A esta altura todo el mundo sabe qué es el bitcoin: la moneda virtual que no tiene un “banco central emisor” ni un “Estado” que respalde sus operaciones y que sirven para transacciones en códigos (con metodología blockchain) vía Internet sin que necesariamente sus partes se conozcan entre sí. Sin papeleos y sin la intervención estatal en esas transacciones comerciales. Capitalismo puro.
No vamos a adentranos en el aspecto “comercial” ni “legal” del bitcoin, porque son temas que aún permanecen en discusión. Al ser ya una “moneda de pago” aceptada por gigantes empresarios, inclusive, es ya una vía comercial de transacciones. Nos vamos a dedicar, por hoy, a comentar en la forma de “creación” o “construcción” de esta criptomoneda que se denomina “minería” y que, por cierto requiere grandes volúmenes de electricidad.
El propio magnate de los vehículos eléctricos, Elon Musk, confía en los negocios e inversiones realizadas a través de la criptomoneda: anunció a la Comisión Nacional de Valores estadounidense (SEC) que su empresa había comprado bitcoins por 1.500 millones de dólares. Otra forma de generar negocios sin el peso de la intervención estatal.
Pero volvamos al consumo de electricidad por las operaciones de “minería”: la red que da soporte a transacciones de bitcoin “consume anualmente más energía eléctrica que la Argentina”. Esta afirmación pareciera una ficción. No lo es: pertenece a un informe presentado semanas atrás por la Universidad de Cambridge que demostró que -tras mediciones- la energía utilizada por el sistema de la criptomoneda bitcoin (la más conocida de las varias criptomonedas) estima el consumo de 121,36 Teravatios/hora mientras que el consumo eléctrico de toda la República Argentina es de 121 TWh.
No olvidemos que el boom de la tecnología tiene su base consumo de electricidad: Internet, la deep web, la Big Tech, la nube, los sistemas financieros formales (bancos) consumen 200 TWh de electricidad al año, y el bitcoin debe estar ya consumiendo 50% de ese volumen, tomando en cuenta que es una “moneda” que apenas se está afianzando en el mundo de las transacciones comerciales virtuales (fuente: economista holandés Alex de Vries).
Vean esto: una sola transacción de bitcoin utiliza la misma electricidad que 453.000 transacciones de la tarjeta de crédito Visa (fuente: Digiconomist).
La “minería” de estas criptomonedas como el bitcoin utilizan en sus operaciones complejos sistemas de software que requieren muchísimas interacciones y grandes volúmenes de electricidad para dar soporte y almacenamiento a las mismas.
Otro concepto a rescatar de ese informe -y que transcribimos in extenso, es-: “La energía consumida en un año por la red bitcoin equivale a la energía consumida por la Universidad de Cambridge, durante casi 7 siglos”. El uso de electricidad para la cantidad de operaciones matemáticas de los softwares especializados ya está superando a volúmenes de consumo en Holanda, Finlandia o Filipinas.
Aquí es pertinente esta pregunta: ¿Podrá ser la “minería” del bitcoin el gran demandante de electricidad vía renovables y gas natural en las próximas décadas?
La respuesta, de las variadas que puedan haber, es: puede ser que esa demanda acelere planes y proyectos de desarrollo tecnológico que permitan abaratar costos de producción de electricidad vía renovables y sean, finalmente, las criptomonedas los grandes “impulsores” de la demanda de energía renovable que permita, como medida paralela bajar consumos de electricidad fósil. Hoy la mayor parte de la electricidad que se consume en el mundo es de fuente fósil (petróleo, carbón), en consecuencia el bitcoin, de momento, está utilizando toda la energía que pueda. La mayor parte de ella proviene de fósiles.
¿Cuánto vale un bitcoin en dólares hoy marzo 2, 2021? Aunque el precio es fluctuante, de momento está transándose en las redes a aproximadamente 45.000 dólares la unidad.
¿Están América Latina y sus empresarios privados preparados para el reto de las criptomonedas? ¿Hay planes de suministro eléctrico a compañías formales que hagan “minería” de bitcoins? Claramente los Estados latinoamericanos están off side, tienen la palabra los innovadores y empresarios.
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