Se fastidia uno de tanto insistir en cuestiones elementales que la dirigencia no ve ni entiende. Por años se ha insistido en la necesidad de conocer, reflexionar y actuar ante el peligro del socialismo del siglo XXI, la indolencia de nuestros dirigentes que no fueron capaces de crear un frente unido contra Petro, permitió que este llegara al poder. Desde la campaña electoral se advirtió del plan de este para aplicar la cartilla del Foro de Sao Paulo, la cual da la receta para desde el poder socavar la democracia e instalar una dictadura comunista bajo la nueva etiqueta del socialismo del siglo XXI.
Pues bien, Petro, con la ayuda del narcoterrorismo (ELN y FARC) y de los carteles de la droga (Pacto de la Picota) está arrasando con la institucionalidad en las regiones, dejando que estos grupos de criminales de lesa humanidad incrementen su poder territorial a través de ceses de fuego que como dijo el general encargado de luchar contra el narcoterrorismo en el Cauca “los ´únicos que cumplimos somos nosotros” refiriéndose a los militares. Se advirtió, insisto desde la campaña, que el objetivo de Petro era implantar el socialismo del siglo XXI para convertir a Colombia en un narcoestado.
Intuía que este plan se realizaría con gradualidad dado el previsible freno que le darían los partidos políticos y en última instancia los militares a este plan de entrega de poder territorial al narcoterrorismo y que se impediría las extravagancias radicales de las ideas progresistas de Petro a través de una oposición unifica da de todo el liderazgo democrático del país. Vana ilusión, desde el primer día el establishment se entregó con fruición a Petro, salvo el Centro Democrático y Cambio Radical (luego de un tiempo de independencia) se declararon en oposición, todos los partidos pasaron a formar parte del gobierno, permitiéndole a Petro una reforma tributaria que inicia el continuo proceso de decrecimiento que pauperizará al país haciéndolo dependiente del régimen del socialismo del siglo XXI.
Ya el régimen tiene la clave de implantación de la dictadura: una fiscal de bolsillo para darle impunidad total a los miembros de la banda criminal que se está tomando al estado, para al estilo del chavomadurismo saquear al país, y obvio, perseguir a los pocos que, aunque tímidamente se opongan al régimen, o se hayan enfrentado a los criminales de lesa humanidad del ELN y las FARC, cuyo caso paradigmático es Uribe.
Pero lo más grave es el entusiasmo con el que el establishment alborozado ha apoyado el engendro nefasto de la “Paz Total” que no es otra cosa que la entrega del país al narcoterrorismo, como lo hizo Santos con las FARC, pero ahora inmensamente más grave, pues antes de incluso empezar a negociar los términos del acuerdo se le concedió al ELN su objetivo más preciado: la destrucción de la democracia y de la economía de mercado en Colombia. Pues en el primer ciclo de conversaciones, sin nada a cambio, repito, en la mesa se aprobó acabar con la institucionalidad democrática, con el eufemismo de “revisar el modelo político y económico del país”, claramente acabar con la democracia y el capitalismo, para imponer el modelo dictatorial del socialismo del siglo XXI.
Esta sustitución de la democracia liberal por el socialismo del siglo XXI, se efectuará sin necesidad de constituyente ni algún otro mecanismo legítimo del régimen democrático, pues en la mesa de negociación con el ELN aprobó el mecanismo propuesto por el ELN uno “Comité Nacional de la Participación” que hará comités en los territorios dominados por el narcoterrorismo y cuyas resoluciones serán vinculantes, es decir “comités” que impondrán a punta de bala a la población instaurar el socialismo del siglo XXI.
Esos territorios serán la mayoría del país, pues insisto a los militares se les ordenó no actuar contra las acciones criminales del ELN y las FARC, por lo tanto, se les entrega el territorio a estos narcoterroristas y a partir de ese poder territorial ellos impondrán el socialismo del siglo XXI, es la culminación con broche de oro del proceso Santos- Timochenko profundizado ahora con la realización de la distopía petrista del socialismo del siglo XXI.
Esto no es ninguna exageración en buen aparte del territorio nacional ya se vive esta tragedia, lo cual Semana en su edición de la semana pasada atinadamente denominó el “ gobierno de Mordisco “ ( https://www.semana.com/nacion/articulo/el-gobierno-de-mordisco-aqui-estan-las-escandalosas-pruebas-de-como-este-cr).
La dominación de las FARC que describe semana es cruel y total: “En plena área metropolitana de Cali se vive hoy bajo el régimen de terror que impusieron las FARC de Iván Mordisco. Mientras el presidente Gustavo Petro se dedica a hablar de paz total, las disidencias acumulan poder y cogobiernan en Jamundí, donde patrullan armados, uniformados y en motos de alto cilindraje, tienen retenes ilegales constantes, secuestran, asesinan, trafican cocaína, carnetizan a la población, exigen permisos de circulación y están acabando con la selva, generando una de las deforestaciones más grandes de los últimos años para construir una carretera que les permita conectar con el mar Pacífico y enviar cargamentos de droga”. Imagínense si esto es en Cali, la tercera ciudad del país supóngase como será de terrible en regiones más apartadas, pues esto también lo describe Semana: “Por ese, y otros casos, se acata la “ley” que imponen las FARC. Quienes habitan en esos lugares deben portar, en un lugar visible, el carnet de movilidad expedido por la columna criminal Jaime Martínez, con eso llevan un control, casi notarial, de quien vive o muere en ese territorio”.
Que esta horripilante situación la apoyen los izquierdistas y grupos “defensores de derechos humanos “de siempre que son compañeros de ruta del narcoterrorismo es normal, pero que ese plan del ELN y las FARC de imponer su poder territorial para establecer el socialismo del siglo XXI como preámbulo a la conversión de Colombia en una narcoestado tenga el apoyo del establishment y ¡del CD!, pues tiene participación en las mesas con el ELN y las FARC y hasta ahora han apoyado todo lo aprobado en estas es inaudito.
Finalmente, que salvo el general Mejía, comandante del Comando Específico del Cauca, no haya un solo militar que haya protestado por esta calamitosa situación que atenta contra la seguridad nacional, por lo tanto, los militares están desobedeciendo la constitución que en su artículo 217 señala “Las Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden constitucional”.
De manera pues, que en conclusión, el establishment, está entregado al objetivo mamerto de darle el poder territorial al narcoterrorismo, y que este implante el socialismo del siglo XXIy convierta a Colombia en un narcoestado, lo que pensaba que Petro tendría como plan para el final de su período (si es que no lo prolonga indefinidamente como su modelo Maduro), ya es una cruel realidad no solamente en las recónditas selvas , sino a metros de Cali Avanza el narcoestado más velozmente de lo previsto.
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional