Hoy, Angela Merkel, la primera mujer que asumió la jefatura del gobierno federal desde que nació el Estado alemán (1870) y el primer canciller originario de la extinta República Democrática Alemana (RDA) se despide de Bruselas, tras ser la gran protagonista de la política europea durante más de 15 años. Ante su trayectoria no podemos más que sentir fortalecida nuestra fe en la condición humana. En más de 100 cumbres libró batallas por la democracia, la libertad y por el respeto al ser humano cualquiera fuese su condición.
El final de la presidencia de Merkel en la UE se completa con los proyectos pendientes del nuevo acuerdo sobre clima, la reorientación de la política terrorista y el controversial pacto sobre migración. En esos frentes, sin embargo, la canciller alemana tiene por delante retos y desafíos, como ha sido siempre en su carrera política.
Merkel ante las dificultades asegura y confía en las negociaciones entre bastidores, considera que siempre es posible llegar a un acuerdo unánime de los 27 socios. “Al asumir la presidencia dijimos que había que salir de esta crisis con solidaridad, todos juntos. Y seguimos trabajando en esa línea”. Merkel, una política tranquila y poco proclive a las estridencias, se acercará al récord de Helmut Kohl, quien tras haber pasado 16 años al frente del país sigue siendo el mandatario más duradero de la Alemania posterior a la II Guerra Mundial. “Es esencial prevenir la radicalización y afrontar las ideologías que hay detrás del terrorismo y de la violencia extrema”.
Algo sorprendente para los latinoamericanos fue la despedida generosa y cálida del pueblo alemán, las personas, sin duda con pensamientos e ideas diferentes, salieron a los balcones de sus casas y la aplaudieron espontáneamente durante 6 minutos.
Sentimos plena admiración por el calibre ético-político de Angela Merkel que funciona como una inspiración para mirar en nuestro traspatio y buscar representaciones o liderazgos que recuerden a la señora Merkel.
Es importante reconocer, en un primer acercamiento, la generosa e inestimable labor de Susana Raffalli, nutricionista venezolana, profesional acreditada en protección, asistencia humanitaria y defensora de derechos humanos, con trayectoria profesional de más de 20 años en los ámbitos de seguridad alimentaria y nutrición pública en varios continentes.
Susana, dedicada contra viento y marea a defender, tratar de cubrir con sus alas protectoras a aquellos sectores que más sufren en nuestro país: la infancia, los carentes de alimentos y todos aquellos cuya humanidad peligra.
En 2020, Raffalli trabajó en el mantenimiento de los servicios alimentarios para ciudadanos de bajos ingresos. También se esforzó en apoyar a mujeres que padecen VIH y la población femenina en cárceles durante la pandemia. Con el movimiento Scaling Up Nutrition, aconsejó sobre cómo incorporar la nutrición a a las respuestas nacionales a la pandemia en América Central. Susana es una trabajadora humanitaria que lleva 22 años ayudando en emergencias.
Mercedes Malavé, Roberto Picón y Susana Raffalli
Si buscamos en el terreno áspero y difícil de la política nos encontramos con la figura de Roberto Picón, preso de la dictadura y difamado por el aparato comunicacional del Estado, un ciudadano que ha puesto su conocimiento y su tesón para el trabajo al servicio de la democracia. Recién designado como rector del Consejo Nacional Electoral.
Picón se muestra como una personalidad que sorprende cada día con expresiones que trascienden las trifulcas, querellas y las manifestaciones de egos pendientes de su autorreconocimiento, indiferentes a los resultados. Picón como todos los encarcelados por el régimen, lo fue injustamente, sin embargo, ha sido capaz de declarar recientemente, que no guardaba rencor alguno, pues en las situaciones más difíciles siempre hay un camino: “Yo pediría a la sociedad civil que debe permitir que las voluntades confluyan para poder rescatar la Constitución. No estamos en el camino ideal aún, para llegar a él es necesario un gran esfuerzo tanto del CNE como de toda la sociedad”.
Con un lenguaje distinto al odio y a las manipulaciones convoca a realizar la gran tarea que nos exige obtener la libertad: “El trabajo que nos viene es fuerte, intenso e implica poder hacer dentro de la institución el trabajo de equipo necesario entre personas que hemos sido adversarios en el pasado para recuperar las instituciones y detener la caída de la confianza que nos ha caracterizado en los últimos años”. Al final remata: “Creo que hay una buena oportunidad de conseguir objetivos comunes y que podamos, dentro del CNE, con todo el espectro político construir la unidad en favor de la Constitución. Usemos la capacidad de poder hablar con todo el mundo”.
Es imprescindible, de igual manera. nombrar una nueva figura política que nos llena de esperanzas: Mercedes Malavé. Oigámosla: “Hace falta tener un megaproyecto, gente que sea capaz de estar por encima de esa cotidianidad desgastante y asfixiante en que nos hemos metido, sobre todo los políticos. La fuerza para meternos en ese debate de altura son los padecimientos de la gente, no podemos vivir al margen de las grandes mayorías de los venezolanos que sufren hambre y enfermedades”.
Que nos sirvan el ejemplo de la gran estadista Angela Merkel y la trayectoria de venezolanos como Susana Raffalli, Roberto Picón y Mercedes Malavé para que recuperemos la confianza en la posibilidad de reconstruir nuestro país.