En momentos de incorrección política, sentarse frente al ordenador y dejar que las teclas se aporreen en las letras con la fuerza de las emociones es una buena manera de drenar y de superar cualquier duelo que se encarame por encima de la etiqueta de lo políticamente correcto ante la coyuntura venezolana. Sobre todo cuando por razones de salud mental es necesario echarle llave al tema venezolano y dedicarse a escribir sobre otras cosas menos decepcionantes en el seguimiento.

Más honor y respeto por los pactos tiene la mafia. El Padrino con don Vito al frente y las cinco familias de Nueva York tienen más gallardía. Que es mucho decir de compromisos sellados entre bandidos y delincuentes para cumplir sus fines. En la política venezolana siempre hay un acuerdo previo que al final no se respeta y en el que priva el ñemeo de gallos y medianoche. Esos acuerdos de pillos -generalmente en nocturnidad- son parte de las desventuras criollas frente a las posibilidades que mueren inesperadamente y que cierran el camino de la fe en el cambio político. El de ir de lo malo a lo bueno. Faltan muchos capítulos oscuros por conocerse en esa novela por entregas, de las intrigas, de las conjuras y de las confabulaciones tenebrosas (faltan 5 pa’ las 12) del 25M, con el tema de las postulaciones y los registros de las candidaturas de la Unidad ante el CNE. Cada vez que se ventila un episodio iscariótico en las redes sociales de la trapisonda de la noche del 25M para la inscripción de las candidaturas en el CNE se evidencia el gran charco de bagres en que se ha convertido el ejercicio de la política en Venezuela. Nada nuevo. La picardía forma parte de la bandera política… de la política. Más honor tiene el Niño Guerrero.

La noche del 25M fue una reedición de la semana previa a las elecciones presidenciales de 1998 cuando se cambió de caballo a cuchilladas traidoras frente a Hugo Chávez. Y eso es una confirmación que el charco político de aguas residuales es viejo en Venezuela. La deslealtad y la felonía en los compromisos políticos es un mal añejo en el país; lo grave es que los perjudicados siempre acusan con el freno de mano en la lengua, con referencias a terceras personas y con el manejo de las indirectas. Lo peor con el apoyo y las justificaciones de los seguidores. Así no se puede. Mas honesto es Valentín Santana desde el 23 de Enero, allí mismo detrás de Miraflores.

Esos conciliábulos del caimanato en la boca del caño electoral presidencial son los mismos que dejaron saldos en la investigación de la conspiración del expediente del 4F y 27N, del sobreseimiento y la candidatura de Hugo Chávez, del desenlace del 11A, del cadáver insepulto de la Asamblea Nacional de 2015, de la anemia política durante tres años y la muerte sin resultados a la vista, del interinato. Más integridad la tuvo El Picure.

En la oposición el elector común y corriente está emocionado y movilizado participando para lograr un cambio político en el país después de 25 años en revolución. Superado el dolor y la postración por la inutilidad del gobierno interino salió de nuevo a la calle motivado por un cambio. 5 lustros caracterizados por la construcción de un Estado penetrado hasta los tuétanos por la corrupción, por el narcotráfico, por el terrorismo internacional y con severas acusaciones de muchos de los integrantes de la cúpula roja ante organismos multilaterales por graves violaciones de los derechos humanos de los venezolanos. Un porcentaje cercano a 90% los está rechazando y a la naturaleza delincuencial de la conducción de los poderes públicos y sus vínculos con otros Estados similares. Con esa renovada fe salieron del letargo esperanzados en el voto. A la vista de todas las cariberias que se han filtrado sobre las patrañas desarrolladas para la postulación y el registro de algunas de las candidaturas de la oposición ante el CNE el pasado lunes 25M en el desarrollo de conductas similares a las que nos ha acostumbrado el régimen en este cuarto de siglo, ¿estos candidatos verdaderamente representan un cambio político? ¿Ese brochazo de bandidos que tienen los revolucionarios es o no el mismo que tienen en la espalda estos personajes que se venden de oposición? Con este contexto del «faltan 5 pa’ las 12» del 25M y lo que aún no se conoce, la participación del elector venezolano esperanzado en un cambio político desde lo peor hasta lo mejor, el llamado a sufragar para un futuro, la movilización para ejercer la soberanía en el artículo 5 de la Constitución nacional para ir del actual Estado de cosas cuya principal carácter es la corrupción y la tracalería, la deslealtad, el engaño, el perjurio, la traición y la felonía al mandato popular a otro distinto, donde ese charco de inmundicias políticas evidencian que un triunfo de la oposición el 28J con cualquiera de los candidatos postulados y registrados en el CNE será cambiar un bagre por otro similar. Más de lo mismo, un quítate tú pa’ ponerme yo. Un mantenimiento del statu quo o un regreso al pasado sin haber aprendido la lección de los 25 años de revolución. Quien piense que la situación está mal en el país se equivoca, está peor de lo estimado. Así, el ejercicio del voto se convierte dramáticamente en la tragedia del peor es nada. Lo de la medianoche del 25M es una evidencia de que más honor tienen los mafiosos para cumplir sus pactos. Y eso es mucho decir. Más dignidad y decencia tiene el Tren de Aragua.

Está corriendo libremente la desesperanza y la decepción en el cauce opositor. Es bastante complicado levantar el actual estado de ánimo electoral ante la cercanía del 28J mientras se procesa el duelo ante la evidencia de una traición y el incumplimiento de pactos. El puñal de Bruto en los Idus de marzo es el mismo estoque de la medianoche, antes del canto del gallo bíblico en los episodios de los cinco minutos rasputinescos en los pasillos del CNE. Frente a la baranda de los resultados con tendencia irreversible. Era más fácil comprometerse con Pablo Escobar o cualquier capo del Cartel de Medellín.

Lo dijimos de entrada. Más honor y respeto tiene la mafia. Don Vito Corleone cuando decía “le haré una oferta que no podrá rechazar” se distancia bien lejos en integridad con esos cinco minutos de la medianoche del 25M.


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