OPINIÓN

Breve bitácora de una travesía

por Carlos Sánchez Torrealba Carlos Sánchez Torrealba

La vida aporta vida. La energía crea energía.

Es mediante la expansión de nosotros mismos que nos volvemos ricos.

Sarah Bernhardt

Estas son algunas memorias de un taller sobre el que hemos estado trabajando últimamente con el propósito de motivar a nuestro estudiantado a enamorarse más de la vida y sus expresiones… Nada más ni nada menos que lo que hacen tantas y tantos pedagogos en el país, en la región, en el mundo.

Un estudiante se ha detenido frente a una imagen. Le atrapó. Le ha cautivado mucho y decide preservarla de alguna forma en la libreta que lleva dentro del bolsillo izquierdo de su abrigo. No precisa en el momento si la imagen le ha hecho recordar algo, si se trata de ¡Mianare: algo nunca antes visto! o si es que esta visión le ha hecho percibir mejor algo confuso que venía imaginando. En todo caso, se sienta, toma el lápiz y comienza a dibujar. Ha hecho un boceto bastante acabado, lo suficiente para retener el motivo. Llega a su casa y despliega un poderoso arte final como de película. Esta es una práctica que antes no ejercitaba.

En otro sitio del mundo, un pueblo en la costa norte del Orinoco, otra estudiante va por el medio de un paraje arbolado. Toda la calle de tierra es un gran túnel vegetal. El sol apenas atraviesa el alto follaje en haces blanquísimos. Un aroma la detiene. Cierra los ojos tratando de recordar esa fragancia, buscando su origen ¿Qué le recuerda?… Percibe una sensación que comenzó por la nuca y que ahora le recorre el cuerpo. Es como un cosquilleo… se le despierta una vibración sutil en la pelvis, en sus genitales… El aroma es casi sólido… viene de su derecha. Abre los ojos y descubre un frondoso árbol de mamón con sus flores blancas dispuestas en pequeños ramos. Todo lo ha anotado en su pequeña libreta. Al llegar a su cuarto, escribe un relato poderoso…

Mientras tanto, en otro lugar del planeta, deambula una bella joven…La creían muda y ella se satisfacía en su silencio. Dice su abuela que siempre ha sido muy observadora, desde pequeña. El tramo que hay de su casa a la estación del metro es distinto al que hay de la estación del metro a su casa. Hay diferencias…Ella pensaba que eran exactos, pero, con el correr de los días comprendió aquella máxima escuchada en una sesión donde el Profe recordó a Heráclito cuando decía: «No puedes embarcar dos veces en el mismo río, pues nuevas aguas corren tras las aguas»… Aprender a mirar esas diferencias le hizo apreciar el potencial y el deterioro de aquel pedazo de calle de su comunidad.De manera que, cuando se les propuso el desafío de desarrollar una propuesta para el cambio comunitario positivo, el tramo se convirtió en motivo para su proyecto sociocultural de servicio estudiantil.

Acaban de terminar una nueva y última sesión. Así prefiere llamar el Profe a sus clases que tampoco son solamente suyas. Las sesiones han concluido, el lapso finalizó. Este ha terminado casi en una fiesta como otros que vendrán más adelante. Solo se han brindado juegos, palabras, músicas y unos cuantos ejercicios teatrales. Llamarla así le recuerda a las sesiones de poesía que armaban antaño en el auditorio de su Facultad de Humanidades de la UCV; a las sesiones de jazz donde se juega con la música hasta la madrugada; a las sesiones de ensayo con las que burlaban a la represión de los marciales desde la caja del teatro en un sótano sagrado. Las risas y las otras expresiones de alegría del alumnado suenan y siguen resonando dentro de sí hasta por la madrugada. No puede dormir y se levanta a escribir con colores y buen humor, convencido además de que los constructos que aquí se fundan y los nexos que pasan por este nodo, son pactos de corazón a corazón.

Mirarse a sí misma, a sí mismo, poder saberse mejor y alcanzar a expresarse mejor. Procurar, si es posible, enamorarse de la vida y sus expresiones, de la naturaleza y sus manifestaciones. Anhelar la belleza tanto como para poder asirla en un dibujo, en un texto y poder transmitirlos… Estos han sido y son algunos de los propósitos y las vías para su alcance ensayadas en nuestro curso Del Teatro a la Comunicación Efectiva y la Marca Personal durante los dos primeros años y medio que llevamos ofreciéndoselo al querido y respetado estudiantado de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Finis Terrae, una universidad católica acá en Santiago de Chile, fundada en 1981. Un curso que ha estado a cargo de los profesores Álvaro Pacull y de este servidor. En esta escuela de ingeniería también saben lo que hacen al querer mantener unidas a las ciencias y a las humanidades.

