Las analogías son interesantes porque en todos los casos hay un diálogo de la ficción lúdica con el cine. Barbie Malibú se copia de Sharon Tate, que a su vez expulsa a la Sharon Tate ficcional de la sala oscura para que Margot Robbie caiga en la piel de Barbie, que a su vez ansía conocer el mundo real. Nunca sabremos cuál hubiera sido el derrotero de Sharon Tate si no se hubiera encontrado con los cuchillos del clan Manson. Algunos indicios hacen suponer que no era tan tonta como su persona cinematográfica la hacía parecer. Como no es nada tonta la Barbie de la película que arrasa con la taquilla, en un movimiento que tal vez indique que el cine inteligente tiene futuro más allá de los efectos digitales y la Inteligencia artificial. Y quien conduce esa reflexión existencial es, para horror de quienes esperaban un filme para niños repleto de estereotipos. La Barbie Robbie, la deliciosa, inteligente, brillantemente ingenua Barbie Robbie.
La muñeca Barbie es para que los niños jueguen con ella. Es un objeto sobre el cual se proyectan fobias, filias, miedos y manías. Pero a nadie, salvo a los talentosos Greta Gerwig y su marido Noah Baumbach (un libretista y director muy estimable) se les ocurre dar vuelta el problema. Cómo se ve el mundo desde el punto de vista de la muñeca frívola y tontuela. Pues resulta que tal vez no sea tan tonta y que el mundo sea el que es disfuncional si se lo mira con ingenuidad inteligente. Barbie es en el fondo eso. Una mirada distinta desde la falsa perfección hacia las aristas de un mundo en el cual los hombres son secundarios (el pobre Ken) o despreciables, como los ejecutivos de Mattel que ningunean a los modelos Barbie que no han tenido ningún éxito comercial. La simpatía se vuelca entonces hacia la “weird Barbie”, la Barbie rara que concita la atención de los modelos discontinuados. El disparate es tan inteligente, y pone tan de relieve las identidades de género tan en boga en el mundo de hoy. Por suerte, además, el libreto esquiva la tentación de ir más allá de los dos sexos. Porque de alguna forma se trata de poner en el banquillo al mundo de los adultos, al mundo contemporáneo, patriarcal, machista que ha generado el estereotipo de Barbie y Ken.
Cuando el imaginario lúdico baja al mundo real se produce un choque de imaginarios del cual se descuelga la trama de la película. Hasta pudiera hablarse de un “road movie” ese género tan californiano que, hacía que la ruta fuera la metáfora de una búsqueda interna. Barbie busca su yo (como lo hacía la Sharon Tate de Tarantino) más allá de su imagen estereotipada, y para hacerlo necesita encontrar a sus colegas discontinuadas pero también a los causantes de la cancelación y ya que estamos a su creadora, Ruth Handler.
Este autodescubrimiento es también una fuga hacia el mundo real, es el intento de traer el mundo lúdico al real en la medida en que es solo la experiencia de la realidad, con su celulitis, su pie plano y su intuición fenomenológica de la muerte la que hace una vida auténtica. Las muñecas no mueren, los seres humanos sí. Y la gracia del filme de Gerwig es narrar ese tránsito de un mundo imaginario, infantil, lúdico y falso a uno cotidiano, brutal por momentos, lleno de pequeñeces y de irritantes datos, en el cual el cuerpo cumple un papel de símbolo pero también de vehículo. Es uno de los grandes filmes del año. A no perdérselo
Barbie. EE UU, 2023. Directora Greta Gerwig. Con Margot Robbie, Ryan Gosling,Will Ferrell.
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