Acudimos a unas elecciones con las reglas de la tiranía, y con una organización basada en la entrega de los trabajadores voluntarios, le ganamos a Maduro por paliza. Ahora pretenden desconocer el rotundo pronunciamiento cívico de la soberanía popular y quieren repetir las elecciones. El TSJ pudiera actuar de usurpador del poder electoral. Todo un exabrupto.
La naturaleza del ecosistema criminal es confrontar el derecho con la realidad, en una palabra: la verdad. El destino, tarde o temprano, es el inevitable choque con el dictamen de la voluntad popular: eso se respeta. El régimen se desmorona a pasos. Y los ciudadanos no nos cansaremos, estaremos siempre dispuestos a caminar la milla extra. El fin último de nuestras acciones es la libertad.
Una barbaridad sin precedentes es el zarpazo represivo brutal del régimen forajido ante la pérdida de las elecciones y de allí el fraude con costuras de todo tipo que no ha podido todavía fabricar. No se atreven a enseñar las actas porque perdieron 70 a 30.
Meter niños de 13, 14, 15, 16 y 17 años presos y secuestrarlos en una suerte de campos de concentración es otra barbaridad sin precedentes. Estos adolescentes han sido acusados de terrorismo, ellos son más bien victimas del terrorismo de Estado. Son castigados porque guardan en la memoria colectiva y familiar el deseo por la democracia y una vida digna de ser vivida. Con estas acciones criminales se les estigmatiza y trastoca el libre desarrollo de su personalidad. Les ha sido negado el derecho a tener una abogado y se les suprime el debido proceso. Ellos protestan por su derecho a tener maestros en sus escuelas, por el derecho a su comida escolar y tener agua en el grifo de su casa.
Con esto se pretende amedrentar también a las familias y atemorizar a la comunidad. El fin de los zafios en el poder es que la gente no proteste por sus derechos. Los niños son instrumentalizados para aleccionar. El señor Putin marcó el ejemplo cuando secuestró a niños ucranianos y los llevó a Rusia para adopción. Una barbaridad de estos regímenes que proscriben las libertades y el Estado de Derecho.
El poder fáctico no necesita de las leyes de los parlamentos, le basta con plasmar la idea de poder en la mente de los ciudadanos. El asunto para ellos es la dominar y punto. El poder lo imponen sobre el curso de la realidad. A la postre la verdad será el factor de quiebre.
Mi solidaridad con el consecuente demócrata Williams Dávila, lo secuestraron arbitrariamente y casi le cuesta la vida. Dios es grande.
¡Libertad para Javier Tarazona, los policías metropolitanos, los comandos de Vente, Rocío San Miguel, Dignora Hernández, Henry Alviarez, Carlos Julio Rojas y los hermanos Guevara! ¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
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