Sin lugar a dudas las cárceles venezolanas, esas que la ministra Iris Varela, en sus delirios nocturnos, define como las mejores del mundo y que hasta la llaman de otros países –dice ella– para pedirle recomendaciones, se han convertido en uno de los actos de barbarie más repulsivos que existen en nuestro país.

Ni el peor delincuente del mundo merece estar en una de ellas, son vulgares depósitos de seres humanos. Mi maestro Gómez Grillo las llamaría infrazoofílicas, con todo y que no vivió esto que se vive ahora, aunque presumía lo que venía y siempre me lo decía.

Presos desnutridos porque no les dan comida, otros que se mueren de enfermedades como tuberculosis o VIH/sida sin que ningún médico les preste atención y les dé tratamiento para ayudar a su recuperación. Otros con enfermedades de la piel como la escabiosis o sarna, como la llamaban mis abuelos; enfermedades de la vista como conjuntivitis, muchas infecciones intestinales. Esto debido a las terribles condiciones de higiene y salud que hay en estos sitios. Así es una cárcel venezolana.

Un informe que elaboró en mayo de 2020 la organización que dirijo, Una Ventana a la Libertad, reveló que en 57 Centros de Detención Preventiva que monitoreamos en Distrito Capital, Vargas y Miranda, con un total de 4.589 reclusos (327 eran mujeres), 941 tenían desnutrición grave, 188 tuberculosis y 10 VIH/SIDA. Esto nos da una idea de lo grave de la situación que estamos viviendo.

Lo terrible es que es un tema que a nadie le interesa. Los presos no le han importado nunca a nadie. Según encuestas de todo el mundo se deben aumentar las condenas e imponer la pena de muerte, para que todas las personas se sientan mejor. Como decía Galeano: “Los presos eran los nadie”.

Pocas veces he oído a soñadores y organizaciones en el mundo, como la nuestra, pensar que los podemos recuperar y hacerlos hombres y mujeres de bien. De eso puedo contar varias historias.

Tal vez los narcotraficantes y los corruptos tienen un gran valor dentro del mundo de la delincuencia porque de él se nutren muchos. políticos y mucha gente con poder, pero del delincuente común nadie.

Pero del hijo de Petra o María, el hijo de nadie, que está en El Rodeo, Yare, la Zona de Boleíta de la Policía Nacional, estos no importan a nadie. Esos de los cuales sus madres de levantan a las 5:00 de la mañana para ver si logran que al mediodía un guardia piadoso, que aún hay, aunque no parezca, o un policía malandro, que los hay también y en multitud, les quite la poca plata que puedan tener para llevarles la poca comida que sus madres o esposas logran hacerles para evitar que mueran de desnutrición.

Para completar la fiesta (una ironía mía) la señora Iris Varela anunció esta semana que tiene 40.000 presos listos para que la defiendan a ella y la revolución, en caso que alguien intente tumbarlos. Ya hace unos meses había pedido los fusiles, supongo que ya se los dieron y ahora, violando toda norma jurídica nacional e internacional, amenaza con sacar a los presos a la calle a matar gente, su gente.

Es repugnante que individuos de esta calaña lleven las riendas del país en materia penitenciaria. Siento una profunda vergüenza cada vez que escucho a la ministra Varela como si fuera dueña de los presos, Ella nunca se enteró de que las cárceles eran para reeducar reclusos y no hacerlos peores; además, que la función de la cárcel no es la que ella, en su ignorancia, pretende darle.

Por último, señora Varela: ni las cárceles son cuarteles, ni los presos soldados. Estudie, que le falta mucho por aprender. También es corrupción tomar un cargo del que no sabe nada. El mal se paga y esté segura de que su día está cerca. Y no sabe lo felices que estaremos.

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@cnietopalma

 

 


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