Pararse en medio de la gran avenida 9 de Julio es sensacional, es aparentemente la avenida más grande del mundo. Incrustado en esta superavenida está el Obelisco construido en 1936 para conmemorar los 400 años de la primera fundación de la ciudad. De ahí parten una cantidad de líneas de autobuses, o colectivos como les dicen los lugareños. Ah, ¡ya han adivinado!, nos encontramos en la sultana del plata, la gran urbe capital de Argentina.
También un enorme edificio que debe de ser un edificio gubernamental está decorado con una figura enorme de Eva Perón hablando por un micrófono. Al parecer, Evita, segunda esposa del general Juan Domingo Perón, se mantiene en el corazón de muchos argentinos, y aunque su cuerpo reposa en el aristocrático Cementerio de la Recoleta, continúa viva en el corazón de muchos argentinos, votantes sobre todo, y haciendo ganar elecciones a candidatos tanto del gobierno como opositores. Existen peronistas de izquierda como de derecha, muy similar al fenómeno venezolano donde todos son socialistas, excepto María Corina Machado, a quienes le caen encima por dos razones: tiene un buen apellido o proviene de una buena familia, y promueve la economía de mercado, no el reparto de una renta petrolera que se extinguió en el año 1984.
La historia de Eva Perón es muy truculenta, hija natural de un ganadero de provincia, trató de ser una artista, pero no daba la talla, y hasta se peleó en el rodaje de una película con Libertad Lamarque. Posteriormente, enamoró al entonces coronel Juan Domingo Perón y hasta produjo un levantamiento un 17 de octubre para sacarlo de la cárcel. Al llegar Perón a la presidencia, como primera dama se dedicó a hacer lo más agradable para una populista, dar dinero y otros bienes a los pobres con el dinero de otros no tan pobres, así su popularidad llegó al cielo. Después de muerta fue embalsamada y su cadáver robado por los militares que sacaron a su viudo del gobierno, pasados los años sus restos fueron devueltos al retornar el militar populista al gobierno.
Un recorrido por las calles de Buenos Aires, especialmente por las del barrio de Montserrat, nos revela que el socialismo de Alberto Fernández y Cristina (viuda) de Kirchner produce muchos pobres. Ahí personalmente hemos visto cómo duermen en plena calle, aguantando el frío primaveral, hasta familias. Es duro no conmoverse viendo a una señora como de 50 años o más, en una silla de ruedas acurrucada junto a un gran recipiente de basura. De igual modo, al igual que en Caracas, saltan viejos y mocetones, escarbando en la basura para ver qué consiguen de valor. ¡Todo esto ante la presencia de uno de los Estados benefactores más grandes de América Latina! Las cifras revelan que casi 40% de la población constituye el amplio colectivo de pobres.
Un día acudimos al barrio de Palermo, y nos llevamos una sorpresa agradable, una zona que nos recuerda a Hamstead Heath en Londres, decenas de cafés y bares repletos de parroquianos. En uno de ellos, anunciado como un paraíso para las cervezas nos abrumaron con la variedad de clases de esta bebida. También coincidía el día con un domingo, y los artesanos ocupan algunas calles exhibiendo para la venta sus productos: correas, artículos de cuero, imágenes, etc. Al parecer, según una guía turística, Palermo es el área que concentra el mayor espacio verde de la ciudad. Es famoso por su Rosedal, el famoso Jardín Japonés —cantado en un tango—, el Jardín Botánico Carlos Thays y otros sitios de interés.
Un paseo que nunca puede faltar en Buenos Aires es un recorrido por el barrio denominado del Abasto, donde creció y vivió el inolvidable cantante Carlos Gardel, donde hay una estatua y hasta un museo dedicado a su memoria. Recuerdo que el gran escritor argentino Jorge Luis Borges comentaba que “ya odiaba la sonrisa de Gardel porque le recordaba a la de Perón”.
Otro paseo que vale la pena, o mejor otra caminata más, porque Buenos Aires siempre vale una y más caminatas, es el de Recoleta. En este barrio se encuentra el famoso cementerio comparable al del Père Lachaise en París. Ahí están las tumbas de Faustino Sarmiento, Raúl Alfonsín, Julio Argentino Roca —un Guzmán Blanco argentino— ,de Victoria Ocampo y de otros más tan importantes o menos que descansan hasta que llegue el día del juicio final. La Biblioteca Nacional con su millón de ejemplares es otro de los grandes edificios ubicados en este barrio. El edificio que alberga a esta institución es moderno, espectacular y soberbio. Lastimosamente, no vi en su salón de lectura tantos usuarios como debería tener.
La inflación creciente y esperada por el comportamiento fiscal indebido, ante un dólar que oscila entre los 290 y 295 pesos argentinos, anima al turismo. Muchos vienen hasta de Estados Unidos adonde encuentran un ambiente latinoamericano pero signado por una cultura europea, edificios antiguos del siglo XIX, comida de todo tipo y para todos los bolsillos. Como pudo decir Carlos Saúl Menem, expresidente de Argentina: “Buenos Aires siempre vale una misa”. Esta gran capital vale varias visitas y convites. Mezcla de París y Nueva York, hay para todos los gustos y agrados, paladares exigentes y populares: todos tienen cabida.
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