OPINIÓN

Amenaza latente a la autonomía del Hospital Clínico Universitario

por María Yanes María Yanes

La crisis de salud sigue su declive de manera indetenible. A medida que pasan los días  no dejan de reseñarse noticias o informaciones que no solo reflejan la grave situación con relación al déficit de  insumos, medicinas o el grave deterioro de todos los centros públicos de salud, sino también al ataque del conocimiento científico o preparación académica en  todos los niveles. Nuestras prestigiosas universidades autónomas, hoy en día mermadas por la falta de presupuesto, luchan de manera perseverante para no perder el excelente nivel académico que siempre las ha caracterizado.

Pero qué se puede esperar de un “gobierno” mediocre, sin méritos y conocimientos en todos los aspectos, que tristemente ha llevado a la ruina y retroceso a un país como Venezuela, que en tiempos pasados, antes del inicio de los veinte años más oscuros de su historia, reflejaba un potencial de crecimiento económico gracias a las inmensas riquezas de las que fue dotada por la Divina Providencia y de las cuales hoy en día podríamos decir con mucha tristeza que fue despojada con el  mayor desparpajo  y descaro.

Todas las instituciones autónomas viven bajo una amenaza permanente, tal como ocurrió recientemente con el Hospital Clínico Universitario de Caracas, que se vería seriamente afectado por el nuevo reglamento general de funcionamiento que querían implementar las autoridades de este “gobierno” y que despojaría a la Universidad Central de Venezuela del hospital, sede de la Escuela de Medicina Luis Razetti y centro de práctica de todas las demás escuelas de medicina.

El funcionamiento del Hospital Clínico Universitario está basado  en un Estatuto Orgánico elaborado y dictado por el Consejo de Ministros mediante el decreto número 538 con fecha 16 de enero de 1959, el cual no se puede derogar, por lo que se mantiene vigente confiriéndole el  poder de autonomía a esta institución y por ende a la UCV. Por lo tanto, si se hubiera impuesto el  pretendido reglamento por el Ejecutivo, las autoridades pertinentes hubieran eliminado toda la docencia de pre y posgrado de la Escuela de Medicina Luis Razetti.

No obstante, ante la protesta oportuna e inmediata del Consejo de Facultad de Medicina y autoridades de la UCV, personal médico y paramédico del hospital, además del rechazo enérgico de otras instituciones como la Red de Sociedades Científicas Médicas Venezolanas, aparentemente se suspendió la imposición del nuevo reglamento, hecho que fue reiterado en una carta que circuló el actual director del Hospital Clínico Universitario, en la cual incluso manifiesta que era falso lo de la elaboración del pretendido reglamento. Nos preguntamos entonces: ¿se trató de un globo de ensayo? ¿Otra mentira más?¿Sigue la amenaza latente a la autonomía del Clínico e incluso de la UCV?

En este tipo de regímenes todo puede pasar. No contentos con esta supuesta amenaza, sabemos la situación caótica y deplorable por la que atraviesa el Hospital Clínico Universitario, y de la cual la única responsable es la desidia e indolencia del “gobierno”. Dicho hospital está sometido a una junta interventora impuesta por la Vicepresidencia de la República desde hace seis meses, lo que ya es un elemento violatorio de la autonomía de esta institución. Para colmo, la van a prorrogar por seis meses más sin haber resuelto la inmensa mayoría de problemas que presenta este centro hospitalario.

El deterioro de este centro se profundiza de manera dramática cada día: de un hospital tipo IV con una capacidad para 1.200 camas, hoy solo tiene 270 operativas, es decir, 20%. No funcionan el tomógrafo y el resonador, no hay insumos para exámenes de laboratorio, la emergencia se mantiene a duras penas, todos los servicios de hospitalización están muy afectados, la escasez de medicamentos e insumos es superior a 80% y hay un déficit importante de productos para limpieza. Además, solo hay suministro de agua hasta el piso 5 del hospital, por lo que la unidad de diálisis, que está ubicada en el piso 11, no está operativa desde enero del año en curso. Tampoco funcionan los ascensores.

En fin, da profunda tristeza ver sumido en esta tragedia al que fue uno de los hospitales más importantes y cuna de la Escuela de Medicina Luis Razetti. Por si fuera poco, iban a consolidar la pérdida de su autonomía con la imposición del nuevo reglamento, aunque esto sigue latente: la amenaza puede cumplirse en el momento menos esperado. Así son los regímenes totalitarios.