La mentada de madre es, para quien recibe el insulto y también para quien lo esgrime, una de las peores ofensas que se le puede endilgar a alguien, especialmente cuando se subraya el tono con la que se usa, o quizás, por su connotación sexual, pues, no es cualquier vulva y vagina a la que se refiere el que esgrime el insulto, sino que se refiere a los genitales de la progenitora del insultado. Y como ya todos sabemos, el insulto o el agravio a la madre es una cosa tremenda y dolorosa para quien recibe tamaño insulto, tal vez también por aquello de que “madre solo hay una”.
Solemos usar el “c…. de tu madre” en situaciones muy disímiles, incluso, hasta como saludo cariñoso: “Como estáis c… e’ tu madre”, tal como me saludaba, cuando muchacho, uno de mis amigos de la infancia y, les confieso, yo le contestaba igual, mientras nos íbamos a jugar pelota en los terrenos baldíos de la ciudad.
Pero aunque son muchas las ocasiones en la que esgrimimos la mentada de madre, esta asume toda su fuerza cuando la usamos como insulto (su fuerza insultante radica en la prolongación de la Ñ y de la O en un solo vocablo sostenido), principalmente, lo hacemos en dos ocasiones: en primer lugar, cuando estamos molestos con alguna persona y explotamos de la rabia insultándola con la herramienta más dura que tenemos en la boca: la mentada de madre. Lo hacemos como una ofensa que pretende provocar e irritar a quien es objeto de nuestra molestia.
Y, en segundo lugar, la usamos contra personas que consideramos crueles, malvadas, perversas. Por ejemplo, se lo leí en Twitter a un venezolano que se refería a un sacerdote expulsado de la Iglesia Católica acusado de abuso sexual contra niños. Iracundo, escribe que: “Ese cura es un c…. e’ su madre”.
En el caso del grito que escuchamos durante los festejos de la “Batalla del Lago” en “La Vereda del Lago de Maracaibo” contra Nicolás Maduro, expresado a todo pulmón por una señora: “!Madurooo! ¡C.. e’ tu madre!” lo dijo en ambos sentidos: Maduro, le produce rabia a la mayoría de los venezolanos que sufren a diario su incapacidad para gobernar, su ambición de quedarse en el poder contra la voluntad de las mayorías, la profunda corrupción que ha caracterizado su gobierno, materializado en el enriquecimiento súbito de su nomenclatura, por el empobrecimiento y ruina del país y además es considerado malvado, cruel y perverso que ha violado sistemáticamente los derechos humanos de los venezolanos (recomiendo el trabajo documental, de Víctor Amaya, en Tal Cual: “La República que tortura”).
Una vez escuchado el grito furioso de la señora que lo gritó, Maduro, irritado, sintió la rabia y el desprecio con la que el insulto fue pronunciado, camino brevemente por la Vereda, dio la media vuelta, dejo tirada a su mujer bajo el inclemente sol maracucho, se metió en su camioneta y huyó del lugar como alma que lleva al diablo.
Más tarde, ya en palacio, tranquilo y lejos de la gente que gritaba improperios a su paso, dijo que estaba satisfecho, con las expresiones de cariño y solidaridad, creo que llegó a decir amor, del pueblo zuliano para con la revolución.
Vaya manera de asumir un grito que solo expresaba falta de respeto, aversión, negación y humillación.
En todo caso, el “Maduro c…. e’ tu madre” en medio de la pesadilla que vive la gente ha sido una excelente oportunidad de, por lo menos, un desahogo.