante. “Por lo tanto, “interacciones transnacionales” es un término para describir el movimiento de elementos tangibles o intangibles a través de las fronteras estatales cuando al menos uno de los actores no es un agente del gobierno o una organización intergubernamental”.
Para responder “¿cómo afectan las interacciones transnacionales a la política interestatal?”, los autores sugieren cinco efectos principales de las interacciones transnacionales: el primero son los cambios de actitud. Según los autores, significa que los ciudadanos de diferentes Estados simplemente interactúan cara a cara y estas interacciones pueden afectar y alterar las percepciones de los grupos de élite. El segundo efecto de las interacciones transnacionales en la política interestatal es la promoción del pluralismo internacional. Keohane y Nye afirman que tener vínculos entre grupos de interés nacionales en estructuras transnacionales empuja a estos grupos a establecer organizaciones internacionales para cooperar entre sí. El tercero es la dependencia e interdependencia a menudo asociadas con el transporte y las finanzas internacionales. En esta parte, los escritores argumentan que no solo los Estados liberales involucran dependencia e interdependencia, sino que también pueden estar involucrados regímenes totalitarios. Por ejemplo, si los Estados totalitarios quieren mantener el ritmo científico, deben permitir revistas internacionales en sus países o deben dar permiso a los científicos para asistir a algunas conferencias en el extranjero. En este sentido, los Estados también pueden depender de organizaciones internacionales, especialmente si estas organizaciones les proporcionan los bienes, servicios, información, habilidades gerenciales y legitimidad religiosa, etc. que necesitan. Otro efecto de las interacciones transnacionales en la política interestatal son los nuevos instrumentos de influencia. Entre poderes aproximadamente iguales, ambas partes pueden aprovechar los nuevos instrumentos. Sin embargo, este puede no ser el caso entre Estados desiguales; ya que las interacciones transnacionales pueden proporcionar un apalancamiento adicional a los Estados poderosos ubicados en el centro de las redes transnacionales y pueden colocar a los Estados más débiles en una posición desventajosa. El quinto y último efecto de las interacciones transnacionales en la política interestatal depende de la presencia de organizaciones internacionales como actores autónomos o cuasi autónomos en la política mundial. Tener su propia política exterior privada no solo afectará las relaciones entre los Estados sino que los mismos tendrán que desarrollar relaciones particulares con esas organizaciones internacionales. Por lo tanto, las interrelaciones son muy complejas y a menudo recíprocas, y no pueden ignorarse.
Evaluando los conflictos congelados desde el punto de vista de Michael Doyle en el marco del trabajo de Kant y los trabajos de Keohane y Nye, se observa que la región está llena de organizaciones y cooperaciones internacionales. Después del colapso de la Unión Soviética, surgieron quince Estados independientes en la región. Junto con la independencia, estos países también entraron en un período de transición: transición a la democracia, transición a la economía de mercado y construcción del Estado/nación. Además, se establecieron nuevas instituciones regionales en estos países para cooperar entre sí. Sin embargo, la cooperación económica y política permanece limitada solo a los Estados que no tienen conflicto entre ellos.
Podemos citar algunas organizaciones regionales en la zona postsoviética como ejemplos desde el punto de vista del enfoque liberal. El primero es la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que ha aspirado a ser más que una organización puramente simbólica, que nominalmente posee poderes de coordinación en el ámbito del comercio, las finanzas, la elaboración de leyes y la seguridad. Otra es la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar intergubernamental. El tercero es la Organización GUAM para la Democracia y el Desarrollo Económico. GUAM es una organización regional que incluye cuatro Estados postsoviéticos: Georgia, Ucrania, Azerbaiyán y Moldavia. El último y más crítico es la Unión Económica Euroasiática que apunta a la integración económica regional.
