A pesar de la gran creatividad de Edgar Allan Poe, al imaginar con sobria nitidez y fascinante narrativa las aventuras de Auguste Dupin, el primer detective con metodología deductiva, que combinaba lógica, suspenso y misterio, dando origen a la novela policiaca, es Agatha Christie, en su novela Telón, quien describe con elegante mordacidad al “asesino perfecto”, al caracterizar –quizás exageradamente- al Yago personificado en el clásico de Shakespeare Otelo representándolo como un hombre astuto, mezquino y sombrío, que fue capaz de sembrar tanto odio e incertidumbre en el corazón de su amigo, como para transformar sus ansiedades en un odio, capaz de convertirlo de un buen hombre en un asesino.
A la agenda globalista definitivamente le importa poco la literatura y los clásicos. Tal vez ni siquiera se han tomado la molestia de investigar los grandes clásicos de sir Arthur Connan Doyle o Georges Simenon. O qué representan el inspector Maigret, miss Marple o Sherlock Holmes en el género de investigación y deducción dentro de la literatura universal.
La agenda globalista, desde hace muchos años, ha conspirado para que sus intereses económicos sobrepasen límites y fronteras, entre esos países del mundo, que se han delimitado geográficamente, a lo largo de la historia universal. Asesinatos, felonías y fechorías forman parte de la trama, que parece extraída de las novelas y que supera la ficción de la imaginación humana. Todo este sainete con un solo objetivo: abultar sus arcas, solo por llenarlas. Porque, ni pueden vivir más, ni pueden comer más y ni siquiera pueden tener más sexo que cualquier otro plebeyo o mendigo en el mundo. Por pura vanidad –por creer dentro de su profunda riqueza e ignorancia- que Dios hará una excepción con ellos.
No es ningún secreto para ningún político del mundo que el comunismo, el socialismo y la agenda ecológica mundial son solo fugaces ilusiones que ocultan los intereses del poder económico y bancario mundial. El poder detrás del poder. El interés de quienes solo pretenden hacerse y controlar la explotación de las materias primas que existen en la “aldea global” (Marshall McLuhan, sociólogo. 1962).
Las consecuencias, independientemente de su arrogancia y el desprecio hacia los mejores científicos del mundo, siguen presentes:
- El calentamiento, que afecta la capa de ozono por el alto consumo de combustibles fósiles.
- El cambio de la temperatura media del océano, que derrite a diario millones de metros cúbicos de glaciares de agua dulce, contribuyen al cambio del PH de la salinidad de los océanos.
- La Variación de salinidad oceánica que afecta la circulación de las corrientes interoceánicas. Con su ciclo estimado en mil años.
- La teoría de David Attenborough, donde explica cómo los vientos que soplan en el Sahara, que elevan partículas de las arenas diminutas del desierto, transportando hasta el Amazonas – al otro lado del Atlántico- . que sirven de nutrientes alimenticios microscópicos a todos los árboles de la selva. Serán afectadas
- La deforestación del Amazonas. El “pulmón del mundo” que afectaría irremediablemente, la producción de oxígeno.
- Y la contaminación de los recursos hidráulicos en los países en desarrollo.
Para extraer oro, diamantes, y tantos otros minerales que serán inútiles para aportar soluciones, para proteger el planeta.
Venezuela está siendo explotada y destruida como en un pasado lo fue Suráfrica. Como se asesina a diario, la reserva forestal en Brasil. Como se destruye la fauna, los océanos. Poco a poco se comete homicidio en contra de cada ser humano, que viene al mundo con esa inocencia innata, -Y desconoce- la maldad que sus padres y abuelos tuvieron, para dejarles un planeta en ruinas.
Se busca Némesis con la espada de Damocles, para cercenar la codicia humana.