OPINIÓN

Betancourt en el exilio ¿y los sumisos?

por Jorge Ramos Guerra Jorge Ramos Guerra

 

A 43 años de su fallecimiento (septiembre 28 de 1981) Rómulo Betancourt no es que espante, sino que asusta a quienes se les ocurre desde la Acción Democrática (sumisa) que fundara, usurpar su legado como ese de buscarle vueltas a su pensamiento recogido en sus archivos, conservados y revisado por el mismo, sin acotaciones sobre lo que pudiera arrepentirse y luego en sus libros, discursos o declaraciones por los medios de comunicación, lo que le ha merecido respeto, por lo que citarlo fuera del contexto de lo que expresara, es una usurpación que delata una audaz ignorancia.

Betancourt ¿preso o exiliado? Es el más reciente asunto en ventilarse, como si las opciones avergonzaran a un político honesto y constituyen reales posibilidades en el ejercicio de la política dentro y fuera de un Estado de Derecho, porque este lo ha previsto así. De presos políticos está impregnada la historia republicana. Francisco Miranda es nuestro más universal preso político, José Antonio Páez fue humillado al encarcelarlo. Juan Vicente Gómez hizo de sus cárceles cementerios. Marcos Pérez Jiménez las poblaría y en la democracia constitucional (1961) Pompeyo Márquez y Teodoro Pekkop serían sus más emblemáticos procesados, como uno de los más indignantes sería, el asesinato en prision del luchador político Jorge Rodríguez y es de antología el proceso judicial a los militares golpistas de 1992, liderado por el comandante Hugo Chávez Frías, iniciado con tratamiento humanitario, concluyendo con indultos por el propio Presidente Carlos Andrés Pérez y el sobreseimiento de causas por el Presidente Rafael Caldera, que en el universo del derecho ha sido inédito. Todo explicable más no, la extraña muerte del concejal Fernando Ablan, en la sede por casualidad donde muriera Rodríguez, con la diferencia que sería el propio presidente Carlos Andrés Pérez quien ordenara la investigación de los hechos y la justicia sus sanciones.

Ahora, con motivo de las elecciones presidenciales del pasado julio 28, se han dispuesto un millar de detenciones, violadoras del constitucional “Debido Proceso” y de la salida del país del electo presidente Edmundo González Urrutia, en pleno desarrollo ante la incógnita de estar preso o exiliado, utilizándose la figura de Rómulo Betancourt que consideró más útil, asilarse que dejarse apresar y un ensayo …”Rómulo Betancourt, una vida de exilios” de Mirela Quero de Trinca, señala que: “el exilio nunca fue una derrota, sino una pausa en la lucha, que Betancourt supo aprovechar para la formación y evolución de su pensamiento y obra política”. Efectivamente, su investigación le llevó a considerar como “El primer exilio: (1928-1936) El segundo exilio: (1939-1941) El tercer exilio: (1949-1958) El cuarto exilio: (1964–1972) permitieron consolidar el pensamiento político de Betancourt y su póstuma obra, que desde la cárcel no lo hubiese podido, mientras otros compañeros suyos permanecerían presos y torturados al considerar, que en esas condiciones lograrían sus objetivos, resultando relativas en tiempos y circunstancias, que al menos se permitía leer y escribir ¿cuantos no se formaron en esas condiciones?

Es de destacar, que del exilio y diáspora nos habla la Biblia. Dios dijo: “ Por eso mi pueblo va al destierro sin saber; sus nobles mueren de hambre, y su multitud se reseca de sed ” (Isaías 5.13) y el nazismo exterminador, su máxima expresión, en cuyos casos, la sumisión es otro de sus componentes que no ha dejado de existir, resultando un fantasma a cuestas, que en sus andanzas no tiene fecha ni calendario.

El exilio por su parte, salvo para unos pocos, no es un “confort” si, en algunos de la generación “Monomeros” como los alabarderos del régimen plenamente identificados y abucheados en sus inocultables modos de vida, todo lo cual, coloca en una balanza, los riesgos de hacer política en unos, con la dignidad detrás de las rejas y al desamparo otros, no sólo, de un mínimo de justicia sino de elementales condiciones humanitarias, en el exilio con apoyos éticos o desde la indigna sumisión, que es para escribir libros por la asquerosidad de su envoltura,resultando más pesada que la cárcel y el exilio de conciencia, más no de ataduras por lo que, al momento de hablarse de las consecuencias de la lucha política, hay que saber a qué atenerse, por lo que una vez me dijera, un “preso y exiliado de coraje” el doctor Octavio Lepage… “Jorge, los militares y los políticos corremos riesgo qué hay que asumir” expresión que hoy aturde al sumiso.

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