Es una realidad que en Venezuela hay un mayor nivel de actividad y también que hay una serie de medidas, casi continuas, que van marcando un nuevo sentido de dirección; aunque también hay un pasado que muestra todo lo contrario: no solo por los resultados de un país casi destruido, sino por la memoria de las medidas que sistemáticamente se fueron tomando, pero en la dirección opuesta a la actual.
La pregunta es si este nuevo sentido de dirección tiene la fuerza como para compensar e imponerse sobre el anterior; o lo que es lo mismo, si Maduro tiene la fuerza para establecer un sentido opuesto al que impuso Chávez. Maduro versus Chávez.
Porque esta situación que estamos viviendo en Venezuela hoy, podría ser vista como el principio de la reconstrucción; porque de hecho es una reconstrucción, a partir de las ruinas de lo que supo ser Venezuela hasta el año 2000.
Si estuviera siendo desarrollada por un gobierno distinto al chavista, no cabe duda de que el mundo entero, incluyendo a los venezolanos (los que están y los que se fueron), estaría contribuyendo y acelerando procesos; trayendo inversores y créditos; abriendo mercados y consolidando alianzas. Porque hay que reconocer que gran parte de las medidas y anuncios están en una dirección que podría haber sido tomada cualquier gobierno opositor.
Pero no… está siendo desarrollada por el mismo chavismo, con un propósito de enmienda que no se declara pero que se siente. La gran diferencia está en la credibilidad y la confianza. “El mismo que te rompió la pierna en un momento, ahora te regala las muletas”. En fin, habrá que esperar y ver cómo continúa, porque bien podría continuar la reconstrucción, o bien podría regresar la revolución… Habrá que esperar, no oponer resistencia a las medidas económicas, y dejarse llevar y acompañar, porque el camino es el adecuado… por ahora.
Dicho lo anterior, hay un conjunto de medidas que se están tomando y pequeñas señales que hacen que la cantidad de agua en el vaso, que es la que es y no otra, pueda ser percibida desde el pasado de destrucción (medio vacío), o hacia el futuro de recuperación (medio lleno). Y si se mira hacia el futuro, quitándose (no olvidando) desde dónde venimos, es posible que nuestro ánimo y humor social se ponga en una sintonía diferente y comience a ser propositiva, de proponer, de verle el lado positivo, y sumarse a la reconstrucción.
Por ejemplo, el caso Sidor, que sus trabajadores dicen que opera al 5%, mientras que su gerencia –tal vez con ese mismo 5%– ve movimiento de barcos y despachos, y su flujo de caja comienza a mejorar; mientras que otros, más realistas saben que ese tipo de plantas gigantescas cercanas a la mina están en extinción (siendo reemplazadas por mini melting plants cercanas a los mercados), y que los únicos en el mundo capaces de operarlas (porque operan las otras 5 plantas activas de ese perfil) son los argentinos que sacaron en la época de Sans-Chávez.
En este caso, ver el vaso medio lleno sería reconocer que hay líneas operando, que está produciendo, que sería deseable que la empresa se divida en miniempresas por línea de producción y por productos, que las que no funcionan se liquiden, y que las que sí, pues las “desintoxiquen” y las saquen al mercado de valores. Reconstrucción porque se hace una ingeniería reversa y se reconstituye en partes operativas y partes desechables; y se ve el vaso medio lleno, porque se toma lo positivo de ese movimiento, y se trata de potenciar, para que se expanda.
Y el caso anterior, es extensible, por ejemplo, a la industria petrolera, y es un poco lo que está ocurriendo en el país como un todo; una pequeña parte que da señales, y está en nuestras manos, hacer que crezca y que se expanda.
El otro tema es el de las perspectivas petroleras positivas que inundaron el mercado con información este último par de meses. Que el aumento de la producción, que Chevron esto y que Chevron lo otro. Que la guerra, que los americanos en realidad prefieren los intereses y no les importa tanto la democracia, y que esto, y que lo otro.
Bueno, nada de eso pasó y lo más probable es que a duras penas logremos un promedio de 600.000 bpd, y si tomamos un año de 365 días, y un precio promedio de nuestro crudo sancionado, de 40 dólares por barril, entonces nuestros ingresos estarían en el orden de los 8.760.000.000 de dólares, con un tope de 10.000 millones. O sea, que nuestra economía seguiría apuntalada por el sector privado.
