OPINIÓN

Breve historia sobre puentes y banderas

por Carlos Ojeda Carlos Ojeda

Un par de amigos que en el pasado fueron directores regionales del MTC, consuetudinarios lectores de mis artículos nacionales y regionales, me han instruido a que insista en mi labor pedagógica de diferenciar -especialmente a los nuevos profesionales de la ingeniería egresados en revolución- sobre las consecuencias de confundir obras de ingeniería como alcantarillas, cajones y demás elementos transitorios de comunicación vial cuando existe un flujo de agua intermedio, con un puente.

Mis profesores Camargo, Soto, Ucar y Uzcátegui deben estar revolcándose de la arrechera al ver que su pupilo preferido no emite ni un rugido que estremezca la tanta ignorancia cognitiva de los nuevos ingenieros que construyen el futuro. Tamaña decepción para quienes con integridad y esfuerzo formaron a miles de ingenieros de exquisita calidad técnica e indestructible fortaleza moral. Les debo una disculpa.

¡Quizás nos faltó alguna cátedra en el pensum! Alguna materia como: La Democracia Venezolana te dio formación y cultura. Es tu deber participar en las políticas públicas, así no te gusten los partidos políticos.

La razón de tan irreverente redacción es consecuencia de las informaciones publicitadas en las redes sobre la construcción de “puentes” que ni por alegoría o metáfora podrían designarse con tan noble calificativo. Un puente es una estructura utilizada para salvar un accidente geográfico como un río, una depresión, un valle o algún obstáculo sobre el cual sea difícil transitar o llegar al fondo.

Una alcantarilla no es un puente. Un pontón no es un puente. Una pasarela no es un puente y definitivamente una estructura provisional metálica soportada sobre estribos débiles y no definitivos no es un puente.

Calificar un puente de guerra, estructura provisional de emergencia que dentro del antiguo MTC fue el estandarte de la división de puentes Cagua -cuyo montaje se hacía en 4 días-, es una estafa publicitaria. Una gran mentira en redes. Un embuste digital. La crónica de un fracasado gobernador que es puro maquillaje.

El gobernador de Portuguesa tergiversa la verdad, manipula la información y es un arlequín maniqueísta de la verdad técnica. Ignora la ingeniería. Es incapaz de portar la Bandera del Honor.

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Abanderado del honor. Prócer de la unidad que enarbola la bandera en las batallas y guerras. Alto honor ceremonial que es signo de valentía y compromiso. Ordenanza de la tropa. Insigne líder provisional. Alférez del pundonor.

“Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Libramos el próximo 22 de octubre la batalla por la libertad en esta guerra de desesperanza. En esta historia de desengaño y traición. En esta nación decepcionada de sus uniformados carentes de honor y de dignidad.

Este país está harto de líderes mesiánicos y de caudillos. Necesitamos un venezolano bueno, sencillo, de pueblo. Un humilde servidor del bienestar ciudadano. Un presidente comprometido con el rescate de las instituciones y  los valores republicanos.

Necesitamos un presidente que nos ofrezca cierta sindéresis política y alguna estabilidad moral y emocional. Un abanderado al servicio de la nación que queremos. Un profesional que represente el estandarte de nuestros principios. Caballero de la unidad. Insigne líder instructor de la nueva patria.

@CarluchoOJEDA