A propósito de procesos electorales, el pasado 30 de octubre se realizaron en Botsuana, el país democrático más antiguo del continente africano, las undécimas elecciones. Después de 56 años, el partido que había gobernado consecutivamente ese país perdió las elecciones y antes de declarar el ente electoral el triunfo de la oposición fue el mismo presidente que aspiraba a la reelección el que reconoció la derrota y llamó al opositor para ofrecerle una transición en paz y democracia.
Aunque parezca insólito, Botsuana tiene características muy parecidas a las nuestras, aunque el recorrido político ha sido distinto porque allí la sociedad, los sectores sociales y políticos, se han consustanciado con los valores democráticos que han preservado y resguardado. Cuando en un país el gobierno que ha dominado durante tanto tiempo acepta perder y transferir el poder en sana paz, sin duda alguna, se establece un precedente importante y ejemplar para la legitimidad y la confianza en las instituciones, los partidos políticos y los liderazgos.
Botsuana vive prácticamente de un solo producto de extracción como es el diamante, el cual representa 80% de sus exportaciones. Es el segundo productor de diamantes del mundo después de Rusia; no obstante, a pesar de que es un país rico es pobre con grandes desigualdades sociales y que ha vivido en los últimos tiempos inestabilidad política, que ha hecho caer en 50% el ingreso en el primer semestre de 2024 y una de las causas de la pérdida de las elecciones por parte del gobierno.
El gobierno del presidente Misisi era criticado por la oposición de autoritario y de concentrarse solo en la explotación del diamante y no haber logrado la diversificación de la economía que ha sido la bandera y el triunfo de la oposición, un desempleo de jóvenes de 27%, además de una mala administración gubernamental que hizo que hasta los empleados públicos recibieran los salarios con retraso, lo cual generó gran descontento.
La derrota del partido de gobierno fue sorpresiva y se esperaba que fuera muy reñida y resultó que quedó muy lejos del ganador. Este cambio en Botsuana se produce después de que ocurriera otro sin precedente en la vecina Suráfrica, donde el Partido Congreso Nacional Africano que gobernó durante 30 años perdió en las elecciones celebradas en mayo pasado y se vio obligado a compartir el poder, por primera vez, en un gobierno de coalición.
Definitivamente, Botsuana y Suráfrica son ejemplos de partidos con largos períodos de gobierno con salidas políticas democráticas donde el liderazgo jugó a la estabilidad política y económica, convencidos de que los principios fundamentales de ésta, es la alternancia del poder, la cual da opciones para corregir errores, omisiones y retornar el camino al poder de la misma forma como salió, por el voto y el favor del pueblo; con ello, han logrado así fortalecer el sistema político y el desarrollo del país, convencidos que la alternancia política conlleva a la dinamización económica, al progreso y a la paz social.
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