En los primeros años, con nuestro curso y desde el ramo Acompañamiento y Tutoría III y IV, hemos continuado nuestras labores pedagógicas de teatro aplicado y hemos podido desplegar un curso tradicionalmente presencial, pero por la vía on-line con las dificultades propias de la pandemia y la consecuente cuarentena, sobrellevando la congestión que han presentado los sistemas y las plataformas en esos momentos de colapso global.

Es así como durante ese tiempo adverso pudimos traducir los contenidos propios del Syllabus del curso y producir para el estudiantado: podcast; juegos literarios para incentivar la escritura de relatos; presentaciones fijas y animadas; clases magistrales; sesiones interactivas; desafíos pedagógicos; presentaciones en video de creadoras y creadores-clave de Chile, de la región y del mundo; lecturas de poemas; audiciones de preferencias musicales del estudiantado; lecturas de textos-clave para propiciar reflexiones; audiciones de música clásica y de otros géneros; reflexiones y trabajos sobre la realidad sociocultural local, regional y mundial; entre otras peripecias gustosamente compartidas.

En nuestras sesiones, hemos seguido una afectuosa senda para ir al encuentro de aspectos claves para el ser humano como: la intuición, la identidad y la seguridad; la potestad, la autoprotección y el sentido de lo posible; la integridad y el sentido de la abundancia; el valor de las conexiones, la importancia de la fuerza, la cuantía de la compasión; el valor de la autonomía, de la resiliencia y del optimismo, así como la capacidad de alcanzar a desarrollar visiones holísticas frente a los fenómenos de la vida. Eso que aprendimos a llamar: conocimiento de sí mismo, cultura general y sentido común, de cara a la posibilidad de generar cambios positivos en nuestro alumnado. Todo esto sostenido en el respeto y el afecto para el traspaso eficaz del conocimiento, en la comunicación afectiva, en la valía del ingenio, así como en el juego como herramienta pedagógica.

Ya hemos entrado al año tres del curso, a su versión 3.0, podría decirse. ¡Hemos vuelto a la presencialidad! Ha sido un período de reencuentro luego de dos años de pandemia con la consecuente cuarentena. No ha sido nada fácil re-acostumbrarse a la única y maravillosa vida universitaria, a lo que significa hacer una carrera ¡Una carrera con obstáculos, por cierto!, toca recordar. Es decir, hemos vuelto al corazón para escuchar mejor los latidos, como corresponde a los seres vivos, como nos corresponde siendo parte de la naturaleza. Ahora me he quedado solo, mi colega de cátedra se ha marchado.

En todo caso, el desafío ha sido enorme para todas y todos… Caminar de nuevo por las calles del país y de la región, percibir sus tránsitos y sus estaciones, los vínculos y las situaciones, la marcha milagrosa de la vida con sus días y sus noches en un país y en una región intrigantes, cambiantes, cambiados…

En este reencuentro hemos podido vernos cara a cara, cuerpo a cuerpo, movernos de sitio, empezar a sacudirnos de una modorra de dos años encerrados y, en nuestro curso, hemos celebrado este reencuentro. Lo hemos hecho echando mano del teatro y de la palabra que son dos de las formas de expresión más hondas, renovadoras y removedoras de las emociones. Nos hemos ido conociendo y nos hemos ido reconociendo en nuestra condición humana.

Como en los dos años anteriores, hemos seguido hallando dificultades para la expresión de las y los estudiantes. Así como con desafíos interesantes para entender mejor e intentar sacarlos de una aparente mudez y una actitud pasiva, receptiva, característica y propia del estudiantado de nuestra región. Para encontrar ese delicado balance entre la espontaneidad, la frescura, la curiosidad, la rebeldía y la candidez, características propias de la juventud y la apertura para el salto a una comprensión más profunda, holística, de los retos actuales y futuros para el ser humano, entendiendo que hacerse del sí mismo es toda una forja que requiere de tiempo hasta volvernos personas menos caprichosas y egoístas, más justas y sociables, más comunicativas, más empáticas y afables, más humanas.

Frente al panorama actual, nos toca proseguir. Insistir con esta experiencia de teatro aplicado para hacer mucho más consciente el beneficio de la expresión oral y escrita, de la expresividad corporal, de la presencia oportuna de las artes y de la poesía como experiencias imaginantes, como percutoras del ingenio, a la vez que, como formidable caja prodigiosa para la suma y multiplicación de otros dones propios del ser humano y en favor de nuestras sociedades. Para ampliar y seguir casando a las ciencias con las humanidades en un acto de encuentro para el renacimiento -positivo de una buena vez- que merecemos en nuestra región.

Esta historia continuará.