OPINIÓN

BRICS 2023 ¿Esperanza factible o fantasía política (Comecon del siglo XXI)? Última parte

por Daniel Arias Alfonzo Daniel Arias Alfonzo

En este apartado final relativo a la enorme cantidad de información en la prensa mundial sobre el desafío lanzado por el grupo de países denominados como BRICS  a los países denominados “occidentales”, considerando que se han planteado asuntos muy puntuales, como la construcción de una nueva arquitectura financiera internacional, nuevos estándares tecnológicos y culturales y la creación de alianzas comerciales y quizás hasta militares y políticas para delinear el mundo del siglo XXI hacia adelante, siendo estas noticias, las aspiraciones de grupos denominados “antiimperialistas” y de otro cuño, por lo cual en las últimas 2 semanas hemos visto las debilidades estructurales de 4 países del BRICS y hoy trataremos la base y prácticamente el todo de dicho grupo, como es el caso de la República Popular China.

En primer lugar, es necesario reconocer que el crecimiento económico y social de la República Popular China, no tiene precedente histórico por su dimensión social y al haber multiplicado 75 veces su producto interno bruto de 1980, ha construido una economía de igual tamaño o superior, de acuerdo con el estudio que se consulte, al de toda la Unión Europea o de Estados Unidos, con la diferencia de haber sacado de la pobreza a 800 millones de personas (la población de los 50 países de Europa o más que el doble de la población estadounidense), logrando en dicho proceso convertirse en “la fábrica del mundo”, además de realizar una cantidad de obras de infraestructura, colosales y numerosas, que sería obvio pensar que están en otro nivel del desarrollo mundial y gracias a su política comercial y financiera, ser el mayor inversor extranjero y exportador en más de 140 países, por lo cual no se trata de ignorar las capacidades de China, sino el cambio violento de la realidad global, que enfrenta en la actualidad.

En este sentido, debemos reconocer la capacidad de trabajo y la diligencia de su gobierno para aprovechar los 30 años trascurridos desde los acuerdos de Nixon y Mao hasta el apoyo de Clinton para la entrada a la Organización Mundial del Comercio, sentando las condiciones para que una cantidad muy importante de empresas extranjeras, mudaran sus cadenas de producción a territorio chino y dicho gobierno creara una política de formación de recursos humanos que en una generación absorbió las destrezas empresariales y tecnologías occidentales para crear sus propias empresas, como Alibaba, Huawei y otras, generando talentosos hombres de negocios que se observan en todo el planeta.

El problema comienza, cuando las esperanzas de que el capitalismo floreciente de China, se convierte en una amenaza geopolítica para los occidentales y otros vecinos de China, debido a factores de seguridad nacional de dichos países y no tanto por razones ideológicas, como se podría pensar, después de la absorción total de Hong Kong, pasando por encima de la cultura democrática de sus ciudadanos y el acuerdo de un “país y 2 sistemas».

La crisis del covid-19, demostró de la dependencia de las economías occidentales de los suministros industriales chinos, no solamente en materia farmacéutica y equipos médicos, entre otros, y dado el ejemplo de la utilización de la “Economía como arma de guerra”, tanto por la Federación Rusa (cortes de suministro de gas) como por Estados Unidos (sanciones financieras y comerciales), se volvió demasiado evidente que el gobierno chino tenía la capacidad de hacer mucho daño económico, en caso de conflictos geopolíticos y militares y que la tendencia, se incrementaría en un futuro cercano, de no ponérsele freno desde Occidente, que había permitido a sus empresarios laborar en China, maximizando sus ganancias,  aunque se perdieran millones de puestos de trabajo, del sector manufacturero en sus países, en nombre de la “eficiencia” por encima de la Seguridad Nacional, tal como recordamos de denuncias de sindicalistas y políticos europeos y estadounidenses de los últimas décadas.

Observemos lo siguiente:

“El colapso de la cadena de suministro durante los extensos cierres del comercio y la industria productiva en China obligaron al mundo a voltear la mirada hacia proveedores en otros mercados, surgiendo India y Vietnam como los nuevos favoritos para diversificar una cartera que estuvo por años concentrada en el gigante asiático. Sin embargo, la transición o más bien fuga desde China está más acelerada de lo esperado, con grandes compañías con históricas relaciones con proveedores chinos trasladando su capacidad de fabricación fuera del país. Uno de los casos más emblemáticos es el de Goertek, el histórico fabricante de Apple, que ha anunciado su salida desde China. La salida de Goertek del mercado chino se da en medio del continuo deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y China, que sostienen roces que van desde lo comercial a los político. Los otros proveedores de Apple en China, Luxshare y Foxconn Technology Group, continúan con operaciones en el país, aunque la tecnológica estadounidense habría solicitado que migraran fuera del mercado chino y se rumorea que esta última estaría invirtiendo cerca de US$700 mn en una fábrica de teléfonos inteligentes en India para producir los iPhone del futuro”.

Fuente: https://www.mundomaritimo.cl/noticias/el-adios-de-la-era-dorada-de-china-exodo-de-manufactura-hacia-india-y-vietnam

Esta sensación de amenaza, se vio incrementada por los conflictos territoriales actuales fronterizos existente con casi todos los vecinos de China (véase: https://www.eldebate.com/internacional/20220821/seis-disputas-terrestres-china-choca-vecinos_55563.html  ) y que han sido aprovechados por sus adversarios como Japón y Estados Unidos, para armar alianzas regionales contra China.

En este contexto, de acuerdo entre los países enfrentados a China de sacar de manera gradual, sus inversiones y empresas del territorio chino, aun sacrificando el acceso al enorme mercado interior chino, para proteger sus mercados nacionales y a su vez cumplir con las exigencias de los gobiernos de sus naciones de orígenes, se ha iniciado una política de “Guerra Comercial” para nada disimulada de Occidente contra el gobierno chino y sus empresarios, a objeto de cortar su influencia mundial, tal como se apreció en el escandalo de las antenas 5G de Huawei, cuya tecnología fue bloqueada, alegando razones de seguridad nacional, en diversos sitios. Las consecuencias de estas campañas, ya se pueden observar a nivel mundial (véase: https://www.abc.es/economia/hegemonia-china-gran-fabrica-tecnologica-global-tambalea-20230213205635-nt.html).

En esta guerra comercial, cuya explicación académica, exige amplios y detallados artículos, destaca la “guerra de los chip”(véase: https://elordenmundial.com/guerra-semiconductores-chips-globalizacion-china-estados-unidos/), donde de manera abierta se intenta bloquear a China de toda maquinaria y tecnología industrial occidental, a objeto de permitir a las empresas occidentales crear productos comerciales de mayor rendimiento, que terminen superando las prestaciones de los productos chinos y con ello, llevar a estas empresas a la quiebra fuera de China.

A todos estos problemas se le suman la opinión de muchos expertos de una inevitable guerra convencional a gran escala entre China y Estados Unidos, por el territorio de la isla de Taiwán (véase: https://as.com/actualidad/china-se-despliega-en-taiwan-n/ ), llegando incluso a predecirse la fecha próxima de dicho conflicto, mientras los países occidentales, esperan la derrota de Putin en la Guerra de Ucrania.

No es necesario ser un sabio, para entender que dicho conflicto, aparentemente “inevitable”, causaría un colapso de la economía mundial, (véase: https://www.eleconomista.com.mx/internacionales/Cuales-son-las-consecuencias-globales-que-tendria-una-invasion-de-China-sobre-Taiwan-20230417-0021.html), por lo cual a pesar de ser el más poderoso de los paises del BRICS y realmente el eje integrador de este desafío “multipolar”, no es menos cierto, que confrontan en la actualidad desafíos colosales en política exterior y comercial, a la vez que debe evitar que una crisis interna, genere implosiones, en su economía y sociedad, tal como ocurriese con la Unión Soviética en 1991, por lo cual su manejo de la crisis inmobiliaria,(véase: https://www.cambio16.com/crisis-inmobiliaria-en-china-country-garden-en-riesgo-de-impago/) es de suma importancia, tanto o más que el manejo radical de la Pandemia del covid-19, que es muy mal comprendida fuera de China, para mantener el equilibrio de su nación,

Conclusiones

Por estas razones, es que el BRICS y toda la idea de los polos mundiales de poder, dependen exclusivamente de la situación de China, pues en caso del derrumbe de esta economía, los demás gobiernos no son competidores serios para Occidente y por ello la calificación de estos países en una especie de Comecon, que fue el espacio económico, establecido por la Unión Soviética durante la Guerra Fría, que perdió y por ello desapareció de la historia, la derrota de China en esta guerra comercial es el fin de los desafíos políticos y económicos a Occidente, durante muchísimo tiempo, puesto que la experiencia con China les va a llevar a monitorear con “ojo clínico”, las inversiones industriales, los intercambios tecnológicos e incluso los estudiantes extranjeros de cada país, cuyo gobierno tenga en su discurso político la idea de enfrentar a los países del G-7.