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 ¿Atrapados para repetir patrones?

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Universidad de La Habana (izq.) y la Florida State University

Con la deferencia que me posibilita El Nacional, dedico este artículo a mi amigo y colega profesor Andrés Rodríguez. Nacido en Santa Clara, Cuba, en 1952, se graduó como licenciado en Ciencias Biológicas, Biología Marina, en la Universidad de La Habana. Como investigador en Cuba recibió cuatro premios nacionales “Forjadores de Futuro”. Obtuvo dos premios nacionales a la “Divulgación Científica”. Ha trabajado como investigador, profesor, consultor, periodista, escritor y/o asesor en distintas instancias de Cuba, México, Venezuela, Puerto Rico y Estados Unidos.

Recuerdo haber leído por estos libros de entonces la anécdota: era el día de preparar el pavo para la cena familiar de Acción de Gracias; fue en un libro escrito por un profesor norteamericano, Erick Berne: Tú estás bien. Yo estoy bien (You are OK. I am OK. Erick Berne). En dicho libro la hija pregunta a la mamá ¿por qué cortas las patas del pavo antes de terminar de sazonarlo y meterlo al horno? La madre le respondió un tanto desprevenida: pues porque así lo hacía mi mamá. La abuela, que afortunadamente aún estaba con vida y en casa con ellas, fue abordada por la nieta con la misma pregunta: ¿abuela, para qué se le cortan «LAS PATAS» al pavo para después de sazonarlo meterlo al horno? La inesperada respuesta como causa de tal maniobra fue tan sencilla y lógica para ese entonces: Nieta, cuando yo cocinaba el tamaño del horno de las cocinas venía mucho más pequeño, no cabían las patas para meterlo entero.

Libros llegaron a nuestras manos muchos, pero dentro de los muy importantes para nuestra integral formación, gustábamos de cuando en cuando en la vida universitaria de finales de los años setenta y comienzos de los ochenta del pasado siglo, leer aquellos que se referían a esos temas de la psicología, y la sociología humana.

Fueron años felices aquellos días universitarios en Venezuela, cuando, desde la más absoluta libertad de pensamiento y expresión, vivimos intensamente esa noción de la universidad verdaderamente libre y universal. Metíamos literalmente «LAS PATAS» por todas las facultades de la universidad cocinando nuestro librepensar a fuego lento, e intercambiar pareceres y amistad con los más diversos compañeros estudiantes de esas otras múltiples disciplinas. Llegamos a recibir tanta información y formación de estas interacciones como de las propias clases formales, para conclusivamente graduarnos de ingenieros (cinco de análisis matemático, dos  de geometría descriptiva, dos de física, dos química, y pare de contar).

La repetición de patrones, sin la reflexión debida, sin la maduración de la cabal comprensión de las razones del por qué se comportan de determinada manera las personas, y las cosas que pasan, día a día, junto con los fenómenos más complejos que hacen la diferencia en el resultado que ciertas recetas creemos funcionarán a cabalidad en todo momento presente; sin tener en cuenta los reales cambios ocurridos en el entorno, y en general en las condiciones sobre las que se actúa.

La grandeza del redescubrimiento que personalmente he podido realizar acá en Estados Unidos es del tipo de académicos e intelectuales como Andrés Rodriguez, quien conoce el monstruo castrista por dentro, y quien se expresa en propias palabras de su más reciente obra Involución así: “Los que sufrimos los impactos de la revolución cubana y ahora observamos lo que está ocurriendo en Estados Unidos no podemos dejar de comparar… y asombrarnos. Vemos cómo se educa a la juventud norteamericana siguiendo principios colectivistas e igualitarios, muy lejanos al ethos con que se fundó el país, cuestionables como nucleares de una sociedad industriosa, evolutiva, y saludable”.

Con la misma satisfacción y sentido del deber que lo hicimos en Venezuela con nuestra fundación y Think Tank, y en el sentido de dar a los jóvenes de cualquier lugar donde me haya encontrado las mejores oportunidades para sus búsquedas de un mundo más amable y saludable, ahora lo intentamos desde Estados Unidos con la Cátedra Francisco de Miranda. Así mismo fue cuando estuvimos en Madrid y alertamos sobre la formación a los jóvenes de la Universidad San Pablo, CEU y de la Complutense de Madrid, sobre los avances del conceptos errados de l“socialismo del siglo XXI”.

Aquí y ahora, desde nuestra Cátedra Francisco de Miranda para todos los jóvenes de la Florida, de los Estados Unidos, para la Florida International University, FIU, para la Universidad de Miami, UM, les invitamos, entre muchas otras, a reflexionar acerca de la formación universitaria. Debatamos sobre libertad y la apertura de nuestros países en toda América a lo  que se quiera realmente edificar al formar a los jóvenes desde posturas más que de izquierda desde profesores no comprometidos con la libertad y la democracia.  Personas que han sido penetradas por el interés crematístico, o de subsistencia para, desde discursos teóricos de origen en potencias como la China expansionista actual, o de la invasora Rusia de Putin. ¿Si es o no esa su naturaleza? ¿Cuál es nuestra búsqueda de la verdad para el progreso humano? O será que ¿venderse a la imposición de modelos autocráticos de dominación desde ricas dinastías dictatoriales es sencillamente la alternativa para ser contratados, para asesorar, para hacer lobbies o inclusive integrar empresas trasnacionales con jugosos pagos? ¿Son o no son esos intereses contrarios a nuestros conceptos de  valores y principios de libertad y democracia occidentales? ¿Que será lo que nos garantizará las mejores familias, las mejores personas, los mejores profesionales al servicio de las mejores naciones? ¿Será que meteremos las patas o no en el horno?

[email protected]/@gonzalezdelcas

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