Con ese nivel de ingresos y con el tipo de cambio oficial retrasado (el paralelo también está retrasado porque el oficial le sirve de ancla) los bolívares de los que dispone el gobierno son limitados, y la recaudación de impuestos aún no ha sido actualizada –en forma y fondo– para sustituir al petróleo como fuente de financiamiento del gasto público.
En contrapartida, hay que reconocer que desde el lado de las finanzas públicas ha habido una disciplina inédita en el chavismo, en cuanto a limitar la emisión monetaria, mantener un alto nivel de encaje en la banca y aprovechar la inflación para licuar pasivos y compromisos. Desde ese punto de vista, esta nueva etapa “liberal” está funcionando en la dirección adecuada, dadas las circunstancias.
La salida al mercado de valores del 5% al 10% del capital de un par de empresas públicas, más que ser una fuente de financiamiento –porque es una cantidad muy limitada– es una señal de continuidad de la estrategia de liberalización.
Pero no debería ser solo eso; porque en realidad, a la vista de los números anteriores, realmente debería haber una desinversión importante de empresas en manos del Estado y ya sea que se aspire a obtener un pago a cambio, o que entreguen a cambio de una fuente genuina e importante de ingresos por impuestos, lo cierto es que, con 10 mil millones, o menos, de dólares de ingresos, no se puede seguir sosteniendo un aparato estatal de la envergadura del que tenemos en Venezuela. Porque pese a que pueda haber disminuido el gasto por nómina del gobierno central, hay una cantidad de empresas y entes descentralizados que son centros de gastos y que difícilmente puedan convertirse –mientras estén en manos del Estado– en centros de ingresos.
No hay que perder de vista que el valor de los bancos en Venezuela está bastante disminuido, y que cualquier empresa, también tiene reducida su valorización de mercado; y que si bien el pasado tiene un peso importante para la construcción del prospecto de la emisión, el futuro, los planes, la nueva gerencia, y la modernización tecnológica, tienen el peso decisivo: es muy importante hablar del futuro, y allí está la oportunidad estratégica del gobierno, para apuntalar este sentido de dirección que ha ido mostrando.
La tarea de ver el vaso medio lleno conlleva responsabilidades asociadas, porque ese “10% de las personas con mejores ingresos que concentran 40% de todo el ingreso nacional” (Luis Pedro España dixit) es quien tiene la oportunidad de expandir el PIB para lograr que cada vez más personas salgan de la pobreza. Y como son tantas (Encovi: 94,5% de pobreza y 76% de indigencia) no puede ser obra de la casualidad, ni de la inercia.
Debe ser una estrategia consensuada. No necesariamente desde la política partidista, sino desde las políticas económicas y las estrategias empresariales privadas, claro, y también de las empresas del estado con intención manifiesta de abrirse al capital privado. Porque las otras son prácticamente parte de un partido político. Y a este tema hay que despolitizarlo y despartidizarlo.
Recomendación
Al gobierno
Que sería bueno que conviertan las liberalidades “de hecho” en “de derecho”, derogando el paquete leyes, providencias y resoluciones que pudieran reaplicarse y desandar el camino que tan exitosamente hemos transitado estos últimos dos años. Sería un paso importante para ir creando un ambiente de confianza, así a los radicales de la revolución les parezca mal. Hay que definir el camino con más claridad.
A la dirigencia de la oposición
Que en paralelo a los esfuerzos de ordenar las cúpulas, se dediquen a contactar con las bases. Aunque el gobierno con el 1×10 ya les ganó de mano y va a llegar al diagnóstico de sintonía fina antes de que los opositores se den cuenta. Y esa, la de trabajar sobre los problemas concretos, era una de las oportunidades de la oposición.
A los dirigentes empresarios
Que defiendan el parque empresario existente, creando uno o varios fondos dedicados al rescate de empresas viables, pero con problemas. Hoy más que nunca hay que fortalecer lo que tenemos para usarlo como base de sustentación para cualquier expectativa de crecimiento. Uno de los destinos de esos fondos sería optimizar la utilización de la infraestructura de distribución eléctrica (residencial, comercial e industrial, liviana y pesada), como paso previo a la generación, la cual, en cualquier caso, depende de energías primarias (petróleo, gas y agua) para las cuales hacen falta inversiones mayores que en nuestras condiciones aún están lejos de acercarse, ni siquiera con los multilaterales.
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