Así dijéronme:
Anda y ve y no tardes
y ve y vete y esconde
tu yo herido y lastimado
por las saetas perpetradas
a tu vilipendiada humanidad
por la turbamulta ignara
sedienta de viejos rencores
seculares
Anda y ve y desanda tus
olvidados itinerarios de
ebrio enajenado que camina
trastabillando sus pasos
ajenos buscando afanoso
lo que no se te ha perdido
nunca ni aquí ni allá ni más
allá
Anda y ve y vé de nuevo
una y otra vez y así hasta
el cansancio y asómate a
tus hondos y vertiginosos
acantilados
anhelantes de ti
Ve y vuelve con el ritmo
infatigable de la terca ola
vespertina del mar de los
sargazos
y hiende el terrible escalpelo
en tu lóbulo parietal izquierdo
como el que hurga entre
escombros imaginarios
en procura de la piedra de
la locura
que tal vez
eso tampoco nunca habrás de
saberlo
tal vez
insisto
sea quizás
la piedra filosofal
que tanto buscaron
tus antepasados
cuando el sol y la luna
aún eran jóvenes y
enamorados de este
valle de lágrimas que
te sirve de morada provisional.