Venezuela se ha catalogado como el país donde todo lo inimaginable es posible. Y la verdad es que es una realidad que no deja de sorprender al país y al mundo. Se han roto todos los niveles de tolerancia, la capacidad de asombro se ha perdido, los valores de equilibrio, dignidad,  ecuanimidad, respeto, ética, moral, ejemplo y consideración hacia el pueblo venezolano fueron desplazados por los antivalores presentes en el comportamiento de la clase política, convertida en promiscua por la creciente ola de ascenso de hombres y mujeres apátridas, amantes de la buena vida que desvirtuaron el ejercicio de la función pública y lo más grave, que se han hecho del mandato popular que les dio la oportunidad de representarlos para transformarlo en una gran empresa generadora de recursos y negociados oscuros que de manera grotesca, obscena y hasta vulgar, se hace pública y notoria en todos los medios que controla o chantajea  el régimen. Todo ante la mirada de un país que sucumbe en la pobreza y la corrupción, y que se resiste a un modelo, si así se puede llamar, que exalta el antagonismo al desarrollo y el progreso de una nación, con el agravante de que exporta a otras latitudes los efectos nocivos que hoy asfixian, controlan y empobrecen a la sociedad venezolana.

Se ha planteado un referéndum para consultarle a los venezolanos sobre el tema del Territorio  Esequibo, que ya había sido entregado por el régimen chavista y refrendado por diferentes causas u omisiones por el madurista, este último heredero de la primera ola de saqueo y dilapidación de los recursos de todos los venezolanos. Irresponsablemente, siguió muy bien los pasos de su antecesor y benefactor, llevando una nación rica a la ruina absoluta. Prostituyó el concepto y valor de la soberanía, hoy seriamente comprometida y violada complacientemente por naciones guerreristas y factores insurgentes que están en la mira del mundo por generar conflictos, inseguridad, criminalidad, invasión y desestabilización.

La manera sorpresiva de plantear aceleradamente esta consulta fue convenida en la Asamblea Nacional por una propuesta de los apátridas parlamentarios de la oposición complaciente y secundada por los oficialistas, refrendada por el Ejecutivo, es decir, por Maduro y sus camaradas, y finalmente avalada jurídicamente por el TSJ. Tal acción y medida para los oficialistas considerada trascendental  obedece a  una estrategia que a mi entender persigue la distracción y manejo forzado de la opinión pública para fomentar una unidad nacional que no tienen, en torno a un asunto que debió haber sido tratado con tiempo y con responsabilidad en cada una de sus fases en los últimos tiempos, en especial en la era revolucionaria que ahora trata de endosarle la responsabilidad de sus desaciertos al pueblo venezolano en un momento de severa e insalvable crisis política oficialista, que utiliza todos los medios posibles para invisibilizar el ascenso abrupto e indetenible de una candidatura opositora como la de María Corina Machado, que deja, como dicen en criollo, en la cama de los perros al PSUV, a su Polo Patriótico y al polo de apátridas que están cómodos con lo que queda de revolución y sus máximos representantes.

Como el régimen sabe que no existe interés en el referéndum y la participación prevista será baja, preparan el aparataje electoral disfuncional, que estrenan en su conducción unos rectores oficialistas, todos cuestionados y otros de sectores de oposición, de los cuales todos desconfían, para anunciarle al país de manera oportuna que participaron en su convocatoria más de 8 millones de personas. Se va a reeditar lo que pasó en las elecciones presidenciales del año 2018, cuando perdió Henri Falcón, quien obtuvo 1.927.387 votos contra Nicolás Maduro, a quien se le atribuyó una votación de 6.245.862, cuando los centros de votación estuvieron desolados en todo el país, y los expertos y la información que se filtró del oficialismo concluyó que en ese proceso no participaron ni 3.000.000 de personas. Evidentemente, abultaron las cifras para impactar a los venezolanos con un resultado imposible de haberse obtenido. La dirigencia política de ese entonces llamó abiertamente a la abstención y nadie participó en la composición de las mesas electorales. No hubo testigos ni contrapartes que cuidaran los resultados en las mesas y el régimen puso la cantidad que consideró anunciar fraudulentamente al país y se mantuvo en el poder. Los personeros que calificó de apátridas, impulsores y promotores asociados al régimen harán de contraparte y darán el visto bueno a la cifra que se anunciará a los venezolanos, que será irreal, falsaria y manipulada. Es una práctica recurrente y nuevamente aplicable ante el motivo, el diseño y el momento de la propuesta, que conlleva por su origen y convocantes a ser desatendida por los venezolanos. Un CNE desmantelado sin recurso humano eficiente y preparado, en el que 50% de sus trabajadores abandonaron sus cargos, sin recursos materiales y logísticos, hace un gran esfuerzo por mandato de la revolución para llevar a cabo esta tarea que advertimos busca descalificar con su realización y ficticia participación,  el logro de las elecciones primarias ejecutadas contra todo pronóstico, sin participación del órgano rector ni de las cuestionadas y poco valoradas fuerzas armadas.

