La Botica del Carmen estaba ubicada en la Calle del Comercio, entre  Lara y Juares

La Botica del Carmen del Dr. Juan Bautista Zubillaga Perera en sociedad con su hijo Pablo Jesús Zubillaga Gutiérrez ocupaba la esquina de la calle Torres, frente a La Capilla San Dionisio, en aquella Carora, árida y reseca del estado Lara.

Temprano, con los primeros resplandores del astro rey, el Dr. Zubillaga Perera abría las puertas de dos hojas de su local, en donde, con el transcurrir de las horas, comenzaban a llegar los vecinos que, en amenas tertulias, se congregaban entre pócimas, embudos, morteros, pipetas, pinceles, frascos, filtros y todo tipo de recipientes, para solicitar sus brebajes, remedios y hasta consejos de los boticarios y mancebos.

La botica tenía su laboratorio propio en donde el Dr. Zubillaga Perera fabricaba medicina tradicional para todo tipo de dolencias, lo que constituía su principal oferta.

Este caroreño era famoso por preparar “fórmulas milagrosas” para combatir padecimientos del sistema respiratorio que todavía hoy han sanado a más de uno.

Las pócimas de Zubillaga

Los clientes buscaban en la Botica del Carmen, las conocidas gotas de Lamedor, un eficaz expectorante; Timol para los hongos de pies y manos, también era muy solicitado, así como cloruro de magnesio para dolores en los huesos.

Igualmente se conseguía en el expendio las populares Píldoras Rosadas de Williams, excelente antianémico que hacía subir el bermellón de la sangre a los cachetes de las niñas pálidas. Además, se vendían las píldoras purgativas del Dr. Guillié, para no darle tregua a los repugnantes parásitos.

Otro remedio milagroso era la Ovolecithine Billón para aquellos malcriados que sufrían de neurastenia y descalcificación. Para los vomitones y diarreas, les recomendaban el “Elixir Estomacal de Sainz de Carlo”.

Acudían a la botica caroreña las madres de los niños carcomidos por las lombrices y solitarias para que el Dr. Zuvillaga les recetara un remedio poderoso, quien a regañadientes y con fuete en mano, obligaba a los “cipotes” a tomar el horripilante vermífugo de Carlo Mier que se elaboraba solamente en la Botica Olivares de Francisco A. Bolaños, en la calle del Libertador, N° 46-48 (Carrera 19 con calle 23) de Barquisimeto.

Farmacia Lara

Asimismo, para los pechos apretados este recordado boticario recomendaba: Agua Natural Purgante, Emulsión Scott y Licor Pectoral.

El Vino Rabot lo recetaba el Dr. Zubillaga Perera para despertar el apetito voraz y Fosfatina Falieres para los que andaban terrosos y flacos, tratamiento distribuido exclusivamente por el Dr. Pedro Bartolomé en Barquisimeto.

La Achicoria (jarabe para la tos), también era una de las medicinas más solicitadas en la Botica del Carmen, así como el Alcohol Quinado o Sulfato de Quinina (para tratar las escaras que surgen en los enfermos que están mucho tiempo en cama) era otro de los menjurjes milagrosos, ambos fabricados por el doctor Agustín Gómez Rojas, propietario de Botica Coromoto, con asiento en la avenida Libertador de Cabudare.

En 1973, la Botica del Carmen dejó de funcionar en aquella calle debido a la inundación sucedida ese año y que prácticamente asoló a Carora.

De Farmacia Lara a Farmatodo

Luego de sopesarlo por un tiempo, el Dr. Rafael Zubillaga, hermano del Dr. Juan Bautista Zubillaga Perera, decidió montar tienda aparte en la capital larense; así que abrió una pequeña botiquería en la calle del Comercio entre Lara y Juares, que según la nomenclatura actual sería la avenida 20 entre calles 24 y 25. Su inauguración ocurrió el 18 de febrero de 1918, en cuyo aviso frontal se leía: Farmacia Lara.

En 1929, después del fallecimiento del Dr. Rafael Zubillaga, el negocio quedó en manos de su hijo Teodoro Zubillaga Herrera en sociedad con el Sr. José Luis López Morandi, quienes cambiarán el nombre comercial por Droguería Lara en 1955. Esta sociedad tomó la iniciativa de distribuir medicinas al mayor, primero a los estados vecinos; luego a los estados centrales del país.

Para 1985, se establece una nueva idea de un autoservicio, emprendimiento que llevó a cabo uno de los hijos de Teodoro Zubillaga Herrera, el también caroreño, Rafael Teodoro Zubillaga Isaac,​ quien cambió nuevamente el nombre de la empresa por Farmatodo y en 1994 compra la red de tiendas de cosméticos Sarela.

Botica del Carmen, Carora, estado Lara

Farmatodo concentra 13,7% del mercado farmacéutico de Venezuela. Para el año 2021, Farmatodo poseía un total de 175 sucursales distribuidas en 22 estados de Venezuela. Farmatodo está presente con sucursales en Colombia y Argentina.

Botiquería tradicional

Yatrén 105: para la disentería

Aceite de Ricino o aceite de castor: eficaz purgante

Cuerno de ciervo: “para los yeyos”

Sulfadiazina de plata: Ungüento para las quemaduras

Guayacol: para los ataques de tos

Leche de magnesia: para el estreñimiento

Aceite de almendras: bueno para la piel

Extracto de valeriana: para el insomnio

Gotas del Carmen: infusión relajante

Bay-Rum: para los dolores de cabeza

Gotas de Cundeamor: bálsamo para el mal de amores y contra la nostalgia

Píldoras Olarte: con estas pastillas se erradicaba la pereza

Eufenil: para la hinchazón

Vermífugo de B. A. Fahnestock: para las lombrices

Aceite de hígado de bacalao: para la preñez

Triquitraque: para los menstruos

Jengibre: excitante del apetito y curativo para los resfriados

Cacao: para el hígado, los humores y la tisis

Aceite de oliva: contra la fiebre, náuseas y males de costado

Oreja de tigre: para las enfermedades venéreas

Aguardiente de caña: para la debilidad e impotencia

Fosfato de hierro soluble de Leras: para la curación de los colores pálidos, dolores de estómago y para dar al cuerpo vigor

Jarabe de Pino Marítimo: para los catarros, bronquitis y el asma

Polvos y pastillas Americanos: para las digestiones laboriosas y gastritis

Gránulos de Bismuto: para las diarreas, dispepsias

Fierro amuriatado: para la fiebre amarilla

Píldoras tocológicas: contra los abortos y enfermedades de la matriz

Cápsulas de matico: contra la gonorrea

Depurativo Olivares*: para purificar la sangre, curar el reumatismo

Bálsamo semipalúdico: para contener la sangre de las heridas y para cicatrizar úlceras

Píldoras depurantes: para las obstrucciones del hígado y de los intestinos

Cariformina: infalible remedio para los dolores de muelas cariadas y neuralgias

Gotas reparadoras: para todas las enfermedades propias de la mujer

Jarabe de totuma: cura todo tipo de afecciones del pecho

Cápsulas de copaiba y alquitrán: para las enfermedades secretas

Agua de Belier: para callos, pecas y verrugas

Elixir amargo: para alegrar el espíritu


Fuente: Archivo diario El Impulso

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