Atención ULA y UNET: “amor por la camiseta»

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marzo 19, 2024

La conexión con los valores fundacionales de la institución, en particular el «amor por la camiseta», implica una abnegación emocional profunda por parte de los jugadores base. Estos jugadores no solo representan una habilidad técnica excepcional, sino que también personifican el compromiso por los colores, el escudo y la historia del club. Su compatibilidad con la identidad futbolística del equipo va más allá de lo meramente deportivo, ya que refleja un compromiso arraigado con los seguidores, la comunidad y la tradición del club.

Los jugadores base que encarnan esta pasión actúan como embajadores de la institución, transmitiendo un mensaje de lealtad, entrega y pasión a través de su desempeño en el campo. Esta conexión emocional no solo fortalece la cohesión interna del equipo, sino que también crea un vínculo poderoso con la afición, generando un sentido de pertenencia y orgullo compartido. Igualmente, esta conexión con los valores fundacionales sirve de inspiración a las generaciones futuras de jugadores, garantizando la continuidad de la identidad futbolística y la tradición del club a lo largo de la vida.

Además, es relevante destacar que las características esenciales de los jugadores base van más allá de su habilidad técnica y compromiso emocional, ya que el liderazgo desempeña un papel crucial en su rol como embajadores del equipo. Un líder entre los jugadores base no solo demuestra habilidades sobresalientes en el terreno de juego, sino que también ejerce una influencia positiva en sus compañeros, promoviendo la unidad, la determinación y el espíritu de lucha. La presencia de líderes entre los jugadores base no solo fortalece la identidad futbolística del equipo, sino que también influye en la cultura y el espíritu de la institución, trascendiendo el ámbito deportivo y dejando una huella perdurable en la historia del club.

Para garantizar la continuidad y sostenibilidad del éxito a lo largo del tiempo en un proyecto futbolístico, así como en cualquier deporte de equipo o actividad humana en general, en todos los niveles y grados de competencia, se requiere más que simplemente dar inicio. Es crucial contar con al menos cinco jugadores base que posean habilidades técnicas excepcionales, una mentalidad ganadora, compromiso inquebrantable, adaptabilidad, liderazgo, capacidad para trabajar en equipo, así como resistencia física y mental. Adicionalmente, se necesita una combinación de experiencia y juventud prometedora. Estas cualidades no solo son fundamentales para construir una base sólida de jugadores, sino que también representan valores trascendentales que inspiran un sentido de identidad, pasión y perseverancia en el ámbito deportivo y más allá, dejando.

Así por ejemplo, durante la segunda mitad del siglo pasado, y en particular en la década de los setenta, el fútbol en Mérida, Venezuela, presenció la destacada participación de una gran cantidad de equipos que se distinguían por su entrega y pasión por el deporte. Uno de estos destacados equipos era Cinelandia FC, el cual encarnaba las características fundamentales del fútbol local. La entrega inigualable en cada partido, impulsada por un profundo «amor por la camiseta», era una cualidad distintiva que no se limitaba únicamente a este equipo, sino que también era compartida por numerosos clubes de la región. Esta conexión emocional con los valores del fútbol, tales como la pasión, la entrega y el compromiso, reflejaba la identidad futbolística arraigada en la historia y la afición de Mérida.

La base de jugadores de Cinelandia FC representaba una fuente constante de talento y compromiso, al combinar la experiencia de jugadores con diferentes niveles de categoría y el ímpetu de niños y jóvenes prometedores, lo que contribuía a mantener la coherencia en el estilo de juego y la presencia competitiva del equipo. En Mérida, tanto equipos como ULA, Estudiantes (en sus canteras menores), y representantes de localidades como Espejo, Campo de Oro, Los Curos, Santa Juana, Sauzales, Ejido, Vigía, Santa Cruz de Mora, Canagua, La Azulita, Lagunillas, Tucani, Paramo, entre otros clubes y representantes de municipios, compartían una similitud importante: el «amor por la camiseta». Este sentimiento arraigado en los jugadores y la afición reflejaba una conexión profunda con los valores fundamentales del fútbol, como la entrega, la pasión y el compromiso.

Es crucial resaltar la notable cantidad de talentosos jugadores con las características descritas que, lamentablemente, no lograron abrirse paso en el fútbol profesional venezolano, a pesar de su entrega apasionada y dedicación. Este aspecto constituye un factor significativo al analizar la situación actual del fútbol merideño, ya que evidencia la existencia de un reservorio de talento y valores arraigados en la región que, por diversas circunstancias, no fueron aprovechados en su momento en el ámbito profesional. Esta realidad plantea interrogantes sobre las oportunidades y el desarrollo del fútbol local, así como sobre las posibles vías para potenciar y brindar espacio a estos talentos locales en el escenario profesional del fútbol venezolano.

En este sentido, sería beneficioso considerar la realización de un foro o evento análogo en la ciudad de Mérida para analizar esta situación. Estamos seguros de que la Universidad de los Andes (ULA) y la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), a través de alguna de sus instancias con competencia en la materia, pueden apoyar institucionalmente su realización. Todo ello por el amor a la camiseta.

Nota: Quiero aprovechar este momento final para enviar un fraternal saludo al hermano de la vida futbolística, extraordinario talento deportivo y uno de los mejores jugadores y goleadores que ha tenido Mérida, José Gregorio Hernández Jerez, apodado «Palillo». Está presente en mis oraciones a Dios y la Virgen, deseando fervientemente su pronta recuperación y restauración de la salud.

“¡Al final el Inmaculado Corazón de la Virgen María triunfará!”