OPINIÓN

Asesinar o revivir a Venezuela ya

por Alicia Freilich Alicia Freilich

Todo ser viviente y  su creación individual o colectiva se equivocan. «Errar es humano» dice el dicho ancestral. En el primer caso se tiene la opción y a veces la oportunidad de admitirlo, arrepentirse y hasta prometer(se) el intento de corregir por diversas vías: el confesionario religioso de los “mía es la culpa”, por acceso a terapias que otorgan la psicología, la psiquiatría, el psicoanálisis por igual el ortodoxo y sus ramas flexibles. El más recomendable por preventivo es uno aprendido en casa o desde el preescolar. Y consiste en el método de razonar toda orden o mandato mediante ejercicios y juegos que instalan en la mente infantil la costumbre de aplicar la lógica elemental cada vez que se le(s) presente un dilema a resolver. Preguntar, dudar, investigar, debatir, mostrar contradicciones, evadir trampas, rechazar engaños. Así se combate la llamada” obediencia aprendida” que sin excepción, a derechas, izquierdas y centros, está en la base de cada esclavista régimen totalitario.

1.- Durante  gran parte de cuarenta años democráticos los constructores partidos políticos venezolanos acertaron en su propósito común de sembrar un sistema imperfecto, pero el mejor hasta hoy, que permite corregir defectos, castigar pecados y negociar pecadillos. En sus diez años finales, el poder en apariencia asegurado los distrajo y dañó en grado fatal. Así emergió el casiquismo de las tribus, mientras la subversión comunista anidaba en los cuarteles lo que dio paso abierto a la infiltración militarista latente allí por largo tiempo, heredera de una tradición de 150 años entre caudillos, bandoleros, dictadores.

2.- En 1999, una sociedad civil petrolizada, impaciente, acostumbrada al ”ta’barato dame dos”, menecracia luego menelandia de naturaleza inmediatista, no soportó la crisis económica derivada de conflictos foráneos y domésticos conectados que requerían ajustes duros a fin de recuperarse  y para colmo se hartó de la desunión local intra y extra partidista. Fue cuando se suicidó eligiendo por mayoría legítima, electoralmente impecable, al castrochavismo tenazmente frenado por Rómulo Betancourt.

En el el propio terreno venezolano expropiado por Cuba, con o sin cable submarino, avanza como tiranía narcomunista que en su esencia es militarista pues para sostenerse requiere de procedimientos criminales, a saber amenazas, persecución, arrestos, torturas, ejecuciones, suicidios inducidos, matanzas grupales y masacres. Lo sigue practicando el castrismo contra el pueblo cubano de última generación, jóvenes y adultos hoy por fin en abierta disidencia pacífica.

Disfrazada en trajes civiles, la Cubazuela del G2 se empoderó de registros electorales, documentación mercantil y de toda índole, manda en escuelas de doctrina que enseñan el odio hacia los disidentes, centrales distribuidoras de alimentos-basura, en fin acabó con todas las instituciones democráticas judiciales y legislativas y ahora compran con iguales trampas a líderes fracasados que nunca reconocieron sus desaciertos y quieren perpetuar su mala fama como dirigencia inocente, renovada con emergentes partidos políticos que se niegan a reconocer sus debilidades para confrontar al poder por su incapacidad y por la criminalidad perversa de una casta criolla, hamponil, uniformada, al servicio del Estado castrista que no vacila en asesinarla a fuego lento. Está por verse si otra vez será obedecida por lo que resta de una sociedad disminuida, cansada, arruinada, aletargada. Así la historia se repetiría casi al pie de la letra y la democracia fue un ocasional lapso de libertad y progreso.

Puede que el momento actual de oportunismo clientelar muy claro desde un parlamento ilegítimo que elige otro, uno más, un CNE bajo control oficialista culmine en la instalación definitiva de un comunismo proyectado como centro operativo para toda la región continental o quizás, el inicio de  su  etapa final. Con suma vergüenza se debe reconocer que el resultado ya depende casi exclusivamente del apoyo bipartidista estadounidense a las condiciones exactas que exige el legítimo gobierno interino traicionado otra vez por falsos demócratas, permitiendo por fin una intervención de emergencia humanitaria provisional a través de la DEA expulsada por Hugo Chávez. Una opción que le conviene por múltiples motivos y queda en manos de su muy competente diplomacia. O en contrario, acaso también por hartazgo, siguiéndole el conocido juego castro sovietista de sobornos, chantajes, seudodiálogos y CNE-S de simulacro mientras resuelve sus propios graves  problemas ante un trumpismo que destruyendo al partido republicano busca minar a su bicentenaria democracia ejemplar, modelo para el mundo democrático occidental.

Respetando las obvias diferencias y a pesar de la distancia, el mismo conflicto los acerca. En ambos países el futuro inmediato cuelga hoy sobre una cuerda floja porque si eres demócrata y rechazas la doble moral politiquera de mentirosos fijos y aplicas una mínima lógica, no puedes aprobar para otros lo que es inaceptable para ti. Aunque te lo venda con seguro incluso Noruega. Mensaje también dirigido a la inefable. ¿Unión? Europea presuntamente igualada en su vocación democrática.

Por ahora la que fue Venezuela sigue rota, enferma y solita, manipulable víctima ideal para cainitas y mercaderes cuyo evidente y repetido oportunismo da grima.

Para colmo de colmos, analistas de asuntos internacionales advierten con más énfasis hoy en la prensa mundial que Hamás en Gaza es apenas un intermediario de Irán instalado en el sur de Líbano. La industria misilística iraní se abastece de materia prima muy principalmente del coltán, torio, aluminio que sale del aeropuerto Maiquetía desde hace veinte años a cambio de lo que pida la casta militarista que hoy tiraniza al ya invadido territorio de lo que fue Venezuela.

alifrei@hotmail.com