OPINIÓN

Alicia Alonso, cien años

por Carlos Paolillo Carlos Paolillo

Alicia Alonso

 

Perteneció a la estirpe de las primas ballerinas assolutas convertidas en leyendas de la danza académica mundial. Alicia Alonso – vale decir Giselle, Odette-Odile, Swanilda, Kitri, Aurora, Carmen, Julieta, Yocasta o Dido – hubiera cumplido cien años de vida el 21 de diciembre.

Alicia Ernestina de la Caridad del Cobre Martínez y del Hoyo o Alicia Alonso (La Habana, 21 de diciembre de 1920 – 17 de octubre de 2019) simbolizó la pasión y el coraje. Ningún obstáculo, personal o profesional habría de impedirle lograr su cometido: ser una bailarina de excepción y liderar un movimiento artístico alrededor de la danza clásica en su país, aislado y empobrecido, cuya repercusión la trascendió a sí misma.

Predestinada a hacer historia, llegó a Estados Unidos de América a finales de los años treinta para iniciar una carrera internacional. Allí actuó en los luminosos musicales de Broadway e integró las filas del American Ballet Caravan, de la mano de George Balanchine, y el Ballet Theatre de Nueva York. La sustitución a la célebre Alicia Markova en el rol titular de Giselle durante una temporada en 1943, rodeada de un mítico anecdotario, reveló ante el público a una nueva primera bailarina y significó para ella la apropiación definitiva de tan enaltecido personaje.

Alicia Alonso vivió un tiempo aleccionador al lado de creadores de la influencia de Mikhail Fokine, Leonid Massine, Brosnislava Nijinska, Antony Tudor, Jerome Robbins y Agnes de Mille, entre otras determinantes figuras.

Fundadora en 1948, junto a Fernando y Alberto Alonso, de la primera compañía profesional de ballet de Cuba, el Ballet Alicia Alonso, debió esperar un poco más de una década para ver cristalizado el deseo de una danza clásica afianzada en su país. Ya con el Ballet Nacional de Cuba actuó en cuanto espacio imaginable tuvo a su alcance. Bailarina y miliciana, contribuyó con decisión a la inserción social en la isla de un arte de remotos orígenes cortesanos.

El ballet cubano se refleja permanente en ella. Las nuevas generaciones, incluso las más recientes, continúan formándose y bailando bajo su definitiva impronta. La obra de Alicia Alonso, que expandió por buena parte del mundo, fue el resultado de algo más que tesón y voluntad férrea. En realidad, es la consecuencia de una irreversible transferencia de saberes y sentires que ya escaparon de ella para pertenecer a todos.

Alicia Alonso

Las vinculaciones de Alicia Alonso y el ballet cubano con el venezolano fueron estrechas y datan desde los inicios de la profesionalización de este arte en ambos países, hacia finales de los años cuarenta del siglo XX, extendiéndose con algunos intervalos en el tiempo hasta el año 2008, año en que el Ballet Nacional de Cuba y el Ballet del Teatro Teresa Carreño presentaron en coproducción la versión de Alonso de Giselle en la Sala Ríos Reyna del centro cultural caraqueño.

El Ballet Nacional de Cuba inició las conmemoraciones del centenario del natalicio de su directora fundamental, que se extenderán hasta 2021 e incluyen galas artísticas, conciertos sinfónicos, exposiciones de artes visuales y documentales, proyecciones cinematográficas, programas de televisión, videos, actos académicos, conferencias y presentación de libros.

Los festejos centrales tuvieron lugar el fin de semana pasado en el histórico Gran Teatro de La Habana, que lleva el nombre de la prima ballerina.  Fue un tributo mancomunado ofrecido por el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet de Camagüey, Danza Contemporánea de Cuba, Acosta Danza y la compañía Malpaso.

Por decisión de los de las autoridades oficiales de los  países de Iberoamérica a partir de este año cada 21 de diciembre se celebrará el Día Iberoamericano de la Danza, coincidiendo con el natalicio de Alicia Alonso. Durante la primera conmemoración se llevó a cabo un foro internacional virtual que contó con la participación de Enrique Vargas, Coordinador del Espacio Cultural Iberoamericano; Carlos La Rosa, Presidente de Iberescena, Ismael Albello, profesor y crítico de danza cubano; y Silvia Montero, Directora de la Compañía Nacional de Danza de Costa Rica.

En España, donde Alonso mantuvo permanentes vínculos y fue notablemente influyente, se realizarán una serie de tributos durante el próximo año. El Teatro Real de Madrid anuncia una velada en su honor el día 10 de abril en la que intervendrán primeros bailarines del Teatro Bolshoi, el Ballet de la Ópera de París, el Royal Ballet de Londres, el Ballet Nacional de Cuba, el Ballet Nacional español y Compañía Nacional de Danza de ese país.

Alicia Alonso con Igor Youskevicht, invitados del Ballet Nacional de Venezuela. Teatro Municipal de Caracas. 1958 | Foto Pierre Mauguin

Con el significativo aniversario de Alicia Alonso, se celebran cien años de una comunión íntima con el movimiento. Sus palabras contenidas en el libro Diálogos con la danza (2004), evidencian este originario vínculo:

“No puedo precisar con exactitud en qué momento la danza comenzó a ser para mí una fuerza determinante. En mi más lejano recuerdo la acción de bailar estaba ya en mi preferencia, por encima de todos los juegos o distracciones propios de la infancia. Por eso, siento que he bailado toda mi vida”.