OPINIÓN

Balance y algo más (I)

por Víctor A. Bolívar Víctor A. Bolívar

En rigor, tal como lo revela la realidad, las expectativas del pueblo venezolano de contar con un oportuno cambio político que le permita atenuar y resolver los álgidos problemas que apunten a una mejor calidad de vida parecieran diluirse en el confuso ambiente que aún precede al inicio de 2020.

Siempre ha sido una constante por estos tiempos que el venezolano, como cualquier mortal en el mundo, haga un balance de lo bueno y lo malo del año por terminar; así como el que abrigue esperanzas de prosperidad, armonía, amor y felicidad para el nuevo año. Difícilmente dejará de tararear y bailar “Yo no olvido el año viejo”, cumbia inmortalizada por el gran cantante mexicano Tony Camargo, aunque no deje de ser una vana ilusión que solo se esconde melancólicamente en una vocinglería ajena a la realidad, pues para su desgracia este año no le ha “deja cosas muy buenas”.

Es lamentable que el régimen haya podido sortear los obstáculos corriendo la arruga. Por su lado, consolidó el apoyo ruso cuyo enclave complica cualquier decisión o acción que puedan tomar o emprender nuestros aliados, principalmente Estados Unidos, por lo que no es aventurado pensar que a la larga pudiera convertirnos en forma definitiva como un peón más en el tablero mundial, más dado a las negociaciones que a las acciones. El asunto va más allá, cuando una buena cantidad de países que integran la ONU se alinean con este régimen respaldándolo con sus decisiones y posiciones que neutralizan cualquier acción o medida que nos favorezca del organismo mundial.

En el ámbito latinoamericano si bien quedó afectado por los reveses en Uruguay y Bolivia, no menos cierto es que México y Argentina se erigen como sus nuevos aliados. Puertas adentro, capearon el temporal de la arremetida opositora durante el primer semestre del año, cuando perdieron el manejo de la agenda política que impuso la oposición. Se dedicaron a voltear la tortilla, convirtiendo en éxitos verdaderas derrotas. Le dieron la vuelta al 30A, se convirtieron en monjitas de la caridad, cuestionando como corruptos a líderes y diputados a la AN.

Mantienen una aparente cohesión del sector militar y el TSJ, así como la permanencia del mamotreto de la anc. Lograron incorporar su bancada a la AN y ya en su seno, mediante acuerdo de ambas bancadas, propusieron unas elecciones parlamentarias adelantadas que  inexplicablemente le compró la oposición al extremo de que ya es casi un hecho la designación de un CNE, “imparcial y transparente”, en el que se están proponiendo nombres que de seguro espantarán a cualquier honesto elector. Incluso se han atrevido con la posible ratificación de la mismísima Tibisay. Con el acuerdo de la Casa Amarilla se hicieron una “oposición” a su medida.

En contradicción a lo anterior, envía el régimen señales que no se corresponden con esas elecciones legislativas y menos con las presidenciales. Su posición manifestada en forma pública y notoria al respecto ha sido la de implosionarlas. Recientemente, las insostenibles denuncias de terrorismo contra la dirigencia opositora, su persecución y acoso no dejan lugar a dudas. Como tampoco las deja su intención de socavar la mayoría parlamentaria de la oposición, sumando con maletinazos a diputados principales y suplentes cuyos principales están en el exilio, perseguidos o enjuiciados en el país. Que ojalá no pusieran en jaque al órgano legislativo. Aún obteniendo por cualquier de esas vías la adición de una importante fracción, en términos cuantitativos, se constituirían sin duda en un factor con poder de decisión, proyección y acción en desmedro de la unidad opositora.

Con una crisis nacional incontenible, sigue el dictador usurpando el poder real, malversando la hacienda pública y manejando a su antojo la “caja de los machetes”, de manera que el principal objetivo no ha sido logrado. Razones, explicaciones y justificaciones son muchas, mas en los balances se ponderan hechos, acciones y realidades. De forma tal que las expectativas no serán las mejores si la dirigencia opositora no logra reformular el método, la táctica y la estrategia, que nos lleve nuevamente a los números azules que obtuvo con su empuje durante el primer semestre de este año que auguraba un futuro de mayor certidumbre. Lo podemos lograr.

En una segunda entrega seguiremos con el tema, desde el ángulo opositor…