En varios artículos anteriores he señalado a los dirigentes  con nombre y apellido y a los partidos políticos que ostentan, mas no representan, mencionando con detalles sus cercanías y empatía con el régimen de Maduro. Forman parte del sector de oposición complaciente, como de hecho lo demuestran sus acciones y su compromiso irrompible e irrenunciable por haber sido beneficiados en su ascenso al poder gracias a las estrategias divisionistas del oficialismo, que tiene a sus servicios todos los poderes del Estado. Una estrategia que sabemos les ha allanado el camino para estar en espacios estratégicos que sirven para implosionar y fraccionar la unidad nacional que vencerá al régimen en 2024. La tarea encomendada es ir contra ese propósito patriota del 90% del pueblo venezolano.

No hay que  rebuscar imágenes, solo basta ver los videos del acto propulsado por Maduro con motivo del referéndum planteado, en el que se hicieron presentes los gobernadores y algunos alcaldes que dicen ser de oposición. Muchos aseguran como justificación  que estaban allí arrodillados por las circunstancias, en estado de mendicidad, por no tener recursos para atender sus regiones. Si es cierto o no lo dejamos a consideración de la gente que en cada estado y muy¡nicipio conoce su realidad y con base en ello podrán avalar o condenar tales explicaciones.

Por otro lado, los parlamentarios y representantes de partidos presentes mostraron su nivel de regocijo, placer y adulación al darse la mano con el Sr. Maduro y me refiero a Bernabé Gutiérrez de AD con su candidato presidencial, Eduardo Martínez; José Brito y Luis Parra de Primero Venezuela; Miguel Salazar de Copei y su candidato presidencial, Juan Carlos Alvarado; Timoteo Zambrano de Cambiemos. Otro que asistió fue Antonio Ecarri, de Alianza Lápiz, también candidato presidencial. Todos en su conjunto con un mandato popular de los engañados seguidores de sus partidos de hacerle oposición al régimen, pero en realidad entregados a la gran confabulación en contra de los venezolanos, bailando el ritmo oficialista sin ninguna vergüenza.

Si evaluamos estas y otras imágenes podemos asegurar que la gran maquinaria oficialista, hoy disminuida, está siendo suplantada por sectores políticos como los que aquí y en otros escritos he señalado, que manejan la estrategia y cuentan con los recursos para luchar y entregarle la continuidad en el poder al régimen.

Es casi imposible que esta asociación política sin precedentes, antinacionalista y apátrida, logre sus objetivos. Lo que señalan las encuestas sobre el rechazo a los partidos políticos que supera el 80% se vio y cuantificó claramente en el proceso primario de la oposición efectuado el 22 de octubre.  Los venezolanos tenemos claro que la alianza que derrotará a Maduro no es de partidos, es del encuentro, entendimiento y organización entre los ciudadanos. Ya se dio un primer paso de manera exitosa y visiblemente esperanzadora. La perversidad y festín frenético de la dirigencia política cuestionada tiene su límite y el régimen lo sabe. Seguirán actuando porque ya hay compromisos preestablecidos. Nos queda, a quienes desnudamos realidades, divulgar en todos los espacios posibles y a nuestros seguidores estas informaciones que están dejando registrados para la historia a quienes pretendieron impedir -con su inhumana complicidad y avaricia- que los venezolanos pudieran recuperar su país, reunificar a la familia y forjarse de nuevo su bienestar, sus valores democráticos y derechos constitucionales.


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