OPINIÓN

Antiguas y nuevas noticias del Teatro en Venezuela (IV): El Ateneo de Caracas, historia de un corazón que sigue latiendo

por Carlos Sánchez Torrealba Carlos Sánchez Torrealba

¡El Ateneo de Caracas! En esa generosa y tenaz República Libre de los Intelectuales el teatro también tuvo su espacio. Es más, el Ateneo de Caracas, desde su fundación y hasta ahora, ha sido para Venezuela una entidad admirable donde han generado los tiempos indispensables y los espacios amables que las artes requieren. El Ateneo de Caracas, siempre ha estado liderado por mujeres ¡y por mujeres espléndidas!: María Luisa Escobar, Anna Julia Rojas, Alicia Larralde de Ferrero, Ana Mercedes de Morales, Carmen Bouza de Musche, María Teresa Castillo, Carmen Ramia, Vilma Ramia.

Para el momento de fundación del Ateneo de Caracas probablemente no formaban parte del vocabulario habitual los conceptos de promoción cultural, animación sociocultural, gerencia cultural o gestión cultural. Pero era lo que hacían y siguen haciendo estas honorables señoras con sus equipos de trabajo y sus iniciativas: promover las artes, el pensamiento libre; animar nuevos talentos para las artes; crear a partir de los sueños; conducir el torrente hacia las causas más nobles del espíritu nacional; hacer país, fortalecer en el verbo y en las acciones la noción de ciudadanía en democracia. Con el Ateneo de Caracas se verifica otra de las premisas propias del desarrollo de las artes en Venezuela y del teatro en particular: las artes constituyen una de las constantes civiles de nuestra vida nacional. Y una constante civil en un contexto signado por la hegemonía militar y por el fundamentalismo heroico es una señal de altísima importancia. Como relevante es el hecho de que han sido mujeres quienes han llevado asertivamente el timón de la institución en un mar nacional atravesado por la preponderancia masculina.

Como importantes fueron para el teatro las acciones emprendidas por Anna Julia Rojas en el Ateneo de Caracas. Anna Julia Rojas hizo contacto con el teatro siendo todavía pequeña. La familia se fue a vivir a Trinidad y allí la niña pudo apreciar las flores de Talía y los cantos de Melpómene. Las musas de la comedia y la tragedia le hicieron conocer los cuentos de Hans Christian Andersen. De regreso a Caracas estudió en la Escuela de Declamación y entonces ya no paró en sus afanes teatrales. Ya mujer, de 1942 a 1946, fue elegida como Presidenta del Ateneo de Caracas y se convirtió en una promotora gloriosa del teatro en el país: fundó la Escuela de Iniciación Teatral, dirigida por Manuel Díaz Lázaro; organizó un concurso de piezas para teatro y pidió a nuestros novelistas que escribieran dramaturgia para así enriquecer nuestro patrimonio con esas letras que se mueven con pasiones y formas sobre el escenario; organizó temporadas de teatro montando un mes a textos de autores venezolanos y otro mes a los extranjeros. Repitió en la Presidencia del Ateneo de Caracas, del 50 al 57, creando la Escuela de Formación Teatral, dirigida por Horacio Peterson; creó el Grupo de Teatro del Ateneo de Caracas, dirigido por Juana Sujo junto a Alberto de Paz y Mateos; y fue una de las promotoras del trascendental Primer Festival Nacional de Teatro.

El Ateneo de Caracas, República Libre de los Intelectuales, fue creado en 1931, con la batuta de la compositora María Luisa Escobar…. mandaba Gómez. El Ateneo nació en la parte alta de una casa situada en el centro de Caracas, entre las esquinas de Marrón y Cují. Pasó por varias otras casas que se convirtieron en sedes amables y pasajeras de la institución hasta que, en 1983, el Ateneo estrenó una nueva sede cerca de la Plaza Morelos en Los Caobos, allí en la Zona de los Museos. La obra fue diseñada especialmente por Gustavo Legórburu, reconocido con el Premio Nacional de Arquitectura por este edificio. Gobernaba Luis Herrera Campins quien entregó en comodato al Ateneo de Caracas esa nueva sede construida por el Centro Simón Bolívar donde, años más tarde, le rindieron los primeros honores al recién electo presidente Hugo Chávez en el mes de octubre de 2012; un edificio que luego fue destinado a la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTES), donde todavía funciona.

Es placentero recordar la saga del Ateneo de Caracas porque también forma parte del bosque genealógico en donde retoñarán muchos árboles genealógicos teatrales más. En el Ateneo, Isaac Chocrón estrenó sus piezas Amoroso o una mínima incandescencia, dirigida por Horacio Peterson -ganadora en 1961 en el II Festival de Teatro Venezolano-, así como Animales feroces, también dirigida por el Maestro Horacio. Román Chalbaud se desempeñó allí en el Ateneo como actor, director y encargado de la prensa; su pieza La quema de Judas fue estrenada bajo su dirección con el Grupo de Teatro del Ateneo de Caracas, en 1964. José Ignacio Cabrujas, quien ya hacía maravillas en el Teatro Universitario de la Universidad Central de Venezuela (TU de la UCV) estrenó El extraño viaje de Simón el malo en el Ateneo de Caracas. Es decir, nuestros tres grandes dramaturgos contemporáneos, formaron parte de esa aventura magnífica generada en el del Ateneo de Caracas. A los años, estos tres magníficos creadores se unirán para crear el Nuevo Grupo.

Como un abrazo sin terminar, allí en el Ateneo de Caracas -y para mencionar solo lo concerniente a las artes escénicas- se forjaron además, en el correr del tiempo, los Festivales Internacionales de Teatro de Caracas, el Proyecto Escuela, los Ciclos de Ópera Breve, el Festival Pirandello, los Festivales de Jóvenes Coreógrafos, el Festival Porte Acero, el Festival Crea Joven, FundAteneo Festival; además tuvieron allí su abrigo varios grupos e instituciones indispensables en nuestra historia teatral: los grupos Rajatabla, Naku, Contrajuego, Talento Femenino Producciones, así como el Instituto Internacional de Teatro (ITI, por sus siglas en inglés) organismo de la Unesco.

En la próxima entrega: El Nuevo Grupo, una pasión multifacética.

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