Además de las Organizaciones Internacionales, existen algunas instituciones en la región postsoviética que se enfocan en el tema de los conflictos congelados. OSCE Mission es un grupo dentro de la OSCE que está tratando de encontrar una solución pacífica entre Georgia / Osetia del Sur; Georgia / Abjasia. Sin embargo, en los últimos diecisiete años el grupo Misión no ha logrado llegar a una solución pacífica de estos conflictos. Otro grupo es el grupo OSCE Minsk, que se estableció únicamente para encontrar una solución pacífica al conflicto de Nagorno Karabaj. Finalmente, para el conflicto de Transnistria se formó “5+2”, que incluye a Moldavia, Transnistria, Ucrania, Rusia y la OSCE, más EE.UU. y la UE como observadores externos, para encontrar una solución relevante al conflicto. Ninguno de estos intentos de resolver los conflictos congelados ha logrado ningún éxito y no se espera que pronto se encuentre una solución real para estos conflictos.
En este sentido, podemos mostrar proyectos exitosos como el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan, donde Azerbaiyán y Georgia están cooperando entre sí. La cooperación económica entre estos dos países los llevó a apoyar los intereses del otro también en el ámbito internacional. Sin embargo, debido a los conflictos congelados tiene un alcance limitado ya que dificulta las relaciones con ciertos países. En este punto, se puede argumentar que aunque es posible observar intentos liberales en la región exactamente como afirman los académicos liberales, esta cooperación existe solo entre ciertos Estados de la región a pesar de que todos los Estados afirman ser regímenes liberales. Por supuesto, uno puede cuestionar la legitimidad del reclamo y se puede argumentar que estos regímenes pueden no ser totalmente liberales o abiertamente autoritarios, pero también es fundamental darse cuenta de que los regímenes totalmente liberales solo pueden existir en la región si estos conflictos se resuelven.
Enfoque crítico
El enfoque crítico es otra Teoría de las Relaciones Internacionales que debe tenerse en cuenta al investigar el enfoque más relevante para comprender los conflictos congelados en la región postsoviética. En este sentido, el documento analiza el trabajo de Robert W. Cox junto con el trabajo de Andrew Linklater y Ken Booth.
Robert Cox en su artículo titulado “Fuerzas sociales, Estados y órdenes mundiales: más allá de la Teoría de las Relaciones Internacionales” llama la atención sobre las relaciones entre la sociedad civil, los Estados y sus interacciones con el orden mundial. Según Cox, la teoría tradicional de las relaciones internacionales no logra explicar el orden mundial. “La teoría tradicional de las relaciones internacionales mantiene la distinción de las dos esferas, y la política exterior aparece como la expresión pura de los intereses del Estado. Hoy, sin embargo, el Estado y la sociedad civil están tan interpenetrados que los conceptos se han vuelto casi puramente analíticos (refiriéndose a aspectos difíciles de definir de una realidad compleja) y son solo muy vaga e imprecisamente indicativos de distintas esferas de actividad. Cox en su artículo también critica la tendencia reciente en la que algunos académicos socavan la unidad de los Estados y afirman que los intereses de los Estados no son unitarios y que los burócratas compiten entre sí. Otro grupo de académicos socava el papel relativo de los Estados en la arena internacional al presentar la importancia de las organizaciones no gubernamentales. Sin embargo, Cox afirma que el Estado debe seguir siendo el foco de las relaciones internacionales pensando como un concepto singular. Señala que “dentro de los límites de la Teoría de las Relaciones Internacionales ha habido pocos intentos de considerar el complejo Estado/sociedad como la entidad básica de las relaciones internacionales”.
