OPINIÓN

Barinas y el revocatorio como opción

por Gonzalo González Gonzalo González
Súmate referendo revocatorio

Imagen referencial / Foto Reuters

Los venezolanos no tenemos otra alternativa que luchar por la superación del régimen chavista so pena de seguir cayendo en el abismo sin fondo como Estado y sociedad. Está lucha en cualquiera de sus modalidades, vías, formas, no es fácil ni sencilla porque nos enfrentamos a un entramado de poder en el cual convergen política con delincuencia organizada nacional e internacional, y que además está articulada con la confluencia internacional autoritaria encabezada por China y Rusia. La prioridad central de los actores políticos gobernantes en Venezuela es mantenerse en el poder “sine die” a toda costa y costo para el país.

El introito anterior viene a cuento para recordar y advertir sobre la realidad objetiva a superar y transformar.

La gesta de Barinas, no puede ser caracterizada de otra forma lo protagonizado el 9 de enero por el pueblo barinés y las fuerzas democráticas agrupadas en torno a la candidatura de la MUD en esa entidad. Lo ocurrido es consecuencia  de varios factores concurrentes: el hartazgo de los barineses con el régimen chavista y su decisión de no dejarse arrebatar la victoria; el enorme error de cálculo cometido por el oficialismo al desconocer los resultados del 21 de noviembre y su actuación posterior; también porque las fuerzas democráticas hicieron lo apropiado: evitar las provocaciones, no desanimarse ni abandonar a los barineses, fortalecer y expandir la unidad, convertir la repetición de los comicios en un acto plebiscitario en relación al régimen, para lo cual contaron con la ayuda inestimable de la nomenclatura roja.

Mucho se ha especulado sobre por qué el chavismo reconoció rápido la derrota, varias razones pueden argumentarse al respecto, pero creo deben priorizarse: la significativa brecha entre los votos de la MUD y los del PSUV, los costos altos para el oficialismo de un manotazo o de cualquier maniobra destinada a desconocer o repetir lo hecho en los días posteriores al 21N debido a la determinación de la sociedad barinesa y de los actores políticos democráticos de defender los resultados. La otra y creo decisiva  es que no se jugaba ni se sometía a riesgo el poder nacional,  en definitiva lo prioritario para el chavo-madurismo.

De todo lo acontecido en Barinas pueden extraerse conclusiones importantes tanto para las fuerzas democráticas como para régimen, no pretendo por razones de espacio agotarlas todas, sino relevar algunas.  Para las fuerzas democráticas quedo claro que la unidad política y orgánica lo más amplia posible es indispensable para avanzar en la representación y articulación del mayoritario deseo de cambio que existe en Venezuela. Para el oficialismo la principal conclusión es la ratificación de que si se le permite al pueblo la capacidad de elegir, no simplemente votar, lo hará contra el oficialismo, otra importante conclusión es que su capacidad de intimidación y soborno social ha perdido fuerza; también que la utilidad de alacranes y colaboracionistas parece haber alcanzado a su techo.

En fin, lo ocurrido ha supuesto un soplo de optimismo y autoestima para los partidarios del cambio y debe ser valorado en su justa dimensión, aquí no procede sobrestimación o subestimación; sobre todo lo primero porque el régimen sigue al control de la situación y mucho hay por hacer para desplazarlo del poder.

Es natural y lógico que luego de lo ocurrido el 21N y en su prolongación en Barinas, se considere al referéndum revocatorio  como una opción a explorar para el año en curso. Las fuerzas democráticas deben tener un plan para los tiempos que vienen, no le puede regalar tiempo ni la iniciativa al régimen por ausencia.

El tema de la lucha por activar el referéndum debe ser considerado por las fuerzas democráticas, sin menoscabo del rigor necesario con cierta urgencia, ya el CNE acepto la solicitud de Mover y otros grupos de abrir el procedimiento para activarlo; el asunto no debe ser simplemente ignorado ni desechado mediante el silencio.

La intención de activar el referendo no es un acto de desesperación ni un atajo, tampoco es contradictorio con tener en la mira las eventuales elecciones presidenciales de 2024 en caso de que el revocatorio no pueda ser activado; es en congruencia con la ruta electoral un posible próximo hito en razón del calendario y es un derecho constitucional a reivindicar de similar jerarquía al de elegir.

El revocatorio tiene la virtud de ir directamente a la causa central de la crisis sistémica y humanitaria en progreso cual es la permanencia en la conducción del Estado de quienes lo usurpan y carecen de legitimidad de origen y gestión; puede ser muy útil para resolver la crisis de poder y representatividad existente; tiene según algunas mediciones de opinión un alto respaldo ciudadano lo cual hacer inferir que si se logra activar, su proceso y resultado final contará con una alta legitimidad. Considero que las razones expuestas son suficientes para validar la conveniencia de su activación para el país.

El rigor y la seriedad obligan a advertir que esas virtudes y otras son, paradójicamente, su mayor debilidad debido al tipo de régimen imperante y su demostrada capacidad de bloquear en impedir su materialización por medios ilegales e ilegítimos. Pero considero conveniente e ineludible para las fuerzas democráticas luchar por su activación.

Quienes desechan la opción del revocatorio en el campo democrático argumentan: que la oposición debe fijar la mira y trabajar para las elecciones presidenciales de 2024 porque no tiene la fuerza para impedir que el régimen bloquee el referéndum como ya lo hizo en 2016 lo que generaría una enorme frustración en la sociedad y los actores del cambio. Y dedicar el tiempo que falta para el evento comicial de 2024 a superar sus problemas y reconstruirse.

Los argumentos de quienes se oponen son serios y considerables. Pero considero que esa hoja de ruta propuesta tiene defectos considerables: establece como contradictorio luchar por activar el revocatorio y prepararse para 2024, lo cual no es necesariamente así, la eventual frustración aludida debido al bloqueo del referéndum puede ser subsanada y rebajado su efecto si se trabaja para hacerle pagar al oficialismo su acción arbitraria e ilegal (remenber Barinas); el trabajo para activar el revocatorio puede servir para recuperar la capacidad de representar el anhelo nacional de cambio político, estimular la movilización ciudadana, reconstruir los partidos y otras organizaciones, ganar musculo orgánico y conexión con la ciudanía porque las organizaciones se construyen y reconstruyen en caliente, en la lucha por una causa y como el entorno todavía permite la actividad abierta y pública no hacerlo es desperdiciar oportunidades. Exactamente algunas de las ventajas potenciales aludidas para transitar la vía electoral.

La otra opción, no solo sería incoherente con la ruta electoral sino que asemeja a un repliegue como si más que débiles los partidos y organizaciones democráticas estuvieran diezmados. Esa suerte de actitud y posicionamiento endogámico tiene el costo de regalarle el tiempo y la iniciativa pública al chavismo para reforzar sus mecanismos de control socio- político y fortalecer la matriz de no hay nada que hacer.