El 22 de septiembre, Avatar de James Cameron volverá a los cines, después de trece años de estreno. A meses de la llegada de su secuela, se trata de un suceso mayor en la historia del cine. Considerada un clásico instantáneo del género de ciencia ficción, su argumento se enfrentará a una nueva audiencia. Algo de vital importancia para la continuidad de la franquicia en la pantalla grande.
Avatar de James Cameron regresará a la pantalla grande en septiembre. El reestreno, que de alguna forma preparará el terreno para su esperada secuela, es algo más que una estrategia publicitaria. También, es un recuentro apropiado del público con una de las historias fundamentales de la ciencia ficción contemporánea. La producción de Cameron engloba una evolución del cine de entretenimiento hacia terrenos más filosóficos. Pero en particular, es una mirada sobre todas las posibilidades que puede ofrecer el universo imaginado por el director.
Avatar es una alegoría a gran escala de las relaciones del ser humano con el medioambiente, la consciencia del otro y el prejuicio. Se trata de temas frecuentes en el cine, que el guion — también escrito por Cameron — explora con una mirada conmovedora. El director, conocido por su capacidad para convertir a la ciencia ficción en escenarios emocionales, exploró la reflexión moral desde puntos nuevos. El film le permitió analizar el poder de los ideales y la voluntad para sobrevivir, sin recurrir a un tono sobrio o severo.
Pero al fin y al cabo, Avatar también es un film que celebra el espectáculo del cine. Lo que convirtió a la historia en un fenómeno de masas perdurable. Al éxito en taquilla, le acompañó una huella de considerable importancia en la industria cinematográfica. Después de todo, la historia no se trataba solo de un recorrido colorido y deslumbrante por nuevos terrenos de la tecnología de punta. A la vez, Avatar fue la quintaesencia de una experiencia que se despojó del cinismo para meditar sobre ideas significativas de forma sutil. El resultado fue un éxito sin precedentes que creó un hito en la forma de contar la ciencia ficción.
Así que su regreso a las salas, es una experiencia que vincula a la audiencia de varias generaciones distintas. Pero en específico, celebra el hecho que Avatar es una mirada a la repercusión del llamado blockbuster en la cultura de masas. No obstante, la gran pregunta engloba el impacto de la producción en una audiencia que ya no le sorprenderá los efectos digitales o su mensaje entre líneas. ¿Será el reestreno del film la gran prueba de fuego para la franquicia imaginada por James Cameron?
Pandora y un nuevo reino que explorar
En realidad, la pregunta es más complicada que la mera experiencia en salas. O cómo reaccionará el público con el regreso a la pantalla de un film que formó parte de la infancia de la mayoría. Avatar fue la responsable de un discurso más elaborado en la ciencia ficción, que sin llegar a lo autoral, se cuestionó sobre elementos relevantes. Su larga sombra, además, permitió al cine de género evolucionar de una manera nueva.
De la misma forma, en que antes lo hizo Jurassic Park de Steven Spielberg, Avatar logró una revolución. En específico, en cómo concebir un tipo de cine con una marcada personalidad sin olvidar el espectáculo visual. Pero ahora, Avatar tendrá que enfrentar una nueva sensibilidad colectiva acerca de sus temas centrales. ¿Cómo reaccionarán las plataformas y redes sociales sobre su exploración sobre el colonialismo, racismo, exclusión y explotación ecológica?; todos son cuestiones de relevancia en la actualidad, que, además, suponen un debate público que implica incluso un puntual comentario político.
Avatar, que llegó mucho antes que la gran conversación entre usuarios cuestionara de una manera novedosa al cine, tiene un mensaje concreto. Uno que coincide con la mirada contemporánea sobre la búsqueda de la identidad, la idea de lo social y lo ecológico. Incluso, la renovada espiritualidad de nuestra época, vinculada a la percepción de la naturaleza como un todo creativo, podría verse reflejada en Avatar. ¿Significa eso que la película tendrá un renacimiento en el gusto y el debate colectivo? La probabilidad es alta, sobre todo porque a pesar de su aparente sencillez, el film tiene un trasfondo complejo.
A pesar de ser comparada con frecuencia con la historia de Pocahontas y la escarizada Danza con Lobos, Avatar tiene una identidad definida. Esa es la que profundiza en cómo los Na’vi, están convencidos de que la naturaleza está viva. En el argumento, la forma en que el único personaje humano entre los nativos de Pandora contempla ese misterio, sorprende por su sensibilidad. Para la tribu de criaturas con pieles azules, la fauna y flora de su planeta coexisten en armonía con su identidad.
El concepto, en plena época de los grandes debates sobre la responsabilidad de nuestra cultura sobre el daño medioambiental, tiene un cariz nuevo. Lo que podría convertir a Avatar en un descubrimiento para una nueva audiencia que, además, podría entender a cabalidad su importancia.
El vuelo a la magia de un planeta desconocido
Avatar llegó al cine como la conclusión de un largo trayecto de su director y guionista para lograr un proyecto asombroso. Cameron comenzó la producción de Avatar en 1994, con el plan a futuro de estrenar el film en 1999. Pero para entonces, la tecnología que necesitaba todavía no se encontraba lo suficientemente especializada. O al menos, no a los niveles que requería su visión acerca de un planeta desconocido con un elaborado apartado visual.
Al no encontrar los recursos que requería, el director se dedicó a crearlos. Cameron logró tecnologías de captura de movimiento que deslumbraron por su exactitud. También, trabajó en un software de texturización de imágenes digitales que todavía es revolucionario y un avance apreciable en el uso del color en el CGI. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, brindó nueva relevancia al formato 3D, algo que con toda seguridad volverá a ocurrir con Avatar: El camino del agua.
Pero el mayor legado de Avatar es demostrar que el llamado cine espectáculo, también tiene una profundidad espiritual concisa. Algo que puede convertir su reestreno en quizás uno de los puntos más altos de la nueva experiencia que supondrá su secuela. Un legado a futuro para el resto de la franquicia y para los amantes de una épica de ciencia ficción especialmente querida en el cine.