Cox toma prestado de la visión marxista para llenar este vacío ampliando y diversificando la noción de Estado y, en particular, ampliando sus dimensiones sociales. Sin embargo, no va muy lejos en la exploración de las diferencias históricas o reales entre las formas de Estado, o en la consideración de las implicaciones de las diferencias para el comportamiento internacional. Examinar el trabajo de Cox en profundidad no está dentro del alcance de este artículo, pero se explora el concepto de las fuerzas sociales y su impacto en las formas de los Estados. Cox adopta una perspectiva histórica que trata de comprender la transformación en la estructura histórica para influir en el cambio de la sociedad. Presta atención a estas tres nociones, que son fuerzas sociales, formas de Estado y orden mundial. Cox argumenta que cada uno de estos conceptos tiene un impacto en el otro y por eso, no son estáticos, sino que continúan cambiando.
Andrew Linklater es otro académico cuyo artículo titulado “Los logros de la teoría crítica” necesita ser discutido mientras se busca el enfoque más relevante para comprender los conflictos congelados. En este artículo, Linklater examina la interpretación marxista de la Teoría Crítica. Su objetivo principal es considerar los logros de la teoría marxista, sus deficiencias y las formas de superar estas deficiencias a través de la ética del discurso propuesta por Jürgen Habermas.
Como rama de la teoría social y como enfoque de las relaciones internacionales, Linklater sostiene que la teoría crítica tiene cuatro logros principales. Primero, la teoría crítica se ocupa del positivismo. Postula que las afirmaciones de neutralidad del positivismo, en los hechos, ocultan los arreglos sociales problemáticos. En segundo lugar, la teoría crítica se opone a la idea de que las estructuras existentes del mundo social son inmutables. Examina las nuevas formas de comunidad política. La teoría crítica reconoce las restricciones propuestas por el neorrealismo pero rechaza el destino político. Tercero, la teoría crítica supera las deficiencias del marxismo. La teoría crítica enfatiza el aprendizaje social para la emancipación en lugar de centrarse en el poder de clase como factor determinante. El cuarto y último logro de la teoría crítica es que prevé una nueva forma post-soberana de comunidad política a través de la ética del discurso.
Linkater cita el argumento de Cox; la teoría es siempre para alguien y para un propósito. Cox afirma que hay dos tipos de teoría: la resolución de problemas y la teoría crítica. La teoría de la resolución de problemas acepta y legitima el orden existente, afirmando que el cambio es imposible o improbable. Sin embargo, la teoría crítica busca evidencias de cambio. El orden mundial existente funciona en beneficio de los grupos privilegiados mientras deja de lado a los grupos marginales y subordinados.
La teoría crítica se opone fuertemente a la tesis de la inmutabilidad. La primera crítica principal es que la tesis de la inmutabilidad no proporciona una explicación adecuada de la relación entre agencia y estructura. La teoría crítica critica al neorrealismo que toma la estructura como determinante del comportamiento del agente pero Kenneth Waltz también reconoce que los grandes poderes gozan de una capacidad para determinar el funcionamiento del sistema. Así, para adoptar a Alexander Wendt, con la máxima que la anarquía es lo que los Estados hacen de ella. La segunda crítica principal es que la tesis de la inmutabilidad santifica la configuración de poder existente, que funciona al margen del esfuerzo legítimo por reformarla.
Linklater se enfoca en los desarrollos que están debilitando el vínculo entre los ciudadanos y el Estado. Afirma que la guerra ha jugado en la creación de comunidades nacionales y el fortalecimiento del vínculo entre los ciudadanos y los Estados. La obsolescencia de la guerra conduce a una mayor representación política y derechos de las minorías nacionales y la organización migrante, que se sienten marginadas por las concepciones dominantes de la comunidad. Linklater concluye: “La reforma de las relaciones internacionales tiene que comenzar con la transformación del Estado como una comunidad moral limitada”.
