En septiembre de 2015 escribí para el portal de noticias El Estímulo un artículo que intitulé “En defensa del señor Bergoglio”, donde le otorgaba al papa Francisco el beneficio de la duda, ante la afirmación de un amigo mío, cubano para más señas, que sufrió -como tantos- las penurias del comunismo y el exilio, y que estaba indignado por la actitud “complaciente” del Papa ante los Castro en su primer viaje a Cuba. “Para mí ese ya no es el Papa; de ahora en adelante es simplemente el señor Bergoglio”, escribió.
El Papa, elegido en 2013 tras la renuncia del papa Ratzinger, a mi modo de ver había comenzado su papado con acercamientos a temas obviados por la ortodoxia religiosa durante demasiado tiempo, y eso me gustó. Pero a medida que han pasado los años, la figura a quien pedí otorgarle el beneficio de la duda, se me fue cayendo, hasta el día de hoy, que lo tengo en el subsuelo. En estos momentos cuando el mundo pasa por terribles violaciones de los derechos humanos, terrorismo, intolerancia de origen religioso, racismo, regímenes dictatoriales, hambrunas, esclavitud y encima, una pandemia, el papa Bergoglio guarda un silencio que grita más que cualquier palabra de apoyo. Porque el que calla, otorga. Y alguien de su estatura, rango, posición y como jefe de una de las religiones con más fieles en el mundo, tenía que haberse manifestado. Nada. Mutis por el foro. Una vergüenza para los jesuitas, por lo general aguerridos luchadores por las causas sociales.
Cuando Bergoglio llegó al trono de san Pedro, su bandera era la lucha por los pobres, los más desfavorecidos, los enfermos… Eso por lo visto quedó en el olvido. A mí me tiene indignada desde hace rato su silencio sobre Venezuela. Y ahora, aún más, su silencio sobre Cuba. Alguien en Twitter me advirtió que el Papa estaba saliendo de una hospitalización. Cierto. Pero no ha estado callado. Revisé las páginas de Vatican News que publican todo lo que hace el Papa, y puedo contarles que, aparte de los varios tuits agradeciendo “la compañía” durante su estadía en la clínica, Francisco dio el pésame a los familiares de las víctimas de un incendio, probablemente causado por la explosión de bombonas de oxígeno, que se produjo el 16 de julio en el Covid Hospital al-Hussein de Nassiriya en Iraq, y que hasta ahora, ha causado la muerte de 64 personas hospitalizadas. También manifestó su pesar por “las graves consecuencias de la tromba de agua en Renania del Norte-Westfalia y Renania-Palatinado, en Alemania. “Su Santidad recuerda en la oración a las personas que han perdido la vida y expresa a sus familias su más sentido pésame”, dice el comunicado que en su nombre hizo llegar al presidente de Alemania el canciller Pietro Parolin. Es decir, no solo el Papa lee noticias durante su convalecencia, también manifiesta su pesar por los accidentes. Pero lo de Cuba ha sido un absoluto horror y de eso no ha dicho palabra alguna. Su última declaración, extensa y argumentada, fue sobre las modalidades de uso del misal preconciliar, que las devuelve a los pastores de las diócesis.
¿Por qué no dice nada, Bergoglio? ¿Es que no siente un ápice de misericordia por los asesinados, detenidos y torturados en Cuba? ¡Esa pobre gente lleva más de sesenta años de sufrimientos! El régimen que los subyuga no fue electo por el pueblo. ¿Cuáles son los sufrimientos que a usted lo conmueven? ¿Los causados por regímenes de derecha? ¿Es que acaso considera que hay dictaduras buenas (las de izquierda) y dictaduras malas (las fascistas)?
¡Qué decepción, Bergoglio! ¡Y, sobre todo, qué ira me produce su silencio! Y con esa actitud pretende seguir haciendo proselitismo religioso… Hoy me retracto de la defensa que hice de usted y voy más allá que mi amigo. De ahora en adelante usted es Bergoglio a secas, ni siquiera con “señor” por delante, porque no se lo merece. Dante describió a los indiferentes como cobardes, porque “vivieron sin infamia ni gloria”. Como usted.
Bergoglio el indiferente…
PD. Después de escribir este artículo me encuentro con que Bergoglio, en su primera aparición pública, manifestó su «preocupación» por los «momentos difíciles» que vive Cuba e instó al «diálogo y solidaridad». Para decir tremenda cantinflada, mejor se hubiera quedado callado. No le quito ni una coma a mi artículo. Ahora, si cabe, estoy más indignada.
@cjaimesb