OPINIÓN

Barinas sufre el calvario eléctrico     

por Robert Alvarado Robert Alvarado

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«Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad«. Albert Einstein

Los errores pasados y presentes del gobierno en más de dos décadas me han llevado a reflexionar sobre situaciones como la del servicio eléctrico. Recuerdo una anécdota del empresario Oscar Machado Zuloaga. Durante el primer gobierno del Dr. Rafael Caldera, hubo intentos de estatizar su empresa. En ese momento, un periodista se acercó a Machado Zuloaga y le preguntó: “¿Qué hará usted si el gobierno termina por estatizar la empresa?”. Su respuesta fue contundente: “¡Montaría de inmediato una fábrica de velas!”. Esta respuesta sugiere que los servicios eléctricos deberían estar en manos privadas y no de un grupo de personas que llegan al poder con intenciones de enriquecimiento personal, sin ofrecer soluciones a la crisis eléctrica. El caos alcanzó su punto álgido el 7 de marzo de 2019, cuando Venezuela quedó paralizada debido a fallas en el servicio eléctrico en varios estados. Este caos se agravó por la falta de agua, gas doméstico, televisión por suscripción por cable e Internet, entre otros servicios esenciales. Todo esto evidencia la magnitud de la crisis que enfrenta el país.

Ante la crisis del sistema eléctrico venezolano y los padecimientos que genera en mi querida Barinas, no puedo evitar evocar la señal de socorro “Mayday”, derivada del francés “m’aider”. Esta expresión se utiliza en muchos contextos como llamada de emergencia, y es precisamente lo que parece resonar en el estado de Barinas. Barinas, un estado dotado de varias represas hidroeléctricas como Uribante Caparo, José Antonio Páez y Masparro, creadas durante la cuarta república con el propósito de generar y distribuir energía eléctrica a los estados vecinos. El objetivo, convertir a Barinas, junto con Táchira, Mérida y Portuguesa, en el granero de América. Sin embargo, a pesar de estos recursos, la crisis energética persiste, al igual que en el resto del país. Tal como hemos visto anteriormente, la nacionalización de las empresas eléctricas y la centralización del servicio han llevado a una disminución en la calidad y confiabilidad del suministro eléctrico. Esta situación ha desencadenado una serie de problemas que van más allá de la falta de luz, afectando servicios esenciales y la economía en general. Por lo tanto, al igual que el llamado de “Mayday”, Barinas y el resto de Venezuela claman por una solución a esta crisis energética.

Según el último informe del Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos en 2020, el estado de Barinas tenía una valoración positiva de solo 10,7%, una de las más bajas del país. Las razones para esta valoración negativa incluyen fluctuaciones de energía, daños a los electrodomésticos y racionamientos de electricidad. La respuesta del régimen a los habitantes de Barinas ha sido atribuir la crisis a una prolongada sequía que ha reducido los niveles de agua en los embalses de las centrales hidroeléctricas, agravada por la ocurrencia del fenómeno climático El Niño. Sin embargo, este argumento ha sido recibido con escepticismo, ya que, a pesar de las lluvias y el llenado de las represas, los problemas persisten. Esto ha llevado a muchos a cuestionar la veracidad de estas afirmaciones y a sospechar que el verdadero problema radica en el mal estado de las turbinas. Este escenario se suma a la ya complicada situación que hemos discutido anteriormente, donde la crisis energética en Venezuela, y en particular en Barinas, se ha visto exacerbada por la nacionalización de las empresas eléctricas y la centralización del servicio. A pesar de los recursos disponibles, como las diversas represas hidroeléctricas, la calidad y confiabilidad del suministro eléctrico han disminuido, afectando a servicios esenciales y a la economía en general. La llamada de “Mayday” resuena cada vez más fuerte. ¿Por qué?

Hoy los barineses padecen cortes eléctricos con esos racionamientos de energía eléctrica por más de cinco horas o más. Los que conocen el calor de los llanos saben cómo es el clima y eso de la “falta de luz” es tan inhumano, es perverso, porque en nuestras comunidades barinesas hay muchos niños, adultos mayores y personas enfermas que padecen por el calor que producen las temperaturas de más de 34 y 35 grados centígrados, que se han sentido los últimos meses. Desde hace varios meses, los cortes de luz se han intensificado hasta el punto de que varias comunidades han salido a las calles o avenidas como medida de presión.

Toda esta crisis afecta a la producción y a los comerciantes, sin luz no pueden trabajar los centros comerciales que es la fuente laboral más importante de Barinas. Un propietario de ese sector me comentó: “Cuando estoy más entusiasmado atendiendo a mi clientela se va la luz, esta situación es insoportable, porque muchas veces a causa de la electricidad pierdo hasta 7 horas sin trabajar y eso no es nada cómodo ante la situación económica del país, y todos necesitamos laborar y generar para pagar, porque el recibo sí llega al día… sin derecho a manifestar que me descuenten las horas que estuve sin electricidad, qué bonito pues, y Corpoelec como Shakira: ciega, sordo, muda y con la vista en la lejanía, que vainita”.

A la ya desgarradora crisis eléctrica, se le suma el drama de la gasolina. Las estaciones de servicio de la ciudad parecen escenas sacadas de una película posapocalíptica, con colas que duran hasta 8 horas y un suministro de combustible que parece más un mito que una realidad. Y cuando no hay gasolina, bueno, eso es otro nivel de caos. No hay plantas eléctricas en las estaciones de gasolina, así que cuando se va la luz, todo se paraliza.

Pero no crean que este es un problema exclusivo de Barinas. ¡Oh, no! Los estados andinos de Táchira, Mérida y Trujillo también están disfrutando de este “privilegio”, y se extiende a los estados centrooccidentales como Portuguesa, Cojedes y Falcón. Recientemente, el estado Lara se ha unido a esta fiesta de cortes de luz, con interrupciones que duran más de doce horas. Y ni hablemos del estado Zulia, que ha sido golpeado duramente por la falta de servicio eléctrico.

Incluso la capital no se salva. Aunque los cortes de luz son más breves, siguen siendo cortes. Así que, mientras Barinas sufre su calvario eléctrico, sus habitantes claman por una solución a estos cortes de luz. Pero, ¿quién sabe? Tal vez la próxima vez que se vaya la luz, podamos simplemente encender una vela y contar historias de terror. Después de todo, ya estamos viviendo en una.

@robertveraz