Ángel Hurtado nació en El Tocuyo en 1927. Es un destacado pintor y cineasta que ha recorrido el mundo con su habilidad en el pincel. En 1961, obtuvo el Premio Nacional de Pintura, la Medalla de Bronce en el Festival de Cine de Berlín y el Premio del Festival de Cine de Venecia en 1964. En Estados Unidos, logró dos Premios Golden Eagle en 1973 con sus documentales de arte. Fue un trabajador distinguido para la televisión francesa de 1964 a 1970 y director de arte de la unidad audiovisual del Museo de Arte de las Américas en Washington D.C. de 1970 a 1998, donde creó documentales sobre el arte en el Caribe y América Latina.
En 1995, Hurtado se estableció en la isla de Margarita, donde se dedicó a la pintura, con el paisaje natural como su temática más importante. Inspirado por el extraordinario libro de Alfredo Boulton sobre la isla, La Perla, comenzó a retratar los mismos paisajes fotografiados por Boulton cincuenta años antes. Entre estos lugares se encuentran la catedral de La Asunción, la Casa del Ayuntamiento de La Asunción, la casa natal de Juan Bautista Arismendi, el castillo de Santa Rosa, el puente antiguo de La Asunción, la iglesia de Santa Ana del Norte, las ruinas del Fortín de Juan Griego y la Laguna de los Mártires, entre otros.
Boulton, nacido en 1908 en Caracas, fue un gran promotor de Margarita a través de sus fotos, libros y su editorial Macanao. Su casa en la isla, conocida como el Museo de Don Alfredo Boulton, albergaba obras de artistas como Jesús Soto −como el gran penetrable de Pampatar−, de Carlos Cruz-Diez y de Francisco Narváez, además de muebles coloniales de gran valor histórico, incluso unos que pertenecieron a Luisa Cáceres de Arismendi.
Hurtado, con un bagaje intelectual extraordinario y como uno de los grandes pintores venezolanos, vivió en Francia durante 12 años, coincidiendo en su formación en París con Cruz-Diez y Soto. Luego, pasó 25 años en Estados Unidos como director de la unidad audiovisual del Museo de Arte de las Américas en Washington D.C. Ha vivido en Margarita durante casi 30 años, en una bella residencia junto al mar entre murmullos y cantos de pájaros, siempre al lado de su amada y recordada esposa Teresa, recientemente fallecida.
La obra de Hurtado se divide en cuatro períodos. El primero es figurativo, influenciado por su formación en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas y por artistas como Pedro Ángel González y Antonio Edmundo Monsanto. Luego, pasó a codificaciones abstractas con un uso y apalancamiento del collage. En su tercera etapa, se inclinó por un paisaje más etéreo y simbólico. Finalmente, sus obras sobre los tepuyes de Guayana son un canto a la tierra, capturando la majestuosidad de sus macizos en hermosos lienzos. En uno de mis habituales viajes a la isla, Hurtado me comentó que había sido muy feliz allí y que planeaba donar su colección privada −que incluye obras de Soto y Cruz-Diez− a Margarita.
Hablando con mi entrañable amiga Mariela Contramaestre, directora del diario El Sol de Margarita, acordamos que el amor de Ángel Hurtado por Margarita merece un museo con su nombre en el municipio Maneiro. Animo a los organismos del Estado y demás administraciones a acoger esta propuesta y asignar como sede del futuro Museo Ángel Hurtado la antigua casona que albergó la aduana de Pampatar, vecina a la iglesia del Santo Cristo del Buen Viaje u otra alternativa para su sede. Esta iniciativa contaría con el apoyo de la comunidad margariteña y contribuirá al desarrollo turístico y cultural de la isla.
De esta manera, estaríamos valorando la conducta de un gran venezolano que siempre ha querido poner muy en alto a nuestro país. Ahora, su generosidad supera su voluntad y su deseo de que Margarita florezca después de la tragedia que hemos vivido. Los margariteños recibiríamos con aplausos este gesto, que es un premio a su devoción y un ejemplo de cómo debemos reconocer a aquellos que, como Ángel Hurtado, sobresalen y contribuyen al crecimiento y la cultura de nuestra querida Venezuela.