Ken Booth en su artículo titulado “Seguridad y emancipación” parte de una crítica a los estudios de seguridad tradicionales y su naturaleza centrada en el Estado. Booth no solo critica los enfoques tradicionales, sino que también ofrece una visión de cómo reconceptualizar la comprensión de seguridad del realismo. Es una producción del sistema internacional moderno y existente y reproduce este sistema. Define cuatro problemas en las relaciones internacionales: la soberanía, los Estados, las superpotencias y palabras importantes como “guerra”, “estrategia” o “arma”. Afirma que estas palabras se volvieron más complicadas en el período posterior a la Guerra Fría. Argumenta que solo un proceso de emancipación puede hacer más probable la perspectiva de una “verdadera” seguridad humana. Según él, la comprensión realista de la seguridad como “poder” y “orden” nunca puede conducir a la “verdadera” seguridad. El Estado soberano no es el principal proveedor de seguridad, pero sí uno de los principales causantes de la inseguridad. Para apoyar su idea, Booth da un ejemplo de que durante los últimos cien años sus propios gobiernos han matado a mucha más gente que ejércitos extranjeros. Sin embargo, afirma que la verdadera seguridad “solo puede ser alcanzada por personas y grupos si no privan a otros de ella”.
Observar las Relaciones Internacionales desde la teoría del enfoque crítico puede ampliar nuestra perspectiva, pero es irrelevante para comprender los conflictos congelados en la región postsoviética. Sin embargo, se observó que, aunque en los últimos años de la Unión Soviética, la sociedad civil fue muy eficaz, no pudo afectar la forma de Estado entre las décadas de 1930 y 1970. Solo cuando Mikhail Gorbachov inició la política de perestroika y glasnost, las sociedades civiles se convirtieron en actores clave y pudieron afectar la forma de Estado. Después de la desintegración de la Unión Soviética, aunque existen pocas sociedades civiles conscientes y organizadas, no tienen ningún efecto en los Estados. De hecho, se observa que la sociedad civil más influyente de Georgia no pudo cambiar la dinámica de ese país. Aunque la sociedad civil desempeñó un papel importante durante la “Revolución de las Rosas” en Georgia, no pudo tener un impacto serio en los conflictos congelados. Además, frente al argumento de Linklater de que “la obsolescencia de la guerra conduce a una mayor representación política y derechos para las minorías nacionales y las organizaciones de inmigrantes que se sienten marginadas por las concepciones dominantes de la comunidad”, es difícil ver la obsolescencia de la guerra en esta región. Además, Booth argumentó que el concepto de seguridad ha cambiado después del período de la Guerra Fría, pero se debe tener en cuenta que este argumento puede tener relevancia para varias regiones pero no para todo el mundo. En este sentido, gracias a los conflictos congelados la percepción de guerra es muy vibrante en la región. En realidad, el efecto de las fuerzas sociales sobre las formas de los Estados en la región postsoviética es muy débil por no tener sociedades civiles y parece que mientras los conflictos en la región estén congelados, su debilidad continuará.
Realismo estructural y conflictos congelados
Antes de analizar el Realismo Estructural y su relevancia para comprender los conflictos congelados en la era postsoviética, se discutirá brevemente el realismo clásico para mostrar por qué no es pertinente cuando se habla de conflictos congelados. El realismo apareció como una de las principales perspectivas para estudiar las Relaciones Internacionales durante el período de entreguerras y, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en un enfoque dominante en los Estados Unidos. El realismo clásico generalmente data de 1939 con la publicación de “La crisis de los veinte años” de Edward H. Carr. Además de Carr, Frederick Shuman (1933), Harold Nicolson (1939), Reinhold Niebuhr (1940), Georg Schwarzenberger (1941), Martin Weight (1946), Hans Morgenthau (1948), George F. Kennan (1951) y Herbert Butterfield (1953) forman parte del canon realista. Sin embargo, “Política entre las naciones: la lucha por la paz y la guerra”, escrita por Hans Morgenthau, se convirtió en la obra más destacada entre las otras obras realistas clásicas.
