Entendemos por altruismo la preocupación que manifiestan algunas personas por ayudar a los demás sin esperar ni obtener ningún tipo de recompensa a cambio. Quienes demuestran esta actitud expresan disposición a usar su mente y sentimientos en beneficio de otros.
Esta virtud debe entenderse entonces como la voluntad de ayudar a otros desinteresadamente, sin perseguir un provecho personal, solo buscando el bienestar de las otras personas, en lugar de pensar en sí mismos. La intención es favorecer a quienes lo necesitan sin esperar nada a cambio, con el fin de contribuir al bienestar social, manifestando así solidaridad y amor al prójimo.
Entre algunas demostraciones de actos altruistas se pueden mencionar: donar objetos, regalar artículos, compartir bienes, dedicar tiempo a otros, demostrar consideración y consuelo, proporcionar resguardo y protección a los que estén en riesgo, ayudar o servir, brindar algún tipo de esfuerzo y atenciones a los más necesitados.
Cabe destacar que existe una relación entre la empatía y el altruismo, pues de alguna forma las personas se identifican o se colocan en el lugar de los desvalidos, por lo que sienten simpatía por ellos, lo cual les motiva a ayudarlos. En este sentido, el comportamiento empático es el resultado o respuesta de las emociones experimentadas.
Igualmente, existen algunas recompensas que se manifiestan al realizar acciones apegadas al altruismo, como la satisfacción personal, responder a nuestros valores y preceptos, mejorar nuestra imagen, obtener prestigio, evitar reproches o castigos sociales, arrepentimientos, mitigar las angustias emocionales internas, cumplir con las normas morales propias, entre muchas más.
Es importante mencionar que el altruismo cumple un papel fundamental, pues despierta el interés personal de ayudar y demostrar solidaridad, al observar el entorno con una óptica más humana. Sin duda, es una conducta que puede hacer un cambio en la sociedad al despertar el interés de favorecer a otros, lo cual puede motivar incluso a los más indiferentes.
Así mismo, se puede considerar que este factor está influenciado por el entorno social, pues es parte de este contexto y cuando nos encontramos con prácticas altruistas, entonces, sucede que estas sirven de ejemplo e inspiración, para que otros se sumen o multipliquen estos esfuerzos.
De esa forma, este comportamiento se puede convertir en un excelente ejemplo para implementarlo como parte de nuestra conducta personal. Si deseamos hacer una diferencia con una contribución positiva, debemos hacer de esto una práctica para generar una mejor sociedad.