Continuamos con nuestras reflexiones sobre los cambios que habrá durante los próximos 50 años y la transmigración desde las ciudades hacia aldeas.
Como ya ocurrió en los países occidentales con las llamadas revoluciones industriales que se concibieron en el Renacimiento y se realizaron en los siglos XVIII y XIX, se produjeron fuertes cambios en las personas, su trabajo, los grupos sociales y las relaciones internacionales.
Acompañando los cambios de mentalidad e intereses nacionales e internacionales, surgió una importante cantidad y variedad de instrumentos que llevaron a hablar de revoluciones y de la emergencia creciente de factorías que se ubicaron mayormente, con migraciones, nacionales e internacionales, hacia las ciudades que tenemos con sus consiguientes problemas de hacinamiento y contaminación.
Ahora, marcadas por una funesta pandemia, que ha obligado al teletrabajo y al teleaprendizaje, se ha iniciado la era digital que implica cambios similares a los ya habidos pero con mayor velocidad y profundidad.
Los personajes más importantes de esta era, que se desarrollará durante los próximos 50 años, son la automatización y los robots: casi todas las actividades de producción y juego social se verán atravesadas por esos instrumentos. Ya vemos cómo se arman líneas de producción en fábricas o campos con traslados automáticos de los componentes y la intervención secuenciada de robots que ejecutan lo que antes eran acciones de humanos.
Un efecto mayor será en el tiempo de trabajo.
Tal como ocurrió en los siglos referidos, de jornadas de tiempo de trabajo indefinido o de 14 horas diarias se redujeron, luego de innumerables conflictos y choques ideológicos, a los tiempos actuales que giran en torno a las 40 horas semanales más lo requerido para los traslados o conmuting.
Los cambios culturales acompañarán a los cambios instrumentales. Los robots y autómatas asumirán buena parte del trabajo realizado ahora por humanos, incluyendo en ello la incrementada participación femenina, en campos, factorías y transporte, y se producirán, de manera similar, choques y conflictos.
En ese ambiente de conflictos se irá produciendo la transmigración de las ciudades y sus cargas contaminantes, a aldeas que se crearán en las proximidades de industrias, costas o sembradíos y, en ellas, a una reducción progresiva del tiempo de trabajo que compensará y mejorará los empleos dejados por la gente y tomados por los instrumentos digitales.
El tiempo así recuperado para las personas albergará y propiciará un mayor juego social íntimo y presencial, la salud, los aprendizajes, el cultivo de las artes y las diversiones y se revalorizarán los productos que, como las artesanías, signifiquen presencia humana. Se macerarán otras personalidades y culturas.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional