Javier Milei ganó el primer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales argentinas con un programa inmediatamente llamado loco por la prensa internacional y una parte sustancial de los medios de comunicación argentinos. El Sr. Milei puede parecer loco en sus reuniones y puede tener ideas locas. Sin embargo, la dolarización no es una de ellas. Es, de lejos, la más sensata de todas.
La dolarización
La dolarización tiene como objetivo quitar permanentemente al gobierno el poder de manipular la moneda, particularmente la capacidad de imprimir dinero para financiar los déficits fiscales. ¿Por qué querría alguien quitarle este poder al gobierno? Porque la creación desbocada de dinero resulta en graves dislocaciones económicas que luego resulta muy difícil eliminar. Argentina es un caso claro de este problema. El país ha estado en medio de una crisis permanente desde 2018, que ha llevado la inflación al 114%. Y este no es un incidente aislado. Estamos hablando de un gobierno que ha causado grandes crisis monetarias (enormes tasas de inflación y depreciación de la moneda) en 1876, 1890, 1914, 1950, 1952, 1958, 1967, 1975, 1985, 1989, 2001 y 2018-2023. En el proceso, Argentina se ha convertido en el deudor más grande del Fondo Monetario Internacional, que es una institución de última instancia para países que no pueden conseguir dólares en otro lugar para financiar su operación de día a día.
Sin embargo, la idea de la dolarización ha provocado un tsunami de críticas, produciéndose miles de razones inventadas para decir que es imposible dolarizar, por ejemplo, porque tiene déficits fiscales, ignorando la evidencia de que funciona perfectamente en Panamá, Ecuador y El Salvador a pesar de que todos han tenido y tienen déficits fiscales, a veces muy grandes. Todos ellos han aguantado tranquilamente y con tasas de interés mucho más bajas que en el resto de América Latina las crisis de 2008 y del COVID-19. En el tiempo en el cual El Salvador ha estado en total equilibrio monetario, con tasas de inflación y de interés entre las más bajas de Latino América, Argentina ha tenido tres crisis profundas que trágicamente han retrasado su progreso y la han convertido en un ejemplo de autodestrucción.
Entonces, ¿qué es más loco? ¿Apoyar la dolarización o insistir en que Argentina no debe renunciar a su poder para administrar su moneda, asumiendo que esta vez lo hará bien? Todos los partidos políticos y publicaciones deberían apoyar la dolarización, debidamente hecha, y buscar locura en otros lugares.
Las verdaderas locuras
La pregunta sobre la locura del Milei debe centrarse en su idea básica de que el Estado es el enemigo y que por lo tanto la sociedad entera debe organizarse alrededor de contratos entre individuos. Un ejemplo de lo que esto significa sería eliminar la educación pública obligatoria y gratuita precisamente en el momento en el que el mundo está entrando en la economía del conocimiento. Esa es, efectivamente, una locura espeluznante, en la que el Estado estaría dándole a un grupo (los padres) la capacidad de quitarles a otro grupo (sus hijos) la oportunidad de ejercer su libertad como seres humanos dignos y educados. Milei, que dice ser un fanático de la libertad, está proponiendo quitarle grados de libertad a la sociedad argentina del futuro, que se vería restringida a optar entre las limitadas opciones que da la ignorancia. El niño que pierde sus años tempranos sin educarse ve su libertad contrahecha en el resto de su vida. Tiene muy pocas cosas entre las cuales escoger.
Y no es verdad que lo que le pase a ese niño no es de la incumbencia de nadie más. Vivir en una sociedad de ignorantes es costosísimo para los que viven en ella, incluyendo los ignorantes. Esa es la base del subdesarrollo. Igual se puede decir con respecto a la salud pública. Vivir en una sociedad enferma es peligroso para todos. Los pobres nunca tendrán dinero para asegurarse una buena educación y salud, y eso los mantendrá pobres a ellos y al país. Pésimas ideas que sí son locuras.
Milei tiene muchas ideas de este tipo, desarrollando el concepto de que todo debe dirimirse en el mercado, comprando y vendiendo, que todo debe estar a la venta. El espacio de un artículo de periódico no es suficiente para discutirlas todas pero el ejemplo de la educación es suficiente. Como todos los extremismos, el del anarquismo es una locura que o no puede implementarse o conduciría al colapso de la sociedad si se pudiera. Si los medios quieren encontrar locura en la campaña presidencial argentina, deberían buscarla en aquellos que proponen mantener en su lugar el poder del Estado para crear dinero y en la concepción del Sr. Milei del Estado como el enemigo a eliminar.
Como escribió el filósofo liberal Karl Popper: “El liberalismo y la interferencia estatal no se oponen entre sí. Por el contrario, cualquier tipo de libertad es claramente imposible. a menos que esté garantizado por el Estado… Sólo un Estado controlado por ciudadanos libres puede ofrecerles cualquier seguridad razonable en absoluto”.
Lo que se necesita es controlar el Estado, no eliminarlo.
*Manuel Hinds es miembro del Instituto de Economía Aplicada, Salud Global y Estudio de Empresas Comerciales de la Universidad Johns Hopkins. Propuso la dolarización de El Salvador y encabezó la comisión que preparó y llevó a cabo el proyecto. Compartió el Premio Hayek 2010 del Instituto Manhattan.
Artículo publicado en elsalvador.com
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