Según el realismo clásico, los Estados están continuamente comprometidos en una lucha para aumentar sus capacidades porque el deseo de más poder está enraizado en los defectos de la naturaleza humana. Señala que no tener el mismo poder entre los Estados permite que un estadista busque más poder y los conflictos aparecen en la arena internacional debido a los deseos humanos. Para los realistas clásicos, la política internacional se puede caracterizar como mala: suceden cosas malas porque las personas que hacen la política exterior a veces son malas. Hans Morgenthau afirma que “la política se rige por leyes objetivas que tienen sus raíces en la naturaleza humana”. La naturaleza humana es inherentemente defectuosa; por lo tanto, el conflicto ocurre como un resultado natural de la búsqueda de poder de las naciones en conflicto. Morgenthau argumenta que, dado que la política se rige por la objetividad de la naturaleza humana, se puede desarrollar una teoría de las relaciones internacionales colocándose uno mismo en la posición del estadista para predecir los resultados políticos.
Los principios básicos del realismo clásico establecen que las relaciones internacionales están centradas en el Estado, los Estados son los actores centrales en la política internacional en lugar de individuos u organizaciones internacionales. Además, el sistema político internacional es anárquico y no existe una autoridad supranacional. Los actores en el sistema político internacional son unitarios y racionales ya que sus acciones maximizan su propio interés y todos los Estados desean Poder para poder asegurar su propia preservación.
Analizar los conflictos congelados desde la perspectiva del realismo clásico no nos da una explicación satisfactoria. Aunque existen relaciones asimétricas entre los lados opuestos de los conflictos congelados, uno no puede vencer al otro. Por ejemplo, según algunas afirmaciones, el presupuesto total de defensa de Azerbaiyán es igual al PIB de Armenia, pero el estancamiento entre los dos Estados persiste en el caso de Nagorno Karabaj. El mismo callejón sin salida se observa en el caso de todos estos conflictos congelados. Aunque existe un desequilibrio de poder entre los lados opuestos de los conflictos congelados, el conflicto permanece sin resolver como si los poderes estuvieran equilibrados. Significa que mirando las políticas internas de los Estados, los conflictos congelados no pueden explicarse y deben analizarse a nivel internacional.
En su libro “Teoría de la política internacional”, Kenneth Waltz separa las teorías internacionales en dos grupos según sean reduccionistas o sistémicas. Las teorías de política internacional que enfocan las causas a nivel individual o nacional son reduccionistas; las teorías que conciben las causas a nivel internacional son sistémicas. Waltz critica principalmente a los académicos que buscan encontrar resultados en el nivel de unidad. Él los llama “reduccionistas” que intentan explicar los resultados mirando el nivel estatal. Waltz advierte que el enfoque reduccionista ignora las restricciones impuestas al comportamiento del Estado por el entorno internacional.
El libro esencialmente dibuja un marco muy general para aclarar patrones recurrentes de comportamiento estatal e interacción estatal en el sistema internacional. Para explicar los resultados de la política internacional, Waltz sitúa la estructura en el centro del sistema internacional. Dos cosas son particularmente significativas sobre el sistema internacional en la noción de estructura de Waltz. En primer lugar, el principio ordenador del sistema internacional es la anarquía. Significa que no hay una autoridad superior a las unidades principales (Estados) en el sistema internacional. Otro principio de la estructura de la política internacional es la distribución de capacidades entre las unidades del sistema internacional. Las capacidades y/o el poder varían significativamente entre los Estados. Las variaciones en las capacidades/poder entre los Estados crean restricciones estructurales que enfrentan los Estados en la política internacional.
