El grupo BRICS, integrado por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica desde 2010, decidió en su reciente cumbre ampliarse a partir del 1º de enero de 2024 con seis países adicionales: Argentina, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Etiopía. Los once países representan 37% del PIB (producto interno bruto) mundial y sus monedas representan 6% de las reservas internacionales de todos los países.
En contraste, las democracias occidentales y sus aliados en Asia: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Japón (G7), los 26 países adicionales de la OTAN, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, representan 56% del PIB mundial y sus monedas 94% de las reservas internacionales de todos los países.
Aunque el BRICS inició como un grupo económico, ha venido ampliando sus objetivos al área de política internacional, oponiéndose al dominio de Occidente y sus aliados democráticos en el Asia. Lo que pasa en la realidad, es que el bloque occidental y aliados son democracias respetuosas de las libertades, los derechos humanos y el Estado de Derecho, mientras el BRICS ampliado son regímenes autoritarios en su inmensa mayoría, con unas pocas excepciones. Más que un grupo económico que pretende cambiar el dominio financiero actual, se están convirtiendo en el club de los regímenes autoritarios del mundo, que pretenden gobernar a su antojo y para siempre, en sus respectivos países.
Habrá que ver la decisión del próximo presidente de Argentina, que asume el 10 de diciembre de este año, ya que el peronismo que gobierna actualmente solo suma 28% de apoyo.
Es un grupo similar al Movimiento de Países No Alineados que se organizó en 1961, supuestamente independiente de Estados Unidos y de la Unión Soviética, pero que en realidad sirvió para atacar a las democracias occidentales. Cuba era uno de los miembros más destacados de ese movimiento.
Si el grupo BRICS se mantuviera en su objetivo de mejorar la distribución del dominio financiero actual, para incluir a las economías emergentes intermedias, tendría la posibilidad real de lograrlo. Pero rápidamente se está convirtiendo en un club de regímenes autocráticos cuyo objetivo es sacudirse el dominio financiero de las democracias mundiales, para poder gobernar sus países, sin que les moleste las sanciones que se les imponen a los que violan las libertades de sus ciudadanos, sus derechos humanos, no efectúan elecciones transparentes ni tienen un Estado de Derecho. Esa transformación del objetivo del BRICS ampliado, impedirá que lo logre.
Los nicaragüenses debemos restablecer la libertad y la democracia, para poder ofrecerle a nuestro pueblo progresar en paz.
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El autor es presidente de honor del Partido Conservador (PC) de Nicaragua.