Índice Mundial de Estado de derecho

Abrazos, y pocas horas para olvidar los malos momentos del año anterior, darle una oportunidad al nuevo, que lo sepulte y abra nichos a sueños para que las cosas cambien. Los seres humanos sonríen, despliegan sus espíritus para que la esperanza anide, observan caminos diferentes como si fueran realidades al alcance de las manos.

2023 se va y abre la puerta al 2024 con cambios. Los israelíes demuestran que son una fuerza militar y de control formidable, pero que pueden descuidarse; y el fanatismo islámico de Hamás sigue impertérrito en su odio.

En Argentina, se hartaron de la corrupción peronista kirchnerista y prefirieron el destino propuesto de cambios drásticos por Javier Milei. En Bolivia la justicia sentencia que la nueva candidatura de Evo no es de ley. Ecuador eligió el camino inteligente y de progreso.

Deben cambiar de administración, estilo y desvergüenza, el enredo y los errores de los demócratas en Estados Unidos, desorientados por el empeño obsesivo de frenar a Donald Trump, haciéndolo héroe más que aspirante. La procacidad de Pedro Sánchez, pactando con separatistas, asesinos e independentistas con tal de conservar el poder en España, ante el vacío de un Partido Popular que no sabe qué hacer mientras no venga un relevo con personalidad.

En Venezuela, el castro-madurismo tiene como propio el miedo y la fuerza armada; la ciudadanía hambrienta y desesperanzada, ya no cree pendejadas. Más que la presión estadounidense, difícil de predecir entre olvidos y traspiés del presidente demócrata, el régimen venezolano anda de simulado cambio entre afanes internos, mala economía, hartazgo popular, fracasos electorales y, como consecuencia, el crecimiento de María Corina Machado, que es aclamada como la esperanza por la inmensa mayoría de los venezolanos de todos los niveles socioeconómicos.

Cada inicio brinda la oportunidad de reflexionar, aprender, cultivarse de experiencias y, en muchos casos, establecer nuevas reglas para guiar el camino en el próximo tiempo. Este proceso de reevaluación y ajuste es esencial para el crecimiento personal y el progreso de la sociedad en su conjunto. En este sentido, la importancia de abrazar un nuevo año con reglas frescas, inéditas no puede ser subestimado.

Pero, con el disipar de luces y ruidos, todo sigue igual. Los cambios no son por un día más o uno menos, sino por las obras que no son puentes ni carreteras, sino conductas y actitudes. La misma historia, toma y dame de la terquedad humana enredada entre halagos, peticiones, sonrisas y falsedades.

No cambia el mundo de un momento a otro, de un año al siguiente, la historia es una sucesión de perversidades, canalladas, mentiras, cegueras y traiciones, alargándose sobre una alfombra de indignidad. Y lo que celebramos cada noche de Año Nuevo es que seguimos vivos para ver el sol nacer el primer día del nuevo año, con la esperanza de que algo haya cambiado.

Las normas que rigen las vidas y comunidades actúan como un marco que define las pautas de comportamiento y establece los límites de lo aceptable. En un mundo de constante cambio, es importante que las reglas evolucionen para abordar desafíos emergentes y reflejar los valores cambiantes de la sociedad. Este proceso de adaptación es fundamental para mantener la relevancia y eficacia de las normativas existentes.

Uno de los aspectos más destacados de la adopción de patrones nuevos es la capacidad de ajustarse a las demandas de un entorno en permuta. La tecnología, economía y dinámicas sociales evolucionan, crecen con rapidez, y se debe estar a la altura de los cambios para garantizar un funcionamiento justo y equitativo. La flexibilidad en la formulación de políticas y adaptabilidad a nuevas circunstancias son esenciales para construir un marco legal y ético sólido.

Además, las reglas estrenadas son catalizador para la innovación y el progreso. Al reevaluar y cuestionar la normativa existente abrimos el portón a ideas frescas y soluciones creativas para los retos actuales. Esta renovación constante es vital para fomentar la creatividad y resiliencia en todos los niveles de la sociedad.

Otro aspecto es el papel en la promoción de la justicia e igualdad. A medida que la conciencia social se expande y profundiza, la normativa debe ajustarse para abordar desigualdades y garantizar oportunidades equitativas. La adopción de reglas recientes puede ser un medio efectivo para abordar problemas y construir un entorno inclusivo.

El proceso de establecer pautas y normas no debe o puede ser arbitrario ni impulsado por envites momentáneos. Requiere de un análisis reflexivo, participación de diversas voces y compromiso con los valores fundamentales de imparcialidad y equilibrio. La transparencia es esencial para construir la confianza en las instituciones y garantizar que las reglas reflejen necesidades y aspiraciones de la ciudadanía.

Un nuevo año con reglas nuevas es una oportunidad invaluable para el crecimiento y mejoría. La importancia de este proceso no debe subestimarse, ya que moldea el curso de nuestras vidas y el destino de nuestras comunidades.

@ArmandoMartini


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