En este escenario, el Realismo Estructural es la Teoría de las Relaciones Internacionales más adecuada para comprender los conflictos congelados en el período postsoviético. Se observa que existe una carrera armamentista interminable entre los bandos en conflicto y es por ello que los conflictos se equilibran o se congelan. Este artículo presenta el argumento de que la “estructura” juega el papel de equilibrio entre los lados en conflicto en un conflicto congelado; puede plantearse la cuestión de si se limita a las competencias regionales. Por un lado, es lógico considerar que puede ser de interés de las potencias regionales mantener congelados estos conflictos pero, por otro lado, debemos tener en cuenta otro punto que ni siquiera la potencia hegemónica podría cambiar la situación a su conveniencia cuando incluso tenía suficiente capacidad para hacerlo. Con el fin de resolver los conflictos en la región postsoviética, se han establecido instituciones internacionales para encontrar soluciones personalizadas y tratar individualmente estos conflictos, pero aún no hay una solución y tampoco parece haber ninguna en el horizonte.
En este punto, el trabajo de Robert Gilpin titulado “La guerra y el cambio en la política mundial” puede ayudar a comprender mejor el caso. En su libro, Gilpin da cinco suposiciones para explicar el cambio político internacional:
“Primero, un sistema internacional es estable (es decir, en un estado de equilibrio) si ningún Estado cree que es rentable intentar cambiar el sistema. Segundo, un Estado intentará cambiar el sistema internacional si los beneficios esperados superan los costos esperados (es decir, si hay una ganancia neta esperada). Tercero, un Estado buscará cambiar el sistema internacional a través de la expansión territorial, política y económica hasta que los costos marginales de un mayor cambio sean iguales o mayores que los beneficios marginales. Cuarto, una vez que se alcanza el equilibrio entre los costos y los beneficios de un mayor cambio y expansión, la tendencia es que los costos económicos de mantener el statu quo aumenten más rápido que la capacidad económica para mantener el statu quo. Quinto, si no se resuelve el desequilibrio en el sistema internacional, entonces se cambiará el sistema y se establecerá un nuevo equilibrio que refleje la redistribución del poder”.
Siguiendo las explicaciones de Gilpin sobre el cambio político internacional, se puede decir que el sistema político internacional actual es beneficioso para las grandes potencias y la principal causa de los conflictos congelados se debe al sistema político internacional. Estos conflictos no existían cuando el sistema político internacional era bipolar, pero cuando la estructura del sistema cambió después de la guerra fría, estos conflictos surgieron y parece que hasta que no haya un nuevo cambio de estructura en el sistema político internacional, estos conflictos permanecerán congelados.
Conclusión
La desintegración de la Unión Soviética llevó a la creación de cuatro conflictos (Transnistria, Osetia del Sur, Abjasia, Nagorno Karabaj) de naturaleza muy similar en la región. Todos estos conflictos congelados surgieron justo después del colapso de la Unión Soviética y actualmente la probabilidad de que se resuelvan es casi nula. Para resolver estos conflictos congelados, los actores de poder internacionales, es decir, Estados Unidos, la Federación de Rusia y la Unión Europea deben involucrarse y desempeñar un papel fundamental. Sin embargo, parece que ninguna de estas partes quiere descongelar estos “conflictos congelados”. Por lo tanto, este artículo argumenta que la propia naturaleza del sistema político internacional no permite la resolución de estos conflictos; solo si la estructura del sistema político internacional cambia se pueden resolver, de lo contrario permanecerán en su actual estado congelado.
En este artículo observamos cuatro conflictos congelados que existen en la región postsoviética y se trata de establecer su relación con el sistema político internacional. En este sentido, primero, se analizó brevemente el enfoque liberal y la teoría crítica para determinar si ofrecían una explicación relevante para estos conflictos. Sin embargo, se estableció que si bien estas teorías amplían nuestros horizontes, ninguna de ellas brinda una explicación significativa para comprender la naturaleza de estos conflictos. El artículo, luego de determinar que el realismo clásico es deficiente para explicar estos conflictos congelados, presenta un marco a la luz del realismo estructural para comprender estos conflictos. Después de considerar las tres teorías mencionadas anteriormente, se concluye que la teoría de las relaciones internacionales más relevante para comprender estos conflictos congelados es el realismo estructural.
@J__Benavides
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