Es una perversa declaración de Nicolás Maduro, reencarnado en el venezolano Juan Vicente Gómez, e imaginariamente descrito en las novelas de Miguel Ángel Asturias (El Señor Presidente) que trata de la deshumanizada dictadura de José Manuel Estrada Cabrera en Guatemala; de Mario Vargas Llosa (La Fiesta del Chivo), la narración histórica del tirano Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana donde un personaje le retrata su egocentrismo: -A usted no lo admiro, Excelencia -murmuró el coronel Abbes, bajando los ojos-. Yo vivo por usted. Para usted. Si me permite, soy el perro guardián de usted» y sobre esa confesión impondría su dictadura; y de Gabriel García Márquez (El Otoño del Patriarca), a propósito de un general que llega al poder con el apoyo de ingleses y gringos utilizando con métodos violentos su permanencia.
De la realidades políticas de una América subyugada, recordemos por sobre las ficciones literarias las teorías políticas en principio, por Nicolás Maquiavelo.
«La naturaleza de los pueblos es muy poco constante: resulta fácil convencerlos de una cosa, pero es difícil mantenerlos convencidos».
«Las injusticias se deben hacer todas a la vez a fin de que, por probarlas menos, hagan menos daño, mientras que los favores deben hacerse poco a poco con el objetivo de que se aprecien mejor». «El que no detecta los males cuando nacen, no es verdaderamente prudente». «Los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio…más reciente la tesis Pueblo, Caudillo y Pueblo del sastre ideológico argentino Norberto Ceresole, a propósito del triunfo electoral Hugo Chávez Frías en 1998…La orden que emite el pueblo de Venezuela el 6 de diciembre de 1998 es clara y terminante. Una persona física, y no una idea abstracta o un “partido” genérico, fue “delegada” -por ese pueblo- para hacer lo que le diera la gana.
De los precedentes comentarios ciertos políticos venezolanos han estado conectados en ello, para mantenerse en el poder, sin saberlas interpretar muy puntualmente, en el casos del modelo jurídico que se ha impuesto el régimen militar-cívico a tenor del penalista nazi fascista Carl Scmitt, y su tesis amigo-enemigos, este último “es una fuerza objetiva” que a juicio del jurista Ramón Escovar León:
…” quien no es amigo es enemigo; a este último hay que desarmarlo, someterlo, reducirlo y liquidarlo porque así lo exige la necesidad de la política. El dilema schmittiano cobra vida y ritmo en los regímenes totalitarios. El criterio amigo-enemigo exige el enfrentamiento permanente y el uso de la violencia hasta que se derrote al rival…En lugar de opositores hay ‘apátridas’, ‘lacayos del imperio’, ‘burgueses’, ‘traidores’ y epítetos equivalentes, es decir, seres despreciables y contra los cuales vale todo tipo de condena o castigo (El dilema amigo-enemigo y el síndrome del enemigo externo, (17/01/18) Lo que no ha entendido el régimen es que Scmitt advirtió: “El enemigo auténtico no se deja engañar… Cuidado, pues. No hables ligeramente del enemigo»…
De la perversidad humana nos habló el norteamericano Edgar Allan Poe, en su cuento «El demonio de la perversidad» referido a una especie de «agente espiritual» que desde el inconsciente, actúa en algunas personas, para llevar a cabo por «impulsos autodestructivos» que a la perversidad política se materializa en maldades, a conciencia de sus consecuencias. José Tomás Boves, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, son una tipología científicamente divulgada por el psicoanalista Sigmund Freud.
«Traidores de la patria» ha declarado Maduro. Habrase visto, semejante caradurismo, precisamente del ejecutor de la irresponsable decisión del presidente Chávez en Georgetown (2004): «Venezuela le dará petróleo a Guyana, le condonará la deuda, le hará una carretera…y no va a mencionar el asunto del Esequibo»… «El asunto del Esequibo, será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países». A su fallecimiento, con Maduro se consolidaría el otorgamiento de concesiones con lo cual «a confesión de parte relevo de pruebas» y si de traiciones se esgrime, es el momento, diría Sherlock Holmes -elemental mi querido Watson- para establecerse responsabilidades y no será cuestión de persecuciones, sino de hacerse justicia, para retomar nuestro reclamo a una injusticia en el territorio Esequibo.
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